Por Luz Saint Phat / [email protected]
El dato fue revelado por un estudio realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA. Advierten de que se necesitan políticas activas en salud mental
En un contexto complicado por la situación económica, social y política del país, se conocieron algunos datos que advierten sobre los riesgos en materia de salud mental a los que está expuesta la población argentina.
La información fue recabada en el marco de una investigación realizada por el Observatorio de Psicología Social Aplicada, que pertenece a la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) titulada “Relevamiento del estado psicológico de la población argentina”, sobre la base de las respuestas a un formulario distribuido de manera online, las cuales configuraron una muestra de 3.141 casos. El estudio fue coordinado por el doctor Martín Etchevers.
La indagación fue realizada en 2023 y los resultados fueron publicados recientemente, entre los cuales se destaca principalmente que casi la mitad de los encuestados refiere estar en “crisis”
Específicamente sobre este punto, se pudo conocer que, de los participantes que indicaron padecer alguna crisis al momento de contestar el formulario, 49% mencionó una crisis vital y 46,2%, una crisis económica. Además, se mencionaron otros tipos de crisis: familiar, de pareja, vocacional, duelo, de identidad, por violencia de diferentes tipos (familiar, género, laboral)
“Las crisis son momentos de alta activación emocional, inestabilidad y por ello suponen un desafío para quienes las sufren. Durante las crisis, las personas se sienten abrumadas y sobrepasadas por una situación estresante que excede los recursos reales o percibidos para afrontarlas”, explicó la introducción al documento, el cual puede consultarse públicamente.
“Durante una crisis, las personas pueden sentirse abrumadas por situaciones estresantes que sobrepasan su capacidad para hacer frente a ellas de manera efectiva. Existen crisis que resultan de desastres naturales (inundaciones, terremotos, incendios forestales, etc.). Por otra parte, existen crisis de naturaleza sociales, políticas y económicas (revoluciones, hiperinflación, migraciones masivas, inseguridad)”, detalló el equipo académico que llevó adelante la indagación.
Al mismo tiempo, el documento especificó algunas cuestiones relacionadas con la coyuntura del país.
“Nuestra población atraviesa diferentes problemáticas que abarcan el sistema de salud (crisis de COVID-19 pero también numerosas afecciones físicas y mentales, así como considerables dificultades en el acceso a los tratamientos), el sistema educativo (deserción escolar), la seguridad (violencia y criminalidad creciente), el sistema económico financiero, el sistema laboral (elevados porcentajes de desempleo y también de empleo informal, precario) y el sistema político (crisis de credibilidad, inestabilidad, falta de previsibilidad)”, detallaron los investigadores.
Otras variables y conclusiones
El estudio también indagó sobre otras variables relacionadas con el estado de la salud mental en general de la población, con la calidad del descanso nocturno y con la presencia de diferentes sintomatologías de orden psíquico.
Los resultados consignaron que el riesgo de trastorno mental de la población general es de 9,4%, porcentaje que crece entre los jóvenes de 18 a 20 años, alcanzando en este tramo de edades a 20%.
Por otro lado, se observó que los niveles de sintomatología ansiosa, depresiva y el riesgo suicida son mayores en personas más jóvenes y con un estatus socioeconómico autopercibido menor.
Además, el estudio reveló que cinco de cada diez personas (51,71%) que no realizan tratamiento psicológico “perciben la necesidad” de acceder a este tipo de servicios sanitarios.
Mientras, los resultados del estudio también indicaron que 45% de la población presenta algún tipo de trastorno del sueño.
En materia de medicación, se indicó que 35,60% toma medicación por un problema clínico (por ejemplo, hipertensión), 14,70% para disminuir la ansiedad, 14,40% para dormir, 12,40% para relajarse, 9,70% para mejorar su estado de ánimo y 7,80% para manejar sus “nervios”. Además, 7,4% de las personas encuestadas admitió que toma medicación sin receta.
En tanto, 34,50% de los participantes informó consumir alcohol y 9,70% indicó que consume drogas.
“Nuestros estudios destacan que el estado emocional de la población argentina, especialmente de los jóvenes, segmento de la población con mayores niveles de pobreza, requiere de políticas activas de salud mental a través de la promoción de conductas saludables, el incremento del acceso a tratamientos psicológicos y el desaliento de las conductas problemáticas”, señaló el documento.
“Una buena salud mental fortalece la capacidad de gestionar el estrés, fomenta relaciones sociales saludables y mejora la calidad de las interacciones familiares. Además, contribuye a un ambiente laboral positivo y a relaciones laborales efectivas”, aseguró el equipo de académicos.
“Por el contrario -se advirtió- los problemas de salud mental pueden afectar negativamente estas áreas, generando conflictos interpersonales, dificultades laborales, sociales, y desafíos familiares”.