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Ingeniero nulo

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 Por Sergio Castelli* y María Constanza Leiva**

Seguramente, cuando los profesores en la universidad hacen las recomendaciones propias en el marco de las tesis de grado, sobre las precauciones necesarias en la propiedad intelectual, nunca se imaginaron que el plagio podría llegar tan lejos como el caso que tuvo lugar en la Universidad Tecnológica Nacional de San Francisco.
Y es que dos estudiantes fueron condenados por plagio, ya que en su tesis de grado copiaron un proyecto industrial de propiedad de una empresa en la que uno de ellos había estado trabajando con anterioridad.

Todo comenzó hace casi 11 años. La firma IGB SA, radicada en Laboulaye se dedica especialmente a la fabricación de equipos electrónicos, particularmente al desarrollo de balanzas y básculas. En el año 2008, la firma comenzó a desarrollar una balanza inalámbrica con ciertas innovaciones. Para ello, solicitó financiación y, como requisito, la empresa financista le exigió contar con ciertos técnicos en el equipo. Así incorporó a Mario Virgilio como técnico electrónico.
Mario, quien se encontraba en la etapa final de la carrera de ingeniería electrónica, habría copiado el desarrollo innovador de propiedad de IGB SA para asumirlo como propio junto con su compañero Darío Bonino. La tesis, aprobada con excelente calificación, habilitó la entregó el diploma. Y se les otorgó a ambos estudiantes el título de ingenieros electrónicos.
Mientras tanto, el hecho fue descubierto por IGB SA por intercambio de información con otras personas y empresas locales, quienes habían recibido propuesta comercial referida a dicho producto.
El caso llevó casi diez años de investigación en la justicia, hasta que el pasado 12 de febrero la Cámara Criminal y Correccional de San Francisco se expidió al respecto, emitiendo sentencia condenatoria a los estudiantes, quienes quedaron obligados a resarcir económicamente a la empresa y realizar trabajos comunitarios por un plazo de seis meses. Todo ello sumado a la declaración de nulidad de su tesis por parte de la universidad, lo que conlleva la anulación de sus títulos de grado.
El abogado representante de la firma querellante sostuvo que lo relevante de esta causa es que no existían antecedentes judiciales de este tipo en nuestro país. Carlos Romero Victorica expresó: “No hay jurisprudencia sobre este tipo de hechos. Incluso la UTN nos dice que nunca le pasó algo así”. Tal como indicó Romero Victorica en su conversación con los medios, la tesis fue plagiada totalmente, no solamente en la parte sobre el desarrollo de la empresa IGB SA, sino que también hace referencia a un lenguaje de programación que es de unos autores de España. “Es un copy-paste”, aseguró el abogado.

Es necesario resaltar que la resolución de este caso, si bien fue favorable, demandó más de diez años en la Justicia. Y es necesario plantearse el interrogante: Si la Justicia demora diez años, ¿sigue siendo justicia?
Las herramientas que brinda la legislación para proteger la propiedad intelectual son eficaces, pero las herramientas que tiene la justicia para asegurar el cumplimiento de dicha legislación no. Por lo tanto, el ordenamiento se encuentra de algún modo lisiado, incompleto.
Esta situación se repite en muchos otros casos, las leyes se ven muy bonitas pero si para su aplicación debemos aguardar un extenso y costoso proceso judicial de al menos una década, ¿vale la pena la protección legal o es más cómoda la ley de la selva?

* Agente de la propiedad industrial ** Abogada

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