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Escenario y perspectiva de la economía latinoamericna

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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El año 2015 ha sido calificado por los diversos organismos internacionales especializados como de escaso nivel global de crecimiento; y prefieren pensar en cierta mejoría – aunque moderada- recién para 2016.

En la asamblea identificada como de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) se transmitió la honda preocupación que existe respecto a las perspectivas de la economía ecuménica. Durante más de medio siglo el ritmo dado al comercio internacional se convirtió en un virtual lubricante e impulsor, conducido en sus lineamientos principales por la Organización Mundial del Comercio (OMC). En ese amplio lapso las exportaciones se convirtieron en el máximo mecanismo de crecimiento, pues se multiplicaron nada menos que 35 veces.

Pero esa situación ha variado y con el año 2015 se completarán cuatro consecutivos de bastante menor crecimiento; es decir, sensiblemente por debajo de la media precedente, ya que se espera, según el cálculo recientemente corregido, que se verifique como tope máximo una tasa positiva promedio de apenas 3,3% y se anticipa que en el año subsiguiente (2016) la mejora será mínima, pues se supone que el incremento no excederá 4%. Se admite sin rodeos que la menor dinámica del comercio exterior incide en forma decisiva.

Los analistas adjudican esa situación a una combinación de factores que frenan todo intento de recuperación. La Conferencia Internacional de Comercio, convocada a fines de 2013 por la OMC en la ciudad de Bali, ya advertía de que la caída, entonces reciente, se mantendría alrededor de esos muy bajos términos quizá hasta fin de la década, y esa visión ha resultado certera. Las medidas ideadas para dinamizar el comercio, coadyuvar a que los países no suficientemente industrializados adopten iniciativas que los promuevan y la colaboración dirigida hacia ellos hasta la fecha han dado un mejor resultado, aunque bastante magro. Su evaluación y probables nuevas iniciativas se preparan para que sean debatidas en la próxima cita, a verificarse durante el mes de diciembre en Nairobi.

La problemática de las grandes potencias
Si se procede a examinar el caso de Estados Unidos se advierte una cierta recuperación después de siete años de letargo. En efecto, 2014 había cerrado con una mejora interanual de sólo 2,4%, pero se aguarda que en 2015 se verifique una posible suba que lleve dicho indicador a 3,5%, lo cual implicaría, después de ese prolongado estancamiento y tasas muy desfavorables, que retornarían a un ritmo “normal” que permitirá absorber sin dificultad el incremento neto y vegetativo de la oferta laboral, característico de una economía saneada.
Bastante menos convincente es el panorama de Europa Occidental y Central, pues el año pasado apenas se verificó una suba global de 0,8%, y en el presente nadie se anima a suponer que podrán superar una media por encima de 1,2%, pese a que el objetivo es harto modesto. Conscientes de ello, todos procuran abstenerse de hacer presunciones sobre 2016 por entender que los principales países de la Unión Europea presentan sendos escenarios de muy demorada reactivación.

La tercera área decisiva para avizorar “lo que vendrá” es China. Hasta 2012 estaba en continua y explosiva expansión respecto de todas sus actividades, en especial la amplia diversificación de manufactureras, exhibiendo en toda la década precedente un insólito incremento interanual promedio de 10,4%. Muy distinto resultó 2014 pues perdió cierta dinámica y la performance fue de “sólo” 7,6%, mientras para el presente año probablemente quede en 7,1%. El prudente equipo técnico de Pekín prefiere no aventurar anuncios mayores de 6,8% para 2016; aun así, se trata de la economía más activa del planeta y ello ha situado a China desde mediados de 2014 en la cima de la pirámide de crecimiento anual y en función del producto bruto interno, desplazando de ese sitial a Estados Unidos.

Sus más altos funcionarios y especialistas se abstienen de hacer celebración alguna pues consideran que sólo cuando lo superen respecto a esa variable, pero medida en promedio por habitante, habrá un motivo justificado para brindar. Seguramente la elevación a dos del límite de hijos que puede tener cada pareja, al cabo de algunos años, dará los resultados buscados, es decir una tasa de crecimiento entre 0,7% u 0,8% anual para medir el aumento vegetativo de la población. Se desea evitar un proceso de envejecimiento masivo que ya estaba insinuándose peligrosamente y, paralelamente, garantizar la disposición de mano de obra adecuadamente preparada.

Resta mencionar entre los que se distinguen por su relevancia entre los de mayor superficie (7º) y más densamente poblados (2º) países a India, que va en camino de convertirse a fines de la presente década en el país con más habitantes de la Tierra, pese a que su territorio equivale a sólo 36,9% del correspondiente a EEUU. La tasa de natalidad llega a 2,3% anual y la de mortalidad, aunque en continuo descenso, es actualmente notoriamente alta, de 1,3% anual, lo cual está estrechamente relacionado con el elevado grado de hacinamiento pues registra una densidad de 331 hab/km2.

Sobre Europa Occidental y Central las opiniones son bastante contradictorias. En ese amplio espacio desde 2008 en adelante se ha venido sufriendo una muy marcada baja de la actividad económica. Todos los estímulos ensayados y el apoyo del Banco Central Europeo, combinados con la provisión de petróleo, no han logrado coadyuvar en la medida indispensable a una recuperación de la dinámica perdida. El titular de Comisión Europea, Marco Buti, se ha preguntado si “podrá la economía generar una expansión sostenida y equilibrada” y, en un dejo de marcado pesimismo, se responde a sí mismo advirtiendo de que “El legado de la crisis se seguirá sintiendo durante años”.

La economía de los 28 países que integran la UE se estima que este año lograrán crecer en promedio apenas 1,8% como máximo, y el producto bruto de los 19 países que componen el “área euro”, sólo 1,5%. Por lo tanto, deberán continuar apoyándolos sin tener mayores pretensiones.

El área que se extiende al sur del Río Grande (México), en América del Norte, hasta las islas ubicadas al sur de Tierra del Fuego, tiene un total de 20,421 millones de km2 y la respectiva población llega a 612 millones de habitantes, lo cual arroja un promedio de 25,03 por km2. En octubre de 2014, el FMI estimó para el año en curso una tasa media de crecimiento del producto bruto de 2,15%, pero ese cálculo fue revisado a fines de abril ppdo., circunstancia en la cual se introdujo una severa reducción pues ahora se lo ha llevado a apenas 0,9%. Tal descenso se funda en que estiman arrojarán tasas negativas Brasil (1%), Argentina (0,3%) y Venezuela (7%).

Brasil es el país más importante y más poblado. Dispone de 8,515 millones de km2, que representan 41,7% de toda el área y en función de ello, es el quinto país más extenso del mundo (detrás de Rusia, Canadá, EEUU y China). La población es de 213 millones de habitantes, que implica un promedio de 25,1 habitantes por km2. Resulta oportuno subrayar que entre 2009 y 2014, sólo en 2010 creció satisfactoriamente (7,5%) pues en el sumatorio de los otros cinco años lo hizo en apenas un muy magro 6,1%. Sus autoridades alientan la esperanza de que en el año actual mejore lo suficiente como para cerrarlo con 1,3%, una marca harto modesta; pero en el FMI ratificaron una probable caída de 1%.

Luego de un acelerado proceso de devaluaciones, acaba de anunciar que se ha preparado un renovado plan para impulsar las exportaciones, dado que ello es “absoluta prioridad”. En tal sentido, el viceministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Ivan Ramalho, sostuvo:

“Debemos buscar otros frentes para la exportación industrial. Primero con Estados Unidos y luego hacia otras regiones. Dentro de Sudamérica, buscar vender nuestros productos más allá del Mercosur”.

Algo muy diverso se advierte en México, segunda economía del área. Una amplia frontera norte con Estados Unidos de 3.250 km y extensas costas sobre los dos Océanos enmarcan un territorio total de 1,904 millones de km2. Está poblado por 121 millones de habitantes, que equivalen a un promedio de 63,55 hab/km2; 2,53 veces inferior que Brasil pero con mayor densidad que éste. En 2009 sufrió una fuerte caída (4,7%), de la que creyó salir en el trienio 2010/12 pues sus tasas de crecimiento pasaron a ser de 5,2%; 3.9% y 4%; pero en 2013 volvió a bajar: +1,4%, y luego no logró una buena recuperación dado que en 2014 llegó a +2,1. Sin embargo, aportan sólidos argumentos de reactivación, ofreciendo testimonio de ello una nueva leve suba posterior (+3,2%) que abre muy buenas expectativas.

El tercer lugar corresponde a nuestro país, que desde 2009 en adelante tuvo sólo dos años realmente satisfactorios: 2010 con +9,1% y 2011 +8,6%. Contrariamente a ello, durante el trienio 2012/14 se acumuló un incremento muy pobre (1,8%) y dentro de él, en 2014 los analistas internacionales le adjudicaron un índice negativo (0,2%). Sólo los más optimistas aceptan que se pase a signo positivo al final de 2015; dan como casi seguro que habrá otra baja (1%); aunque un grupo numeroso de ellos oscilan entre -1,5 y -2,5%, pese a que se aguarda obtener una cosecha récord de granos y oleaginosos de 116,5 millones, con el aporte de más de la mitad de soja (60 millones de tn). La densidad de población es muy baja (15,1 por km2), pese a que en el período 1960/2010 duplicó la cantidad de habitantes.
En el cuarto lugar se ubica Colombia, que posee un territorio de 1,142 millones de km2 y 48,5 millones de habitantes.

Una diversa visión surge si optamos por distinguir y escalonar los países que tuvieron los mejores indicadores. Aparece sorprendentemente en la cima en el lapso 2009/14 la República Dominicana, que en el último precitado trepó a +6%. Le sigue a continuación Bolivia, que en 2013 ascendió nada menos que 6,8% y, si bien en 2014 tuvo un leve descenso (+5,2%) se estima que en 2015 iniciará un nuevo ascenso (+5,5%). Con posterioridad se ubican Colombia (+4,8% en 2014) y Nicaragua, que en 2012 había crecido 5,7% y dos años después poco menos (4,5%) pero que se estima volverá a superarse en 2015 (+5%). Luego son varios los que exhibieron un aumento de 4% en 2014: Ecuador, Guatemala y Paraguay.
Pero lo que gravita en mayor medida es que Brasil y Argentina -en Sudamérica- y México en la del norte, las mayores economías de área, no aportan testimonios de una verdadera recuperación -hasta el momento sigue demorada-.

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