Por Luis Carranza Torres* y Carlos Krauth **
Todos los fines de año nos agarran a las apuradas y corriendo y el Congreso de la Nación no es la excepción. Estamos acostumbrados a que los últimos días de sesiones se aprueben una cantidad de leyes que casi pasan inadvertidas para los ciudadanos comunes.
Este año no fue la excepción; sin embargo uno de los proyectos a tratar sobresalió entre los demás y tuvo una gran repercusión pública: la modificación del impuesto a las Ganancias. Sin embargo, en la misma sesión en la que se aprobó la modificación, corrió la misma suerte un proyecto que llevaba varios años de espera: el proyecto del ley sobre accidentes o delitos viales.
La iniciativa de la reforma fue impulsada durante más de 12 años por la ONG Madres del Dolor, quienes, en su preocupación, entre otras modificaciones reclamaban castigos más severos para los que participaran en accidentes viales en estado de ebriedad, exceso de velocidad o se escapan del lugar del accidente abandonando a sus víctimas.
La norma va dirigida en esa dirección ya que los conductores que ocasionen la muerte de una o más personas tendrán penas de tres a seis años. No será un delito excarcelable si se comprueba que el conductor manejaba alcoholizado, o que dejó abandonada a la víctima o que transitaba a 30% más de la velocidad máxima permitida. En el caso de los choferes del transporte público, las condiciones son más exigentes en cuanto al grado de alcohol en sangre permitido ya que la pena se aplica si lo hacen con 0,5 gramos por litro.
Una de las impulsoras de la reforma, Viviam Perrone, madre de un joven que en 2002 fue atropellado y abandonado por un conductor que escapó, dijo al respecto: “Sé que esta ley es la base, vamos a seguir adelante. A partir de ahora, atropellar en estado de ebriedad o con exceso de velocidad o que se escapa y dejar tirada a la víctima en la calle, es un agravante”, enfatizó. Además, dijo esperar “reducir la cifra de 25 personas por día que mueren en hechos viales” y aseguró: “No me voy a olvidar de todos los que nos tomaron de la mano y nos dijeron ‘se va a producir un cambio”.
Cabe recalcar que el total de muertos en 2015 en Argentina por causa de accidentes de tránsito (el de este año no se cerró todavía) es de 7.472, a un promedio mensual de 622 vidas. Del año 1992 al 2015, es decir aproximadamente en el último cuarto de siglo, año más, año menos, un total de 182.522 personas perdieron la vida en accidentes de tránsitos. Algo así como sumar la población de Río Cuarto y Alta Gracia. O más del diez por ciento del total de la ciudad de Córdoba.
Con una norma similar, en España se pudo reducir de 7.000 a 1.600 las muertes por causa de accidentes de tránsito en los últimos años, señalaron diversas fuentes de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados, donde se trató el proyecto.
No todos son tan entusiastas. El presidente de la organización Luchemos por la Vida, Alberto Silveira, expresó a Télam: “Es un cambio positivo, pero esperábamos algo más profundo, ya que no se incorporaron los delitos relacionados a seguridad vial, que son los que pueden evitar muertes. Se legisló para cuando ya la muerte ocurrió”.
Sea que veamos la parte llena de la copa o la vacía, de pocas cosas caben menos dudas respecto de que la cifra de muertos por accidentes es uno de los grandes temas de nuestra realidad. De esos que son realmente importantes, aun cuando se tienda a ignorarlos.