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“China está transformando el mundo de acuerdo a su visión”

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Por Rubén Federico Vélez Bergami (*)

Stefano Sartorio, especialista italiano en estudios sobre China, explica las crecientes relaciones entre ese país e Italia, el rol de la Unión Europa y los nuevos escenarios que se abren en el marco de la pandemia 

 Recientemente, en diciembre de 2020, como consecuencia de una serie de negociaciones entre la Unión Europea (UE) y China, se ha celebrado el Acuerdo Integral de Inversiones (CAI). ¿Cuáles son los principales puntos de este acuerdo? ¿Cuáles son los beneficios percibidos por ambas partes? 

China es sin duda el socio económico más importante de la UE. A pesar de la pandemia, las relaciones comerciales recíprocas crecieron a un paso agigantado, mostrando el alto grado de conexión que hay entre ambos actores. A mitad de febrero, tras un reporte de Eurostat (la agencia estadística de la UE), hubo un énfasis de varias fuentes sobre el estatus próximo e inminente de China como el principal socio comercial de la UE. En realidad, el reporte de la Eurostat se concentra solo en comercio con bienes y no toma en cuenta el comercio con servicios (que todavía ve a los Estados Unidos como el socio principal en el comercio de servicios y el socio comercial integral de la UE). No obstante, es muy fácil ver la importancia creciente de China en el desarrollo económico de la UE.

Es en este contexto que el Acuerdo Integral de Inversiones fue firmado. Después de siete años de negociación, el 30 de diciembre la Comisión Europea y su contraparte china lograron acordar en principio sobre dicho documento. El principal punto del acuerdo son disposiciones para facilitar el acceso al mercado en los sectores de automóviles, aviación, salud, logística, etcétera. Además, crea condiciones equitativas y permite un desarrollo sustentable. Desde el punto de vista de algunos funcionarios de la UE, la conclusión de las negociaciones del CAI ayuda a posicionar la UE como una fuerza mayor capaz de proyectar su propia autonomía estratégica frente a los Estados Unidos.

Desde el punto de vista chino, el CAI representa una muestra de la flexibilidad estratégica europea y una victoria política (la cual ha sido celebrada por el gobierno durante las “Dos Sesiones”, o Lianghui). Solo unos pocos meses después, las tensiones en medio de las sanciones contra funcionarios chinos, europeos y académicos desencadenaron la reacción de algunos eurodiputados, quienes protestaron contra China y el acuerdo. Sin embargo, muchas preguntas permanecen aún sobre los beneficios del acuerdo: no hay mecanismos de protección de inversiones y el sector de servicios de China no está todavía enteramente abierto para los inversores internacionales (y el acuerdo del CAI no interviene radicalmente cambiando esta situación). Además, los estándares sobre desarrollo sostenible y derechos laborales están establecidos con base en los estándares y las regulaciones ratificadas nacionalmente, por lo que no son las mismas para China y la UE. 

En un contexto más global, el lanzamiento de la nueva Ruta de la Seda, por China, la famosa Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) ha establecido una nueva reconfiguración del escenario internacional en términos de transacciones comerciales. En este sentido, ¿podemos hablar de una “nueva globalización con características chinas”? ¿Cuál es el rol de Italia aquí? 

La Iniciativa de la Franja y la Ruta no es una institución sino una visión de cómo debería lucir el mundo en el futuro. La reconfiguración de la arena global ha estado, de hecho, bien encaminada antes de 2013 (principalmente el año de la inauguración del BRI). Sin embargo, la integración entre un creciente número de economías con China, en el marco del BRI, está constantemente cambiando el equilibrio entre las economías de los poderes globales y su influencia sobre los demás países. Los cinco pilares del BRI son el diálogo político, la  conectividad a través de infraestructuras, el comercio internacional, la cooperación científica y cultural y la cooperación financiera. Éstos son los escenarios en los que China está forjando una “globalización con características chinas”. En un proceso de “sinización” de valores, reglas y costumbres en cada uno de los ya mencionados pilares, China está transformando el mundo acorde a su visión. En 2013, la República Popular China (RPC) se proyectó a sí misma para ser el centro del mundo de nuevo. La “nueva globalización con características chinas” está basada en el Consenso de Beijing y su influencia tecnológica (un nuevo recurso geopolítico), económica y normativa. 

El rol de Italia en todo esto sería acordar con la UE para lograr una mejor posición negociadora frente a China. Italia ha sido el primero de los Estados fundadores de la UE que se ha adherido al BRI, en marzo de 2019. No obstante, en cuanto concierne a los beneficios, es difícil decir actualmente cuán útil ha sido esto para el bienestar del país. 

Sin embargo, Italia es miembro del F-7, OTAN y miembro fundador de la UE. El acercamiento creciente entre estos dos países (Italia y China) ha levantado sospechas en varios actores académicos, en ciudadanos y políticos (por ejemplo, por el uso chino del puerto italiano de Trieste) ¿Qué piensa de esto?

Italia ha aprovechado la oportunidad de lograr un diálogo más concreto con China con el objetivo de desarrollar nuevas sinergias innovadoras. Aparte del BRI, la RPC e Italia disfrutan relaciones recíprocas desde el 6 de noviembre de 1970. Por lo tanto, no es algo nuevo. Como dije antes, la firma del Memorándum de Entendimiento (MoU) para entrar por principios en el BRI fue vista por muchos funcionarios y analistas como un quiebre en la unidad de la UE. 

Entre las razones por las cuales Italia decidió firmar el MoU, estaban las económicas. Pero la posición central de Italia en el G7 y la OTAN no está, en mi opinión, en algún riesgo. La firma del MoU puede ser vista como una declaración de intención, de apertura hacia la colaboración más que de doblegarse a los poderes económicos y comerciales chinos. Podemos ver que después de dos años hay constantes señales de presión sobre Italia y la UE por parte de EEUU para “mantener la línea” hacia China. Como Francesca Ghiretti recuerda en su reciente artículo para The Diplomat, tanto la posibilidad restringida de Huawei de participar en el desarrollo de la red 5G en Italia y la cooperación, abandonada, entre China e Italia en la construcción de módulos habitacionales para la estación espacial china Tiangong 3, son señales de un mayor comportamiento balanceado. Sugiero fuertemente pasar por ese artículo para tener una visión más amplia de la cuestión. 

Actualmente, Europa está lidiando con una tercera ola de coronavirus. ¿Cómo se vive esta situación en su país? A pesar de los problemas causados por el coronavirus, la presencia de China no tomó mucho tiempo en aparecer mediante su famosa “diplomacia de las mascarillas”…

En marzo de 2020, Josep Borell escribió: “Las políticas de generosidad ocultan un componente geopolítico incluyendo una lucha por la influencia”. Pero no es sólo una cuestión de influencias. La comunicación que se ha hecho desde el gobierno chino destaca la benevolencia y la proeza del país, quedando corto en la entrega de los productos debido a su dudosa calidad. De esta manera, la diplomacia china de las mascarillas fue una estrategia vital para demostrar al mundo, pero antes a sí misma, que es capaz no sólo de manejar la pandemia en su propia casa sino también de tener suficientes recursos para ayudar al mundo.

Recuerdo cómo la percepción europea sobre China cambió cuando la pandemia nos alcanzó. En febrero de 2020 estaba organizando, con otras partes interesadas, una expedición de PPE (equipo de protección personal) para ser enviado a una asociación de jóvenes de una de las más renombradas universidades del país. Después de haber hecho los planes para adquirir el equipo y habiendo entendido cómo enviarlos, el virus vino aquí y las autoridades chinas ya estaban enviando las mismas cosas que nosotros estábamos planeando enviar allí. En lo que respecta a Italia, China fue el primero en dar ayuda, incluso antes de otros países de la propia UE. Mi país ha sido uno de los más golpeados en Europa desde el comienzo de la pandemia. La gente está tratando de mantener sus actividades abiertas y permanecer sana entre las varias olas de la pandemia. 

Entre todas las actividades que ha desarrollado como profesional, usted es uno de los fundadores de “Ten Billion Steps”. ¿Podría contarnos un poco más de esta iniciativa?

“Ten Billion Steps” es un proyecto que busca documentar y promover la inmensa diversidad cultural y biológica a lo largo de la Gran Muralla de la Dinastía Ming. Mediante esta iniciativa, buscamos también fomentar la preservación de tal antigua herencia. Nuestro plan consiste en una excursión por más de 600 km a lo largo de la Gran Muralla junto a expertos extranjeros y chinos para trazar nuevas interpretaciones de la muralla tales como un “arrecife terrestre chino”. Ahora, estamos en la búsqueda de académicos y exploradores competentes en los campos de biología, historia y ambiente para ayudarnos en esta difícil pero increíble tarea. Nuestro sitio oficial es tenbillionsteps.com 

En su opinión, ¿cómo ve el futuro de Italia y la UE en los próximos años? ¿Cómo imagina la Europa pospandemia? 

Veo que la situación en Italia y en Europa en los próximos años cambiará en muchos aspectos y que nuevos desafíos surgirán. Desde una perspectiva social, el ascenso de nuevas generaciones de jóvenes (que tendrán que aprender cómo lidiar con el cambio climático, con la crisis alimentaria alrededor del mundo y con una innovación creciente en servicios tecnológicos) tendrá un rol crucial en la sociedad futura.

Desde el punto de vista político, veo que la UE está tratando de acoplarse a los EEUU y China como un tercer actor de importancia en el tablero internacional. Desde un punto de vista económico, la pandemia nos ha mostrado las distintas debilidades de nuestro sistema económico. Italia ha sufrido un duro golpe por la pandemia porque los principales sectores que sostienen la economía están basados en el turismo y sectores similares. Deberíamos ser capaces de desarrollar sectores innovadores y apoyar los ya existentes, los cuales puedan incrementar la competitividad y la resiliencia de la economía de la UE. 

Esto, a su vez, causa nuevos desafíos. Por ejemplo, ¿cómo cubrir la brecha entre las diferencias de edad y competencias en una economía europea que está evolucionando? En Mondo Internazionale, una asociación internacional que cofundé en 2017, que busca cubrir la brecha entre universidad y mercado de trabajo, estamos trabajando a diario para encontrar soluciones a estos desafíos.


(*) Licenciado en Relaciones Internacionales (UCC) y especialista en estudios chinos (sinología

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