Deloitte da razones para considerar el género femenino un elemento clave para el crecimiento económico.
Las mujeres se convertirán este año en una importante ventaja competitiva para las economías, e invertir con la vista puesta en ellas producirá un efecto de “dividendo de género”, que puede verse reflejado en un aumento de las ventas, mercados expandidos y en una mejora en la contratación y retención de talento clave. Así lo señaló el último informe de Deloitte “El dividendo del género: haciendo que las mujeres sean un caso de negocio para invertir”, el cual destacó la importancia de las mujeres “en las economías como un mercado de consumidores en crecimiento”.
De acuerdo con el estudio, las mujeres controlan aproximadamente 20 billones de dólares del gasto total de los consumidores del mundo y hacen, o influencian, hasta en 80 por ciento de las decisiones de compra. Solamente en EEUU las mujeres con sueldos de seis cifras crecen al doble de velocidad que los hombres.
En este contexto, según aseguró la consultora, las empresas necesitan entender las preferencias de las mujeres y entenderlas como consumidores.
El informe da cuenta también de que 80 por ciento del sexo femenino siente que los vendedores de inversión no entienden sus necesidades, y 50 por ciento siente lo mismo de los vendedores de productos de la salud y comida. En ese sentido, la consultora consideró que, dado el poder como consumidor de este grupo, estos niveles de malestar pueden disminuir la competitividad.
Y es que, además de consumidoras, su rol de generadoras de valor es clave, de acuerdo con los técnicos de Deloitte, quienes destacan que las economías deben aprovechar todos los recursos de talento ya que se avecina una población que envejece y una escasez de mano de obra calificada.
Con las mujeres siendo cerca de la mitad de la población trabajadora en muchas regiones del mundo, el informe destacó que las políticas e inversiones destinadas a la promoción del grupo van a ser fundamentales en una economía global cada vez más dependiente de los activos intangibles de las personas, la marca y la propiedad intelectual.
Greg Pellegrino, líder Global de Sector Público de Deloitte Touche Tohmatsu Limited, analiza que “los gobiernos y los organismos públicos necesitan hacer una mirada profunda de sus políticas para el crecimiento económico para asegurar que reflejen el impacto de las mujeres como tomadoras de decisiones. El papel que juegan puede afectar la competitividad económica, la salud fisca, como también la estabilidad sociopolítica. Los países tienen que tomar acciones específicas hacia la rectificación de cualquier brecha o deficiencia que puedan tener. En última instancia, los países que reúnan talento femenino dentro de sus fronteras van a ser más competitivos”.
“El modelo operativo actual de la mayoría de las empresas es el de pensar el talento como un costo y a las mujeres como un nicho. Las compañías necesitan dejar atrás esta forma de pensar y responder a la actual economía basada en el conocimiento, donde las mujeres son esenciales para la prosperidad económica”, agrega.
Implementado de manera correcta, según el informe, el dividendo de género puede verse reflejado en un aumento de las ventas, mercados expandidos y en una mejora en la contratación y retención de talento clave. Para lograr el dividendo, las organizaciones públicas necesitan enfocarse en las perspectivas colectivas tanto de los hombres como de las mujeres, que pueden llegar a resultar en mejores decisiones y un liderazgo más eficaz.
El estudio incluye una entrevista con Melanne Verveer, embajadora en Misión Especial de los Estados Unidos para Temas Globales de la Mujer. “El último objetivo es la igualdad de género”, señala la Verveer. “Necesitamos abordar el hecho de que las mujeres no son ciudadanas de segunda clase. En conjunto, no por separado, hombres y mujeres construyen economías pujantes y prósperas.”
“Al negar por completo, como lo hacemos, el papel que juegan las mujeres nos estamos penalizando a nosotros mismos”, agregó. “Estamos penalizando el mundo y los negocios que queremos crear”, concluyó.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), desde 1995, reducir la brecha entre el empleo masculino y femenino representó la mitad del crecimiento de la tasa de empleo total de Europa y una cuarta parte del crecimiento económico. En Latinoamérica, las mujeres que trabajan ayudaron a bajar la tasa de pobreza para los hogares de dos personas a 26 por ciento, del 40 por ciento que representaban en 2007.
Este informe de Deloitte es el primero de su serie y pretende ser una hoja de ruta para construir el “business case” para inversiones más inteligentes en mujeres. De esta manera, el trabajo expone las razones principales de porqué los gobiernos y las organizaciones tienen que mirar el sexo femenino como un elemento clave para su crecimiento económico.