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Mercosur y Unión Europea: ¿Qué negocian?

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 Por José Emilio Ortega y Santiago Martín Espósito*

Dilatada negociación. Las duración de las rondas entre Mercosur y Unión Europea (UE) exceden dos décadas.
En 1995, firmaron un Acuerdo Marco Interregional de Cooperación. En 2000, se impulsa un Acuerdo de Asociación, con tres capítulos: diálogo político, cooperación y comercio.
Entre 2004 y 2010, las reuniones se suspendieron, retomando en 2011 -hasta 2012-. Con Macri y Temer, las gestiones recuperaron vigor.
Dato. Entre 2005 y 2015, las exportaciones UE-Mercosur pasaron de 21 mil millones a 45 mil millones de euros.
Además, la UE es el principal inversor en la zona. En el mismo período, las exportaciones Mercosur–UE aumentaron de 32 mil millones a 42 mil millones de euros.
Silenzio stampa. Se negocia con reserva, salvo algún aislado disparo de artificio.
De concretarse el acuerdo, será puesto a consideración pública e iniciado el trámite legislativo -evitando crear expectativas-.

Se indica la voluntad de rubricar un capítulo político y de cooperación, asegurando compromiso; subsisten discrepancias sensibles: comerciales -bienes y servicios-, medidas sanitarias y fitosanitarias, denominaciones, propiedad intelectual, compras públicas y barreras técnicas.
Cuestión agrícola. Encabezados por Francia, 11 países europeos solicitaron una prórroga de la oferta agrícola al Mercosur por considerar la Unión Europea altamente vulnerable a las importaciones de carne bovina, etanol, azúcar y aves de corral.
El Mercosur entiende insuficiente la oferta realizada -99.000 toneladas de carne vacuna, indicativa de 1,3% de la producción europea-; propone restringir subsidios a las exportaciones de productos agropecuarios -sin aceptación de UE-.
Federaciones de productores y asociaciones de consumidores europeas objetan la calidad de los procesos de producción ganadera y agrícola del Mercosur, que llevarían a una “inconsistencia” entre el nivel admitido para éstos y el exigido en UE.
Automotores y autopartes. Se plantearía una apertura gradual de disminución de aranceles del 35% a cero en el plazo de 15 ó 10 años.
Compras públicas. La UE presiona para acceder a licitaciones públicas de todos los niveles de gobierno que superen los 155.000 euros. En particular, pujan Alemania, España e Italia.
Reglas de origen. Se discuten requisitos a cumplir por productores o exportadores nacionales para tipificar productos “originarios” -favorecidos por rebajas arancelarias-; generando preocupación en los industriales del Mercosur.

Sobre las denominaciones de origen, la UE procura resguardar indicaciones geográficas consideradas propias y que en el ámbito del Mercosur -particularmente en Argentina-, se utilizan como genéricos – por ejemplo, el queso parmesano no podría ser llamado como tal si no proviene de Parma, Italia-.
Medios internacionales. En general, adoptan una posición favorable y prudente. The Economist (británico) señala las oposiciones francesa, irlandesa y polaca al incremento de la importación europea de productos agrícolas, sugiriendo firmar antes de las elecciones presidenciales de Brasil.
Menciona las expectativas uruguayas por lograr un acuerdo comercial con China, lo que mantiene alerta al resto de los socios. Otro medio inglés, The Guardian -más progresista- se enfoca en Irlanda, señalando que un posible acuerdo comercial, sumado al brexit, podría acarrear consecuencias devastadoras para su economía.
El diario francés Le Monde Diplomatique señala los abucheos que recibió Macron en su primera visita como presidente en el Salón de la Agricultura de París, donde el sector agrícola mostró su descontento al expresar que una cuota anual de 70 mil toneladas de carne bovina libre de aranceles daría lugar a una situación de competencia desleal al considerar que en materia de producción de carne, el Mercosur adopta criterios sanitarios y de calidad menos exigente que en Europa.
Vaticina unas negociaciones más que complicadas en este punto por la fuerte presión del sector agrícola francés e irlandés.
Der Spiegel (Alemania) cataloga al entendimiento como beneficioso, complementario para ambos bloques al proveer UE manufacturas y el Mercosur sus tradicionales commodities y derivados.

Se muestra entusiasta frente a la posibilidad de que la UE participe en las compras públicas licitadas desde países Mercosur.
Deustche Welle señala, en cambio, el “desacuerdo profundo” de la presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA), Christiane Lambert, con el presidente francés, Emmanuel Macron, hoy a favor del acuerdo. Según Lambert, 20.000 a 25.000 granjas podrían desaparecer.
Desde la Gran Manzana, The New York Time -más optimista- expone los beneficios del acuerdo para ambos bloques, que podrán ampliar su cuota agrícola, en el caso del Mercosur, y la automotriz, en el caso europeo.
Enfatizan la perspectiva favorable para UE, en caso de concretarse, y destaca cómo la política proteccionista de Trump influyó para facilitar el diálogo entre la UE y el Mercosur, y dio pie para el inicio de las negociaciones entre este último y Canadá.
Incógnita. Sin confirmarse los pormenores del trato, que para su perfección quizá requiera de otras rondas, la industria del Mercosur ha expresado sus reparos y hay riesgos grandes en materia automotriz, calzado, textil y juguetes.

Además, la mayor demanda externa de los productos agrícolas y alimentos, tendrá un primer impacto en los precios domésticos de éstos -siempre ha sido así, y no es el mejor año para más aumentos-.
Un capítulo de servicios y la participación “liberada” en compras estatales, puede generar dificultades en materia bancaria, seguros, logística, diversos rubros asociados a la salud, provisión de consultorías e incluso la enseñanza universitaria, en particular de posgrado.
Cordura. Más allá de las oportunidades señaladas, no se advierte cómo se revertirá el rojo en los saldos regional y nacional, lo que no parece preocupar al gobierno; su reiterada intención de ofrecer a la Argentina como “supermercado del mundo”, exige no sólo variedad y buenos precios en las góndolas, sino una consistente infraestructura, solvencia operativa y servicios suficientes para consolidarse como mejor opción. En ese sentido, el acuerdo con la UE es importante, pero la ansiedad por lograrlo no debería postergar a la sensatez y la perspectiva.

* Profesores UNC.

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