Ese pequeño país, de enorme y muy honroso historial, afronta en la actualidad las exigencias de someter a su pueblo a una durísima prueba por entender que lo pretenden obligar a tomar el camino del máximo sacrificio.
El llamado Grupo Euro está constituido por 19 países de Europa Occidental y Central que han sustituido sus monedas nacionales por una única que han denominado “euro”. La conducción la desempeña un consejo con sede en Bruselas pero, por su poderío intrínseco, las posturas de Alemania y su primera ministra, Angela Merkel, suelen prevalecer sobre todo los demás. También en ese ámbito funciona el Banco Central Europeo, que financia emprendimientos e inversiones dentro de esa área.
Quizá el “hueso más duro de roer” que enfrenta desde su constitución lo constituya actualmente el gobierno de Atenas, que no quiere volver a repetir la inútil y sacrificada experiencia que vivió cuando le impusieron un “ajuste”, en situación semejante, durante el año 2011, el cual -lejos de traer soluciones- agravó muy seriamente las condiciones reinantes y sólo sirvió para liberar a los bancos de un deudor poco confiable, transfiriendo sus acreencias.
Incluyendo todas las islas que la rodean, Grecia totaliza una superficie de 131.957 km2 y 13.376 km de costas sobre la denominada península Balcánica, bañada por los mares Mediterráneo, Egeo y Adriático. Su período de máximo esplendor, en que fue el “faro más luminoso” de la civilización, se verificó en el siglo XX AC aunque debió afrontar múltiples batallas con Esparta, en la península del Peloponeso y las huestes de Cartago, en el noroeste de África, que le disputaban el liderazgo.
Su tránsito a la inmortalidad no fue consecuencia de sus conquistas armadas, que extendieron el poder hasta Asia y Egipto, sino de la riqueza del pensamiento que diseminaron sus filósofos, tales como Homero, Sócrates, Platón y Aristóteles, junto con las múltiples joyas arquitectónicas y magistrales esculturas.
La Grecia actual y sus múltiples problemas
El Gobierno heleno, dirigido por Alexis Tsipras, también titular del partido de izquierda, Syriza, prometió solemnemente encontrar soluciones y -con sus dichos de campaña, que le sirvieron para atraer buena parte del caudal de votos que ostenta- trató de encontrar soluciones aceptables. Tal cosa no parece nada fácil pues deben confrontar con una dura troika, muy poco habituada a hacer concesiones, que enarbola sistemáticamente la exigencia de “ajustarse el cinturón” todo lo sea necesario pero no para mejorar las condiciones de vida sino para pagar puntualmente a los acreedores.
Debe tenerse muy en cuenta que la mayor parte de su territorio escarpado y montañoso, sólo con 8,3% de su superficie apta para la agricultura no cubre las necesidades básicas de toda la población. El presupuesto público recepta en medida mayoritaria los ingresos derivados del turismo, que había llegado a seducir a más de 6,7 millones de visitantes anuales, complementados con la actividad pesquera junto con las exportaciones de minerales y productos químicos.
El Grupo Euro ha designado al FMI para fiscalizar el desempeño del gobierno griego junto con el Banco Central Europeo y el titular de la Comisión Europea para que lleven adelante los planteos según su versión sobre toda otra alternativa; encargándoles también que promuevan todas las acciones que crean necesarias al efecto. A su vez, el manejo de todas las negociaciones se delegaron en el FMI, sabedores de la inflexibilidad con que siempre ha encarado este tipo de actividades.
Intervención decisiva de EEUU
Al advertir el giro que podía conducir a una posible ruptura que no sólo comprometería a los griegos sino a todo el Grupo Euro y, de rebote, a las principales economías del sistema capitalista, EEUU no dudó en intervenir, instándolos a que encaren un esquema serio para la salida del callejón, pues -de otra forma- inyectaría en muy alto grado una peligrosa incertidumbre en todo el área e incluso en el seno de la Unión Europea (28 países); arriesgando en demasía los “intereses mundiales de Occidente”
Tsipras, por su parte, los acusó de intentar “humillarlos”, presionando mediante nuevos sacrificios, lo cual implicaría “poner de rodillas” a su país; posición que no estaba dispuesto a precipitar bajo ninguna instancia. No sólo eso; recordó que en los debates previos al acto electoral recibió un mandato del pueblo, que consiste en “terminar con la política de austeridad”, dado que para nada ha sido útil, salvo para hundirlos más aún en la miseria, todo lo cual fue ratificado por 61,3% de los votantes en el plebiscito del pasado día 5.
Además, acusó directamente al FMI de “tener una responsabilidad criminal en el tremendo deterioro que vive su país”. Recordó asimismo que, sólo en los últimos seis meses, abandonaron suelo griego 400 mil extranjeros y 250 mil compatriotas; todo por lo cual se permitía preguntar angustiosamente “¿hasta cuándo y dónde nos piensan empujar a estrangularlos financieramente?”. Siendo la Unión Europea gestor activo de ello, al no ofrecer el alivio indispensable, conminó a que “Europa decida sobre el futuro, no sólo de Grecia, sino de la eurozona con mesura y equidad si realmente quieren asegurar, como sostienen, realmente el futuro de Europa”. Por su parte, el Departamento del Tesoro de EEUU, por medio de su titular, Jack Lew, enfatizó que es indispensable llegar a un “compromiso pragmático”.
Resulta obvio que en la emergencia se está “caminando sobre la cornisa”, con el alto riesgo que ello supone, pero los máximos funcionarios de Atenas están convencidos de que no tienen mejores alternativas que obtener un tratamiento global especial, porque no encuentran ninguna posibilidad de extender de a uno por vez, los sucesivos compromisos que han comenzado a vencer. Los acreedores tienen como titular y líder indiscutido a los funcionarios del FMI. La primera prueba de fuego lo han constituido los tres vencimientos de junio pasado (permitían la opción de que sean cancelados conjuntamente y sumaban US$1.600 millones) el 30 de junio. En esa fecha no se pagaron y el país quedó, por lo menos constituido “en mora”.
Pero en julio los respectivos compromisos (cinco entre el 5 y el 20 de ese mes) suman otros 6.050 millones de euros, que tampoco se pudieron cumplir. Reiteran que no hay ninguna posibilidad de hacerlo y lo que necesitan es una ampliación generalizada de plazos, quitas de por lo menos una significativa proporción de los Intereses y amplios nuevos plazos que no puede ser inferior al 30%.
La última propuesta de Grecia
Con los minutos contados, Tsipras presentó una propuesta complementaria que promete hacer grandes ajustes para lograr un refinanciamento de 86.000 millones de euros. Ésta también resguarda las asignaciones vigentes de todos los jubilados y pensionados, salvo los 80.000 que son titulares de los mayores importes individuales en esta materia. Acepta, además, tratar de llevar el superávit del presupuesto primario a uno por ciento del PBI, optando por bajar de un millón de euros anuales a la mitad como límite para las empresas que quedarían exentas de un nuevo tributo por crearse, incrementar el IVA a una serie de productos seleccionados y diferir hasta comienzos de 2016 el comienzo de los recortes en las pensiones que fueran alcanzadas con las modificaciones en sus respectivas cargas tributarias, así como recortar en fuerte proporción los gastos de defensa.
Esta propuesta fue calificada por expertos griegos y europeos como “muy posiblemente, la última chance para desbloquear las negativas precedentes”, dando paso a “una alternativa cierta de desbloquear un programa de rescate”.
Tsipras hizo la respectiva presentación, que denominó de “solución definitiva”, advirtiendo de que contiene el máximo de obligaciones que está dispuestos a asumir y que, de no tener una aceptación integral, los obligaría a entrar en “default” y precipitaría el retiro de Grecia del Grupo Euro e incluso, muy probablemente, también de la Unión Europea. Mientras tanto, las manifestaciones populares en la plaza sita frente al Parlamento en Atenas se suceden a diario, tratando de testimoniar el apoyo al primer ministro para que no acepte más exigencias.
Por otro lado, el primer ministro no se ha dormido y ha comenzado a intensificar las conversaciones que desde hace un par de meses inició con Vladimir Putin, quien ha ofrecido apoyo e incluso prometió reorientar con ese destino los flujos de turistas rusos; teniendo muy en cuenta que dicho rubro constituye la principal fuente para asegurar la indispensable disposición de divisas. La gravedad del momento exige un máximo de prudencia y ambos bandos lo saben. En ese contexto se recibió en Atenas una declaración de apoyo por parte de China que nadie puede ignorar por su significado intrínseco.
Sin embargo, Tsipras no las tiene todas consigo. Al presentar los lineamientos del acuerdo, cediendo ante las presiones de la troika junto con Alemania, dentro de su propio partido y en el Parlamento, muchos diputados mostraron gran indignación por las concesiones que ya se han hecho, especialmente la suba de la carga tributaria y que se grave una parte de las pensiones. El legislador oficialista y vicepresidente del Parlamento, Mitropoulos, con enorme énfasis señaló que cree “muy difícil” que se vaya a aprobar este programa. “El primer ministro debe informar primero a nuestro pueblo por el fracaso de las negociaciones que terminó con este resultado”, agregó. Cerró su exposición subrayando que lo actuado “no se ajusta a los principios de la izquierda. Esto es una masacre social y ellos (por los legisladores), no pueden aceptarlo”. Pese al “clima generado” gracias al voto de la oposición de centro y derecha, Tspiras logró el voto positivo para “el rescate financiero”.
Por otro lado, los depositantes no trepidaron en tratar de retirar masivamente sus depósitos por varios miles de millones de euros; pero fueron “frenados” por la imposición de un “corralito” que reduce la posibilidad de extracciones. A su vez, todos los bancos que operan en el territorio griego han tenido que reducir su operatoria en forma compulsiva. Además, se suceden multitudinarias manifestaciones de toda la población.
Seguramente, con esta actitud, Tspiras fulmina su prestigio y la continuidad de su carrera política y acentúa las diferencias con los legisladores de su mismo partido, pese a que el citado legislador Mitropoulos sostuvo: “No creo que lo principales legisladores de Syriza quieran ser responsables de la caída de un gobierno de izquierda con apenas cinco meses en el poder y de un primer ministro que cuenta con un apoyo popular”. Obviamente, todo esta por verse.