Por Lucas Croce*
La que terminó fue una de las semanas de mayores novedades en términos bursátiles para Argentina en lo que va del año.
El día lunes pasado, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, sorprendió al mercado y a la opinión pública con el lanzamiento de un bono a 100 años. Que un país que pasó 75 de sus 200 años de historia en default haya conseguido financiarse a ese plazo deja mucha tela para cortar.
Por un lado, habla del voto de confianza que el mercado internacional le está dando a Argentina, convirtiéndolo en el único país de frontera en el mundo que ha emitido un instrumento de estas características.
Por el otro, también da muestras claras de las bajas tasas existentes en el mundo y de la fuerte necesidad de obtener mayores retornos de los inversores y bancos internacionales, que aprovecharon la oportunidad de obtener 7,125% anual a cien años.
Y, desde ya, la noticia de la emisión no estuvo exenta de críticas, algunas razonables cuestionando el timing de la decisión, y otras sencillamente extravagantes, viniendo de ex funcionarios que hasta hace poco endeudaban al país a 15% anual en dólares, a dos años de plazo.
Ese mismo día lunes, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) enfrentaba una nueva licitación de Lebac mediante la cual debía renovar por un importe equivalente al 68% de la base monetaria. Para conseguir este objetivo, Federico Sturzenegger decidió mantener las tasas de corto plazo en 25,50% y subir levemente las de plazos más largos. Sin embargo, el mercado decidió renovar parcialmente (sólo 78% de los vencimientos).
Entre los principales destinos de los fondos que no fueron renovados, una parte fue para la suscripción de los nuevos bonos del Tesoro que ajustan por tasa de pases, otra parte para el pago de aguinaldos y por último una porción fue destinada por los inversores a la dolarización de sus carteras.
En un contexto de dólar atrasado, el momento de mayores correcciones del tipo de cambio suelen ser los días de licitación de Lebac, en la medida en que el mercado decida no renovarle al BCRA una gran parte del vencimiento.
Por último, la decisión del Morgan Stanley Capital Investment (MSCI) del día martes por la tarde de dilatar un año más la incorporación de Argentina a la categoría de país emergente golpeó duramente el miércoles los precios de las acciones, lo que se reflejó en el Merval, que cayó 4,86% en esa rueda.
Sin embargo, en los días posteriores, el mercado recuperó gran parte de esa pérdida, que sin dudas fue tomada como una oportunidad de ingreso a precios más atractivos por los inversores de largo plazo, quienes entienden que los fundamentals de Argentina permanecen intactos.
El actual escenario -que, como vemos, combina incipientes buenas noticias provenientes de la economía, la que ha comenzado una moderada recuperación, con algunos sobresaltos propios del reordenamiento de las variables macroeconómicas encarado por el Gobierno- invita a los inversores a aprovechar los buenos rendimientos que ofrecen los mercados, tanto en pesos como en dólares.
Aquellos que necesiten renta en moneda nacional, pueden obtener retornos del 25% anual vía Lebac (las que, además, cuentan con la ventaja de ser muy líquidas y poder entonces ser usadas como una valiosa herramienta de gestión de tesorería por las empresas) o bien cubrirse de la inflación invirtiendo en bonos que pagan entre cuatro y cinco por ciento por sobre el CER, asumiendo cierto riesgo de tipo de cambio.
Los que opten por obtener una renta en dólares, podrán ganar seis por ciento anual mediante una cartera que contenga tanto títulos en dólar billete, como dollar linked, mientras esperan que con el tiempo, se modere el fuerte atraso cambiario.
*Socio de DLC Asesores Financieros