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Nuevas y ampliadas relaciones económicas con China

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Convertida en la primera potencia a nivel ecuménico, el estrechamiento de las relaciones de nuestro país con el gobierno de Beijing pasa a constituir un decisivo avance en todos los aspectos que merecen la mayor atención

Por Salvador Treber

China está situada en las antípodas de nuestro país y exhibe una muy extensa historia, pues fue la primera potencia en el escenario ecuménico entonces conocido. Fue en el año 1650, cuando sin explicaciones procedió a cerrar sus extensas fronteras y se aisló en forma absoluta.
La situación perduró hasta que, en 1935, tropas japonesas invadieron su territorio obligando a sus autoridades encabezadas por el nacionalista Chiang Kai-shek a trasladar provisoriamente la capital a una población de menor importancia. De acuerdo a las modalidades de la época, el Reino Unido ocupó y se mantuvo por un siglo con sus tropas en el puerto de Hong Kong y lo convirtió en una base naval virtualmente inexpugnable.
La derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial y el incontenible avance de las tropas chinas conducidas por Mao Tse Tung, máximo líder auto calificado como “socialista”, lograron expulsar en 1949 a los nacionalistas confinándolos a los límites de la isla por entonces conocida como Formosa (actualmente Taiwán). Desde entonces la República Popular China está en continuo crecimiento, no sólo militarmente sino poniendo el acento en impulsar un proceso de rápida industrialización hasta convertirse, a mediados del año 2015, como la primera potencia mundial.
Tal oportunidad fue utilizada para hacer saber que su objetivo “más inmediato” es elevar el producto bruto interno por habitante hasta equiparar al de Estados Unidos.
Por la extensión de su territorio de 8,56 millones de km2, subdividido en 34 provincias, aparece como cuarto después de Rusia, Canadá y Estados Unidos, pero en función de la población trepa a la cúspide del ranking con 1.387 millones de habitantes (18,7% del total mundial) y, según datos de comienzos de 2018, registró un producto bruto interno de US$13,8 billones.
También recientemente ha pasado a encabezar el listado en todo el planeta por el intercambio de su comercio exterior, pues el mismo ascendió a US$4,1 billones según los últimos datos oficiales disponibles (2017). El índice de crecimiento anual promedio durante el período 1978/2016 (38 años consecutivos) es totalmente inédito, pues llega a un admirable 9,7% que ningún otro país nunca logró equiparar.
En los últimos años, parte sustancial de sus avances se deben al impulso dado a su economía digital que, en 2018, logró asegurar 34% del P.B.I. y permite atender los requerimientos de 774 millones de usuarios de Internet y por ello su población es la más digitalizada e interconectada. Tales avances han permitido hasta ahora elevar a la denominada “clase media” a 450 millones, que tiene ingresos anuales promedio equivalentes a US$35.000.
Un claro ejemplo del accionar de sus dirigentes es el reciente programa de rápido desarrollo que se está aplicando con gran éxito en la antes muy atrasada y lejana zona de Tíbet, superando ampliamente el nivel de pobreza que caracterizó la zona durante varios siglos.
Las relaciones entre países muy distantes de otros continentes implican siempre un verdadero desafío que, pese a las notorias diferencias en cuanto a idioma, cultura y costumbres, han venido sorteando con éxito ya que en las dos últimas décadas ha sido un gran impulso y alienta a insistir en el pleno cumplimiento de tales objetivos pues sus resultados son óptimos. Nuestras relaciones con el gigante asiático se consolidaron en gran nivel al suscribirse, en 2014, acuerdos que apuntan a lograr constituir una “asociación estratégica integral” que estudia, proyecta y viene ejecutando grandes obras.

La evolución de las relaciones
Las relaciones diplomáticas de China con Argentina datan del año 1972 y las inversiones de ese origen en el nuestro ya se elevan a US$18 mil millones; mientras en Brasil se ubican alrededor de US$30 mil millones y en África están generando un verdadero “salto”.
China asumió la responsabilidad de instalar un ferrocarril que unirá un puerto etíope sobre el Océano Indico con otro muy próximo a Dakar (Senegal) sobre el Atlántico, que se presupuestó inicialmente en US$13.000 millones. Obviamente, en el ámbito ecuménico ya han pasado a ser el máximo país inversor en el extranjero y continúa intensificando su gestión al respecto. Recientemente, la exportación de carne vacuna argentina con ese destino alcanzó 47,3% de los envíos.

De acuerdo a lo expuesto, resulta obvio que en la relación bilateral debe ser necesariamente para ambas partes una política de Estado y requiere ser muy prolijamente organizada, pues a semejante distancia los errores serían altamente costosos. La distancia que entre Beijing y Buenos Aires está entre las mayores entre dos mercados y los acuerdos suscriptos en 2014 gradualmente se han ido extendiendo muy positivamente mediante múltiples diversificaciones temáticas que suman significativos resultados. Actualmente las negociaciones versan, en especial, sobre la forma de extender el intercambio a otros campos como los científicos y técnicos.
El actual embajador de China, que asumió dicho cargo hace cuatro años, en una oportunidad anterior ya estuvo destacado en nuestro país y se desempeñó como diplomático de menor rango durante la última parte del siglo pasado y conoce muy bien Argentina. Refiere que en esa oportunidad el viaje hasta nuestra ciudad capital insumió más de 40 horas y logró arribar luego de realizar varios transbordos.
A su vez, las cartas que enviaba por entonces a sus familiares llegaban a manos de sus destinatarios luego de una espera nunca inferior a un mes. Semejante lejanía, según refiere dicho diplomático, además de ser un enorme obstáculo geográfico, lo afectó muy especialmente en lo anímico y psicológico. Si se compara con los tiempos precedentes, podemos advertir que las distancias se han reducido sustancialmente en cuanto a tiempo y así pone especial énfasis en ello: “Ambos países ya no pueden considerarse lejanos, pues el desarrollo del transporte y las comunicaciones han logrado coadyuvar muy exitosamente a consolidar y estrechar vínculos”.

Los contactos presidenciales en los últimos dos años, que se verificaron en cuatro diversas oportunidades, lograron acelerar notoriamente las negociaciones y consiguieron promover en forma conjunta el desarrollo de la Asociación Estratégica Integral. Mediante ella se alcanzaron varios consensos que contribuyeron a una mayor estabilidad y desarrollo a dicho intercambio.
China es actualmente nuestro segundo mercado de exportación, preferentemente de productos agrícolas. Y también es el segundo proveedor del país y desde hace una década ha crecido progresivamente; en especial mediante productos industriales que, al incrementarse en volumen, redujeron en términos relativos los costos de importación.

Las relaciones actuales y su más probable evolución
La relación chino-argentina es naturalmente asimétrica, pero la enorme capacidad técnica, financiera y operativa del gigante asiático permite beneficiarnos por tales atributos.
El intercambio en áreas de ciencia, tecnología, formación de cuadros y educación en todos los campos sin excepción son de notoria calidad y de especial interés para los respectivos colegas chinos, que han manifestado su respeto por el nivel que han encontrado “en un país ubicado en la zona más lejana en el extremo sur del planeta”. Cabe recordar que Xi Jinping fue un firme impulsor del programa intitulado “Puente a Futuro”, con el que se ha logrado un activo intercambio de jóvenes estudiantes y potenciales líderes de ambos países.
Dicha iniciativa se enfoca actualmente en la profundidad y amplitud a temas cruciales de la Historia Universal, una detallada evaluación de los respectivos niveles de desarrollo científico y técnico, además de las relaciones de intercambio comercial.
El natural interés que ha despertado China constituye, por sí mismo, un factor que se destaca. Ello por el elevado nivel en sus universidades en las disciplinas consideradas más complejas, que generosamente aceptaron compartir a un grupo de jóvenes argentinos.
Ello explica que bajo su dirección se haya creado el Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China (Cleoec) y que su gestión se haya extendido a Chile, México y Venezuela con el objeto de acelerar la formación, en dichos países, de cuadros académicos, empresarios y políticos con una muy actualizada formación.

En oportunidad de realizarse en nuestro país la reunión con que concluyó la gestión conductiva de Argentina durante un año del G20, llamó mucho la atención la profusa cantidad de notas específicas que se publicaron en los principales diarios de nuestro país con insistentes llamados desde Pekín para intensificar los intercambios en materia educativa y la reciente intensa promoción de más becas que ha hecho.
Seguramente, en especial debe haber llamado mucho la atención un párrafo en el que se enfatizó: “Ante el avance de las relaciones es imprescindible generar confianza promoviendo proyectos conjuntos”. Para ello, sostienen, se requiere cooperar, visitarse, compartir las situaciones y el mismo destino.
Es obvio que los programas de intercambio son una práctica habitual pero sorprende el tono y los medios utilizados, pues nuestro país no constituye ni por asomo una potencia como lo es China. Por tanto, que esta se preocupe por acentuar los lazos recíprocos con nosotros no deja de sorprender muy gratamente. Es cierto que la Universidad Nacional de Buenos Aires figura como la octava más destacada Casa de Altos Estudios de toda Latinoamérica, mientras que las de La Plata y de Córdoba han sido distinguidas en los puestos 24 y 25 respectivamente. Pero ese tipo de elogios no son nada habituales y merecen ser un poderoso acicate para extremar los esfuerzos orientados a que sean merecidos tales elogios.

Dichas actitudes quizá tienen por objeto promover los centros de estudios del gran país asiático como un destino elegible en el caso de los que aspiran a graduarse en mayores y altos niveles de especialización. Ese virtual “milagro” que ya se ha concretado en Australia, país isleño tan distante del nuestro como China aunque poco poblado, que logró darle especial relieve a sus cursos de postgrado y que han atraído el interés de muchos profesionales argentinos de muy diversos campos que desean completar e intensificar sus procesos de alta especialización.
La indispensable confianza se obtiene mediante el estudio diario y requiere una férrea voluntad, el tiempo necesario y una firme decisión de auto superación que acompañe los esfuerzos de nuestros estudiantes.

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