viernes 15, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

El logro de una energía limpia

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Por Luis Carranza Torres* y Carlos Krauth**, exclusivo para Comercio y Justicia

Pese al discurso que tratan de imponer algunos grupos de presión que se muestran remisos al progreso y avance científico (los antivacunas, por ejemplo), la historia evidencia que los seres humanos no son autodestructivos que se mueven sólo por autointerés sino que son capaces de pensar cómo mejorar el mundo que los rodea, generando alternativas para impedir la destrucción del medio ambiente.

Debemos reconocer que esta disputa tiene alguna razón de ser, ya que es sabido que cualquier modificación que se haga al mundo va a traer sus pros y sus contras. Por eso hay que tratar de que los pros sean lo más poderosos y los contras lo menos dañinos posibles. 

Dentro de esta discusión la generación de energía ocupa un lugar central. Es innegable que su utilización ha provocado un enorme progreso en la forma de vida de los seres humanos; tan es así que, según datos de la ONU y de la Agencia Internacional de la Energía, hay una relación directa entre el consumo de energía y la calidad de vida de la población de los países. Dicho en criollo: a mayor uso de energía, mejor se vive. 

No obstante, estas ventajas tienen su contracara en el menoscabo que la generación de la energía tradicional ocasiona en el medio ambiente. Ello ha promovido la acción de grupos que legítimamente han salido a reclamar en su defensa, en tanto otros han adoptado posturas tan radicalizadas que permiten enrolarlos entre los que hemos señalado al principio de esta columna. 

Pero, así como hay quien protesta, a la par de estos grupos hay una gran cantidad de personas que se dedican a estudiar (y a encontrar) alternativas sustentables a las energías tradicionales, para que el progreso humano no se detenga y resulte sustentable. No son pocos en la materia los logros en la creación y uso de energías alternativas como la eólica y la solar, si bien son incapaces, al presente, de satisfacer la creciente demanda global en la materia.

En el mismo sentido, días atrás se conoció una noticia que, según los que saben, va a revolucionar la producción de energía “verde”. Se trata del anuncio del Departamento de Energía de EEUU de que en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, de California, se logró por primera vez una “ganancia de energía neta” utilizando la fusión nuclear en un laboratorio. 

Para decirlo en sencillo y simplificando, la fusión nuclear es un proceso que replica la misma energía que alimenta al sol, y ocurre cuando dos o más átomos se fusionan en uno más grande, lo que genera una gran cantidad de energía en forma de calor con un mínimo residuo.

Este descubrimiento constituye un enorme paso hacia la producción de energía evitando las emisiones de carbono, así como la generación de desechos radiactivos de larga duración; además de tener más potencial energético que cualquier otra fuente de energía conocida. Según un informe del Financial Times, “en teoría, una pequeña taza de combustible de hidrógeno podría alimentar una casa durante cientos de años”.

Está claro que queda aún por recorrer el camino para hacer efectiva esta energía. Para los expertos, llevará algunas décadas poder utilizarla masivamente, como ha dicho Kim Budil, directora del mencionado laboratorio: “Con esfuerzos e inversiones concertados, unas pocas décadas de investigación sobre las tecnologías subyacentes podrían poner en condiciones de construir una central eléctrica”.

A este descubrimiento se lo ha calificado como el “santo grial de la energía” y va sin dudas a mejorar en el futuro las condiciones de vida de los seres humanos. Es, también, una muestra más de lo que éstos pueden hacer mediante el desarrollo del conocimiento científico, que en sí mismo no es ni bueno ni malo sino que esa calificación depende del uso que se le dé. Por lo mismo lo que hay que procurar es su correcta utilización y no impedir su desarrollo. 

Demonizar la ciencia no sólo es retroceder cientos de años sino también evidencia de una forma de pensar bastante básica, de una falsa seguridad producto de rechazar todo aquello que pueda modificar algo, cuando la vida humana es esencialmente movimiento. Si no se avanza, en la realidad de las cosas se está retrocediendo aun cuando no se note. 

Como dijo el educador en ciencia Billy Nie: «La ciencia es la clave de nuestro futuro y si tú no crees en la ciencia, entonces nos estás reteniendo a todos hacia atrás».

(*) Abogado. Doctor en ciencias jurídicas

(**) Abogado. Doctor en derecho y ciencias sociales

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