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La palabra y la pregunta

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Por Silvia Elena Capetinich

Llega al Centro Judicial de Mediación un expediente caratulado como “indemnización por muerte”. En cumplimiento del deber de confidencialidad no se revelan los verdaderos nombres de las personas ni los de sus abogados.
En ocasión de la primera audiencia, el equipo de mediadores se prepara al efecto, revisa la descripción del hecho plasmada en el formulario de solicitud de la mediación tal como lo establece la ley Nº 10543 y advierte que se trata de un reclamo planteado por los padres de un joven de 18 años de edad, fallecido en un accidente de tránsito. Se produjo la colisión entre un vehículo manejado por José (32), con la moto conducida por Pablo, quien murió en ese momento.

Se presentan para la mencionada audiencia Carlos y Andrea, los padres de Pablo, acompañados de su letrado patrocinante. El equipo de mediadores verifica que no fue posible notificar al requerido, ya que el notificador no encontró el domicilio para dejar la cédula.
Se decide comenzar con el proceso, aprovechando la presencia de los requirentes y acordando con el letrado que llevaría a cabo las diligencias necesarias para identificar el domicilio del requerido con el fin de efectuar una nueva notificación. Además se acuerda citar a la compañía de seguros “Beneficio Cía. de Seguros SA”.
Se plantean los siguientes interrogantes para el equipo de mediación: ¿Cómo generar confianza y empatía con Carlos y Andrea, quienes atraviesan una situación tan impactante como la muerte de su hijo?; ¿Cómo lograr en ellos una actitud receptiva que permita abrir un espacio de claridad en sus mentes y en sus emociones? ¿Cómo conducir el procedimiento de manera eficaz para obtener los mejores resultados?
Dos herramientas de los mediadores para llevar adelante su cometido son la palabra y la pregunta. La palabra, en un primer momento, permite contextualizar y expresar la situación vivida y las emociones experimentadas por Carlos y Andrea. Nominando la experiencia, es decir nombrándola, ellos se conectan con esa vivencia y eso abre el camino para poder verla y trascenderla.
Ellos se conmovieron al recordar el suceso. “Nos destrozó”, dijeron. Andrea, aunque movilizada, se mostraba serena. El papá del joven estaba aún muy conmovido. Expresaba dolor, bronca, sufrimiento; contó que “se encerró y estuvo cinco meses tomando”.

Los mediadores les explicaron que en la mesa de mediación podrían encontrarse con José, quien embistió la moto. Carlos se sorprendió -pues no imaginaba que estaría allí- y dijo: “Si lo veo, lo tiro por la ventana”. En cambio Andrea manifestó que ella sí quería hablar con José. Que le diga cómo fue, qué pasó. Agregó además que uno de los hermanitos de Pablo tuvo trastornos y debió ser asistido con tratamiento psiquiátrico.
Otro aspecto que los mediadores hicieron conocer a Carlos y Andrea es que se reclamaba una suma de dinero millonaria para reparar el daño generado por la muerte de Pablo. Era un tema del que “no habían hablado”, según expresó el abogado que los asesoraba.
Los mediadores se cuestionaron: ¿Cómo conseguir que Carlos y Andrea aprecien una suma de dinero, concreta, determinada y limitada como reparación de su enorme y sentida pérdida? ¿Cómo generar en Carlos una actitud distinta de aquella de ser “víctima de la situación”? ¿Cómo lograr una actitud de aceptación de la muerte de Pablo; atravesando la rabia, sin rencor?
Luego, la otra herramienta muy importante y estratégica para un mediador es la indagación. Mediante la pregunta se penetra en el interior de las personas, posibilitando la toma de conciencia de la situación. La pregunta permite que quienes son interpelados encuentren la función que tiene esa experiencia en sus vidas, es decir ¿Para qué está en sus vidas? ¿Qué tienen que aprender de ella? ¿Qué deberían cambiar?
El equipo de mediadores preguntó a Carlos y a Andrea: “¿Cómo piensan que José pasó todo el tiempo desde que ocurrió el accidente? ¿Qué sentirá? ¿Cómo llevará adelante su vida laboral, familiar…?”

Se preparó el espacio para una conversación y se cerró la primera audiencia con el compromiso de retornar a una segunda reunión en la que Andrea conversará con José. Para ello se les invitó a reflexionar sobre: ¿Qué necesitan pedirle a José? ¿Qué creen que José puede ofrecerles? ¿Qué están dispuestos a brindarle a José?
En la educación formal se instruye para aprender a escribir y leer, se dice que el escritor es un artista que practica “el arte de escribir”. Se hace imprescindible que, refiriéndonos a la palabra, también sea un arte el escuchar y el hablar y que el mediador sea el artista que lo practique en su quehacer.
“Elegir las palabras adecuadas en cada momento es un ejercicio que nos puede transformar la existencia o abrirnos puertas a escenarios interiores y exteriores que jamás hubiéramos imaginado:” (Rovira A. -2010- Las palabras que curan).

 

Comentarios 1

  1. Paulina Baños says:

    Muy lindo articulo, la pregunta una herramienta fabulosa que tiene el mediador para llevar a la persona a reflexionar y a pensar en situaciones y wscenarios que jamas se hubiesen imaginado

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