La forma en la que miramos y percibimos el universo de las redes sociales y mundo virtual ha sufrido un importante cambio en la última década: con el advenimiento de Facebook en el año 2004, el nacimiento de Twitter en 2006 y el de Instagram en 2010; cambió significativamente la forma en la que consumimos información y también, las formas en las que nos conectamos con la tecnología que nos posibilita el acceso a este tipo de plataformas.
Por Matías Plaul *
Según un estudio desarrollado por la consultora Pew Research Center, 92% de los adolescentes reconocen conectarse a diario, incluyendo 24% de ellos que aseguran estar en línea constantemente, mientras que 54% de ellos admiten conectarse varias veces al día.
En la actualidad, la performance, versatilidad y portabilidad en materia de artículos tecnológicos alimenta este tipo de prácticas, sumado a la potencia de los equipos y la tecnología touch que, no sólo migró a todos los dispositivos disponibles (tablets o smartphones, ultrabooks, 2en1 y all in one) sino que también permite combinar entretenimiento y trabajo en un mismo aparato.
Se descubrió que los más chicos poseen una relación cada vez más estrecha e intuitiva con los nuevos dispositivos tecnológicos: los más pequeños crecen conectados y absorbiendo constantemente nueva información, lo que los lleva a que adquieran hábitos 2.0. Las nuevas tecnologías han tomado un rol muy importante, no sólo en la comunicación y el entretenimiento sino también en la educación, ya que se convirtieron en una herramienta significativa a la hora de buscar información y realizar tareas escolares. Además, existe hoy en día un sinfín de nuevas aplicaciones que facilitan el aprendizaje, a la vez que les permiten experimentar nuevas emociones.
Por otro lado, las nuevas generaciones son cada vez más exigentes en cuanto a productos tecnológicos, lo que origina la necesidad de crear dispositivos que, no sólo sean prácticos en su uso sino que también ofrezcan nuevas utilidades que faciliten la hiperconectividad. Eso implica un gran desafío desde la innovación y la originalidad que conlleva la mejora continua.
Que los chicos sean tan tecnológicos implica un cambio en el paradigma que, como todos los cambios, conlleva elementos positivos y negativos a la vez. No debemos ver en la tecnología un enemigo sino a un aliado que acompañe nuestro día a día, facilitando aquello que antes era más difícil. Sin embargo, es importante mantener el equilibrio. Las nuevas tecnologías e interfaces nos permiten estar conectados constantemente y tener un mayor y más rápido acceso a un mundo de información beneficioso a la hora de estudiar e investigar.
Para que todo esto sea posible, creemos que los padres cumplen un papel fundamental, no sólo desde la moderación y supervisión del uso de las nuevas tecnologías sino también como educadores en el consumo de los nuevos dispositivos, aconsejando a los más jóvenes y, por sobre todo, educando con el ejemplo.
Es nuestra tarea como adultos, mostrarles a los adolescentes el uso responsable de las nuevas tecnologías, acompañándolos. Es importante conducir a los estudiantes en sus tareas, preservándolos y protegiéndolos en el buen uso de los nuevos equipos, otorgándole el valor de una herramienta útil que les facilite la resolución de problemas.
Aprender a sacar el mejor provecho de un buen empleo de las nuevas tecnologías permite activar el aprendizaje, mientras se estimula un desarrollo entretenido. Contando con una gran cantidad de aplicaciones, portales educativos e interfaces pedagógicas, es posible impulsar el estudio desde una perspectiva que combina la diversión con la enseñanza.
* Gerente de producto Banghó