Detalles de una experiencia innovadora impulsada por la Oficina de Género de la Asociación de Magistrados y la Asociación Femenina de Taxistas Córdoba (Afetac). Cómo diferentes sectores pueden unirse para abordar un problema social complejo
Tres mujeres de la justicia y mujeres taxistas de la ciudad se unieron en una experiencia piloto contra la violencia de género.
Se trata de una iniciativa de la Oficina de Género de la Asociación de Magistrados de la Provincia junto a la Asociación Femenina de Taxistas Córdoba (Afetac) que nuclea a 120 mujeres al volante.
La jueza Mónica Traballini, las asesoras penales Ana Pagliano y Laura Carreté, se encontraron con taxistas de Afetac en la sede de Transmitaxi y conversaron abiertamente sobre la violencia contra la mujer, cuestión que atraviesa tanto a las que están manejando en las calles como las que están en los estrados.
El espacio convertido en una capacitación trató esta problemática desde la experiencia cotidiana y se brindó información orientadora sobre el acceso a la justicia para quienes se encuentran sufriendo este flagelo. En diálogo con Comercio y Justicia, la camarista Traballini y la titular de Afetac, Vanina Brizuela, contaron esta iniciativa inédita.
“Abordamos de qué se trata la violencia contra las mujeres, cuáles son las formas de la violencia, cuáles son los problemas que generan para las mujeres, los problemas macro y micro que hay tras este fenómeno. Con datos concretos y relacionados a la vivencia diaria. Había mujeres, y también algunos varones, identificando conceptos que estábamos dando con situaciones concretas que habían vivido ellas arriba de los taxis o en sus casas”, describió Traballini, directora de la Oficina de Género mencionada y vocal de la Cámara en lo Criminal y Correccional de 2ª Nominación de la ciudad de Córdoba.
¿Qué puntos de conexión tienen las mujeres taxistas y las del poder judicial? En este sentido, la jueza señaló: “Por ejemplo la desjerarquización respecto de sus compañeros varones; el problema de la mujer embarazada y por qué es preferido el varón porque no tiene licencia por maternidad, el tema del impacto de las tareas de cuidado y las cargas domésticas; todo eso es común, es básico en el problema de género, es transversal a todas y eso se vio”.
Por su parte, Vanina Brizuela, quien desde hace 23 años es chofer y trabaja en turno noche, graficó: “Nosotras sufrimos mucha violencia, ya sea con nuestros compañeros, o con acoso en el taxi que es un habitáculo tan chiquito. Con la capacitación pudimos saber acerca de cómo actuar, dónde ir a denunciar, y nos interesaba que los operadores, los telefonistas, también se informaran, porque cuando pasan estas cosas, no sabemos para donde disparar”.
Contó el periplo que vivió una colega que quiso realizar una denuncia ante el Polo de la Mujer. Recordó que allí no se la tomaron, le dijeron que si no era familiar o pareja no la tomaban. También intentó denunciar en dos comisarías más y tampoco le tomaron la denuncia. “En esta charla aprendimos también cómo actuar cuando un funcionario no hace las cosas bien”, celebró.
Otra de las situaciones que viven con colegas es el hecho de no dejarlas entrar en ciertas paradas, “nos hacen tapón, eso entraría como discriminación”.
La taxista rescató: “Lo bueno es saber que tenemos derechos, si bien uno lo sabe, las chicas están con miedo, no quieren ni pueden enfrentarse a ello. Es importante saber que hay alguien que nos puede ayudar, que deben ayudarnos”.
Traballini destacó que en el caso de las taxistas están expuestas por trabajar en un sector tradicional y absolutamente masculinizado, y el hecho de que algunas de ellas trabajan a la noche genera un riesgo más.
En este sentido, Vanina describió que suelen recibir violencia de pasajeros, incluso de avances sexuales.
“A mi me ha pasado que me han pagado la tarifa del taxi y después me han pedido un servicio sexual, vi al hombre incluso contando los billetitos… no hubo violencia de fuerza, no forcejeó nada, pero sí ese pedido ilógico, ¿qué le hizo pensar que yo le puedo brindar un servicio sexual? Y eso es por los estereotipos, hombres que creen que porque una mujer sale a trabajar de noche tiene determinadas características. Esto es acoso, cuando pasa eso se tiene que prender una lamparita de alerta y no naturalizarlo”, dijo la taxista.
Asimismo, reflexionó sobre el machismo y cómo ha calado en la sociedad en general y en las mujeres en particular.
Multiplicadoras de información
La segunda parte de esta experiencia fue con un enfoque más informativo, sobre alternativas que tiene una mujer en situación de violencia, a dónde tienen que ir, cuáles son los teléfonos, las direcciones. “Y también conocer que no podés quedarte con que te digan que acá no te pueden tomar la denuncia, te la tienen que tomar, y si no te la tomaron tenés que ir a la asesoría de víctima”, dijo la jueza. Sobre este punto se encargaron Ana Pagliano y Laura Carreté.
“Yo ahora sé qué decirle a una pasajera en problemas” dijo una taxista que ahora podrá transmitir qué hacer, a dónde tiene que ir ante un hecho de violencia de género.
Para la camarista, el objetivo de la capacitación se cumplió con creces porque llegó a un sector multiplicador del mensaje. “Con ese sector multiplicamos porque irradiamos hacia todos los que se vinculan con esas mujeres taxistas, sea en el taxi, en sus casas o sus relaciones personales y por lo tanto es una actividad que tiene sentido seguir apostando”.
Los sectores interesados en contar con la capacitación pueden solicitarla al mail: [email protected]
¿Y en la justicia?
En el último tiempo se registraron en Córdoba una serie de denuncias hacia jueces y funcionarios judiciales por violencia de género.
¿Dentro del Poder Judicial se animan más a denunciar? A esta consulta, Traballini respondió: “El poder judicial no es ajeno al fenómeno en general, cuando uno ve que ya hay lugares que ofrecen respuesta a ciertos fenómenos que antes no tenían, o tenían una respuesta que no era la correcta o esperable, se empieza a reclamar esa respuesta. Antes, estas conversaciones no circulaban, incluso había una vergüenza por detrás, mucho miedo a la exclusión, a ser relegadas. En el Poder Judicial está el nuevo protocolo de violencia laboral, que no solamente es de género, si bien hay unas cuestiones operativas que se están terminando de implementar, todo esto va generando una estructura y una expectativa de respuesta que antes no había. Hoy se trata de respuestas institucionales, que tienen un marco normativo y no depende de opiniones personales sobre qué es lo que se hace o que conviene o no hacer”.