Por Carlos Fernando Arrigoni (*)
Existe en nuestro país un altísimo porcentaje de empleo no registrado enmascarado bajo la figura del prestador independiente. Se trata de personas usualmente inscriptas como monotributistas, quienes son compelidas a facturar honorarios pese a que su prestación de servicios presenta las notas típicas de la relación de dependencia laboral (cumplimiento de horario, subordinación
jurídica y dependencia económica). Esos casos constituyen claramente un fraude a la ley laboral. Así lo expresa categóricamente el art. 14 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT).
Con motivo de la pandemia por el coronavirus y las medidas de aislamiento social obligatorio, muchos de esos trabajadores “en negro”, en su gran mayoría profesionales, han sido súbitamente privados de sus ingresos, por cuanto sus empleadores, también enmascarados en la figura del locatario de servicios, les han negado el derecho a su legítima remuneración, aduciendo que los servicios no han sido efectivamente prestados.
Esta situación se ha dado en el contexto de numerosas profesiones, pero el caso quizás más numeroso e indignante es el de los profesionales auxiliares de la medicina como fisioterapeutas/kinesiólogos, bioquímicos, nutricionistas, fonoaudiólogos, etcétera, e incluso de los mismos médicos desafectados de los grupos asignados al combate de la pandemia. Para colmo, sus empleadores siguen cobrando a los afiliados de las obras sociales que atienden la cápita correspondiente, pese a que esos servicios de atención médica no les son prestados.
Esa relación de empleo no registrado en tiempos normales reporta a los empleadores pingües beneficios, que se traducen en simétricos perjuicios para los trabajadores, quienes deben asumir de sus bolsillos el pago de sus aportes fiscales y previsionales y de su obra social; tolerar el otorgamiento o reconocimiento de vacaciones y licencias a discreción de sus empleadores y resignar el aguinaldo; y lo más grave: verse expuestos en todo momento a abruptos y arbitrarios despidos sin indemnización o compensación alguna. En muchos casos esa situación abusiva y fraudulenta se remonta a años o décadas de prestación en tales condiciones.
Pero en tiempos de pandemia, como el actual, en que esos empleadores encubiertos se rehúsan a pagan a sus trabajadores, aquello que podría disimularse como una corruptela es lisa y llanamente una actitud de miserable oportunismo. Lucran con su posición dominante y se aprovechan de la debilidad de quien sólo pretende conservar su fuente de trabajo. Para colmo el Estado, que hoy se pregona omnipresente, nada hace al respecto y tolera impasible e indiferente esta modalidad de empleo “en negro”. ¿O acaso la AFIP, con la facturación electrónica que exige, no tiene la posibilidad de detectar la inmensa cantidad de monotributistas que facturan mes a mes a un solo
“cliente” por el mismo importe?
Las miserias humanas existen siempre y en todo lugar; pero de allí a asentirlas o consentirlas en la situación actual de emergencia sanitaria, hay una distancia sideral rayana en la más abyecta indignidad.
* Abogado
Soy médica recientemente jubilada pero mantengo la matrícula x q debo seguir trabajando ya q lo q nos pagan después de 35 años de aportes es (desde el mes pasado) la abultada cifra de 23.000 $. Sin obra social y si queremos tener una con mi esposo y yo pagamos APROSS x mes 13.000$ . Trabajé durante 10 años como Médica de Cabecera para PAMI con todas las obligaciones como si fuéramos en relación de dependencia pero si te enfermas o tomas vacaciones tenés q pagarle a otro profesional q debemos buscar nosotros para q nos reemplacen . Renuncié x q me enfermé ya q trabajaba también en el Hospital Nacional de Clínicas de mi querida Córdoba ( ahí también como Monotributista así q si no trabajas no te pagan ) y eran muchas horas y mucho trabajo. Luego me quedé con mi querido Hospital y al mismo tiempo entré a una Empresa Privada de Salud ( GEA ) . Por supuesto en las mismas condiciones. En el H.N.C. completé 15 años y en GEA casi 10 años. Siempre en esas condiciones q explican en la publicación o sea q todos lo saben ya q somos Miles de medicos.A los 62 años me enfermé de Cáncer de Mama y entre la Cirugía y los tratamientos de Qx. y Rx. decidi jubilarme . Ah! no les aclaré q mi marido también es Médico y sigue siendo Médico de Cabecera desde hace 27 años ( en las mismas condiciones q todos los Monotributistas ) . En ésta Cuarentena aún teniendo 67 años tuvo q seguir trabajando o buscar y pagar otro Colega para q lo reemplace .