La administración de Dilma Rousseff aplica, desde hace un año, medidas para reactivar su economía, pero su incidencia aún se demora. Algunos analistas prevén un mayor crecimiento en el año próximo; otros auguran que habrá que esperar hasta 2014.
El Banco Central brasileño redujo la semana pasada su proyección de crecimiento de la economía de Brasil a 1,6% para 2012, en línea con el consenso de mercado, que prevé un alza de 1,5%. Está descontado, dado el desempeño del primer semestre (crecimiento nulo), que Brasil tendrá, por segunda vez consecutiva, un año pobre. El alza de su Producto Interno Bruto (PIB) -clave para la economía argentina- será incluso este año peor que el anterior, cuando se incrementó 2,7%.
Las expectativas, entonces, están puestas en 2013 y, en particular, en la potencia efectiva del arsenal de medidas -monetarias, fiscales y financieras- que el gobierno de Dilma Rousseff viene instrumentando desde hace ya más de un año para reactivar su economía. La pregunta que desvela a los industriales argentinos es si Brasil volverá a crecer a partir de los estímulos oficiales o si seguirá manteniéndose en un desempeño prácticamente vegetativo.
La respuesta es clave para saber cómo deberán prepararse varios sectores -como el automotor y ciertos rubros de la agroindustria- cuyas exportaciones están muy concentradas en Brasil. Ya la Comisión Económica para América Latina (Cepal) alertó el martes que los países de la región deberán analizar correctamente las características de la crisis actual, porque un período de bajo crecimiento global muy prolongado no podrá afrontarse con las mismas armas con las que se palió la primera etapa de la crisis, en 2008/09.
Con respecto a un posible “despegue” de Brasil, las opiniones son variadas. La consultora Analytica, que conduce el economista Ricardo Delgado, advierte que “en los últimos meses han aparecido algunos brotes verdes” en la economía del vecino país. Puntualizó que desde mayo su PIB empezó, tibiamente, a cambiar su tendencia declinante, y para julio ya había consolidado un aumento interanual de 2,3%. Hasta mediados de septiembre, además, creció el patentamiento de autos cero km por efectos de la reducción del Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI).
La industria –que se llevó la peor parte del estancamiento- ya mostró su tercer período consecutivo de repunte intermensual aunque sigue registrando, en el acumulado del año, números negativos (-3,4% entre enero y agosto y -2,9% en los últimos 12 meses).
El panorama de las ventas minoristas es más favorable, pues crecieron 7,5% hasta julio, con desempeños muy sostenidos en sectores como informática y comunicaciones, electrodomésticos y alimentos y bebidas. Esta evolución estuvo en línea con la recuperación de los indicadores de confianza y expectativas del consumidor que mide la Fundación Getulio Vargas, que en septiembre, por primera vez desde abril, retomaron niveles positivos.
“El consumo, en general, parece estar soportando mejor que la industria y los productores de bienes los efectos del bajo crecimiento. La explicación es el bajo desempleo, que tocó un mínimo de 5,2% en agosto; sin embargo, la creación neta de empleos empieza a desacelerarse marcadamente. En agosto se crearon apenas 100 mil puestos de trabajo en Brasil, frente a 190 mil de hace un año y 240 mil en 2008. A este menor dinamismo del mercado laboral se suman como preocupaciones futuras la escasa recomposición que tuvo el salario mínimo, que percibe una parte significativa de los trabajadores, y un aumento de la mora en el crédito a las familias”, comentó Analytica.
Por su parte, la consultora Abeceb señala que la economía brasileña recobrará los bríos perdidos “en los últimos meses de este año” y consolidará ese repunte “a lo largo de 2013”. Este cambio de tendencia podrá deberse a una política económica volcada a impulsar la actividad y a condiciones externas positivas para el vecino país. “De concretarse este escenario, Argentina tendría un panorama más favorable para su sector manufacturero, sobre todo para las automotrices y, por ende, para todas las ramas metalmecánicas”, evaluó la consultora que conduce el economista Dante Sica.
Otros analistas, en cambio, son un poco más pesimistas. Según la consultora MB Associados, los efectos de los “paquetes” (de medidas) en Brasil, en especial los vinculados con infraestructura, la exención del pago de impuestos al trabajo y la reducción de los precios de la energía serán “tímidos” en 2013 y recién en 2014 tendrán un efecto más importante. De todos modos, sus proyecciones de crecimiento del año próximo duplican, al menos, las modestas tasas de 2012: entre 3% y 4% es el rango probable de aumento del PIB en el socio mayor del Mercosur.
Lo mismo auguró esta semana la Cepal, que proyectó un alza del PIB en Brasil en 2012 del orden de 1,6% y una recuperación más importante en 2013, de 4%. Este organismo espera para el próximo año, después del marcado descenso de la actividad en 2012, “cierta recuperación en 2013, que contribuirá en gran parte al aumento de la tasa de crecimiento de la región”.