Si la relación va mal no hay abandono malicioso

La Justicia determinó que no puede considerarse que una persona deja voluntariamente a otra si la convivencia del matrimonio está marcada por una “tirantez insostenible” que justifica la medida. [privado] La Cámara de Apelaciones de Familia de Mendoza rechazó la apelación presentada por una mujer en contra del fallo en el cual el juez de grado hizo lugar a la demanda de separación personal por la causal objetiva prevista por el artículo 204 del Código Civil (CC), presentada por su esposo, y rechazó su pedido de dejar a salvo los derechos del cónyuge inocente. A su turno, el a quo consideró que en el caso no se daba el elemento subjetivo configurativo de la causal de abandono voluntario y malicioso prevista por el artículo 202, inciso 5, del CC , y le atribuyó la interrupción de la convivencia al deterioro que sufrió la relación marital hasta alcanzar su quiebre irreversible. En tal sentido, resaltó que al absolver posiciones la propia demandada reconoció que el actor nunca dejó de cumplir sus obligaciones con el hogar y la existencia de hechos de violencia intrafamiliar que llevaron a que ambas partes pidieran, casi simultáneamente, la exclusión del hogar de la otra. Así, entendió que las citadas actuaciones policiales y judiciales justificaron el retiro del hogar del actor y que, por ende, no lo hizo con la intención de sustraerse a los deberes emergentes del matrimonio. En la misma sintonía, la alzada valoró que no puede considerarse que una persona abandone voluntaria y maliciosamete a otra si la convivencia de los cónyuges está marcada por una “tirantez insostenible” que justifica la medida. Consensuada Sobre el caso, valoró que era improcedente considerar al marido incurso en la causal denunciada por la mujer, ya que se acreditó que existía un deterioro en la relación del matrimonio y la propia esposa reconoció que el vínculo era insostenible, lo cual -según el tribunal- demostraba que la mudanza de aquél fue consensuada. En tanto, aclaró que si, como refirió al contestar la demanda, la apelante se consideraba maltratada por su esposo y víctima de violencia, debió reconvenir por la causal de injurias graves y no quedarse en el tipo del divorcio objetivo, pues la prueba ofrecida no puede ser analizada ni valorada en función de un motivo no invocado, ya que de lo contrario se violaría el principio de congruencia, representado en la alzada por el límite que le impone el contenido de los agravios en función de la plataforma fáctica planteada al magistrado de grado, por ser ésta sobre la que se pronunció, respecto a la que argumentaron y probaron las partes. En esa dirección, la Cámara recordó que en nuestro sistema impugnativo el recurso de apelación tiene una finalidad netamente revisora del fallo puesto en crisis y que la segunda instancia no equivale a la apertura de un nuevo juicio. [/privado]

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