ESCUCHAR
Por Javier De Pascuale / [email protected]
Son muy contadas las ocasiones en que la historia muestra un alineamiento global, sistémico, de fuerzas políticas, organizaciones sociales, agrupamientos culturales y actores económicos, todos encolumnados tras un objetivo-meta que nos une como Nación.
Quizás haya que remontarse a los tiempos de la Organización Nacional, con su generación del 80 y su proyecto de país; o pasar por la década peronista 1945-1955 o incluso, adivinar su tímida emergencia en los tiempos de la apertura democrática -tras la última dictadura militar- para encontrar escenarios nacionales en los cuales la manifestación de las mayorías es tan claramente contundente.
Se trata de ocasiones en que las urnas, las movilizaciones callejeras o diversas expresiones de la cultura lanzan mensajes de profunda significación cultural, ya que proveen a un encuentro del sentir personal con el imaginario colectivo. Ese encuentro entre la percepción propia de muchos, esa global coincidencia es la gran foto que dejó la elección nacional de ayer.
El desafío, por supuesto, tanto de la clase política cuanto del resto de la clase dirigente gremial, empresarial, social está en saber leer la verdadera significación del mensaje de las urnas, en interpretarlo en clave histórica.
Los argentinos sellaron ayer un mandato político: seguir un camino ya conocido, profundizarlo, terminar de delinear un proyecto de país y avanzar en esa línea, interpretada hoy por el pueblo como lo mejor de entre otras opciones.
No confundir ese alineamiento general con un aval sin límites a la postulación de proyectos parciales, incluso dentro mismo del proyecto nacional avalado, es parte central del mensaje comicial.
Por supuesto, las fronteras entre uno y otro no están claras y serán parte del gran debate político que vamos a enfrentar los argentinos durante los próximos tiempos.
Lo que sí está claro es que, a pesar de todas sus crisis, el devenir actual del mundo nos está dando hoy una oportunidad a los argentinos y los argentinos aparentemente estamos tomándola. Y también los cordobeses nos hemos sumado a la ola nacional, quizás para dar una vuelta de página a una historia que no siempre nos encontró en las mismas filas que el resto del país.
No confundir mensajes, no creer en avales que no están -es cierto- son parte de la foto de ayer. Pero hoy, lo que vale es la foto, una que nos muestra, después de muchos años, a todos juntos, pensando parecido, sintiendo lo mismo, esperanzados en hacer de este un gran país para nosotros y para nuestros hijos.
