Responsabilidad compartida entre automovilista y ciclista en un accidente de tránsito

En el fallo se valoró que, si bien el conductor del rodado menor debió circular en la bicisenda y, de no existir ésta, hacerlo por el borde derecho, el demandado tuvo parte de culpa por no mantener el c ontr ol de su vehículo

Al observar que si bien el accionante debió circular por el lado derecho de la calzada o, en su defecto, de existir, por la bicisenda, sin obstruir el paso de ningún vehículo que se aproximara por su izquierda, y que, por otro lado, las circunstancias exigían una mayor prudencia del demandado para mantener el control de su rodado en esa circunstancia, ya que resultó ser el vehículo embistente de un rodado menor, la Cámara 8ª en lo Civil y Comercial de Córdoba admitió parcialmente la apelación del ciclista y determinó responsabilidad compartida entre los protagonista del accidente de tránsito.

El demandante se agravió por el rechazo total de su demanda, al afirmar que el juez quebró el principio de congruencia al tomar un elemento que surge de un peritaje mecánico y que no fue alegado por la demandada ni la citada en garantía, tomando un elemento nunca planteado en la contestación de la demanda, como lo fue la existencia de la bicisenda al momento del accidente.

Principio

La cámara integrada por los vocales Gabriela Lorena Eslava y Héctor Hugo Liendo no observó la pretendida violación. Argumentó que este principio hace referencia al límite o relación que debe existir entre lo peticionado y lo resuelto, no pudiendo de tal manera incurrirse en un cambio de pretensión o acción; pero no se refiere a los aspectos fácticos o convictivos que pueden ser considerados por el juez para sustentar el acogimiento o rechazo de lo planteado por las partes.

El fallo consideró que si bien el principal justificativo de la decisión del a quo fue que la víctima violó el artículo 51 de la ordenanza municipal N° 9981, escogió libremente la opción de circular por un lugar no permitido de la calzada, en lugar de hacerlo por la ciclovía o bicisenda que existe en ese lugar, específicamente prevista para la seguridad de los ciclistas, peatones y también de los automovilistas.

Para la alzada, el a quo tuvo en cuenta la prueba pericial mecánica oficial, que fue ofrecida por ambas partes, y que tal circunstancia no había sido específicamente argüida por ellas; e infirió que en modo alguno afecta la congruencia puesto que hace a la valoración de la prueba producida en autos por el magistrado para decidir si corresponde acoger o rechazar la demanda incoada. Destacó además que el magistrado de primera instancia se centró en una prueba no impugnada por la parte actora.

Disenso

Sin embargo, la cámara observó que correspondía hacer lugar parcialmente al recurso ya que, si bien no se violó el principio de congruencia, disintió del aquo en cuanto a lo establecido respecto a la ruptura del nexo causal por culpa exclusiva de la víctima.

Al respecto, el fallo entendió que el conductor del automóvil también contribuyó causalmente a la producción del hecho dañoso, generándose la hipótesis de responsabilidad concurrente en la producción del evento de marras, y destacó que no es hecho controvertido que embistió de atrás a la bicicleta, que circulaba por la vía izquierda de la calzada en sentido este–oeste.

De ello se infirió que del carácter de embistente del vehículo de mayor porte se extrae una presunción de responsabilidad que debe ser rebatida, puesto que evidencia la falta de control del automovilista para evitar daños a terceros y estar atento a las contingencias del tránsito.

Del otro costado, se consideró relevante señalar que del peritaje incorporado en el año 2018 (cinco años después del accidente) no surge cuándo fue creada la bicisenda (o sea, si antes o después del siniestro).

Norma

En ese estado de cosas, la cámara advirtió de que, de no haber existido bicisenda al momento del accidente, como alega el ciclista, no es menos cierto que hay una norma específica en el Código de Tránsito Municipal que lo obligaba a transitar por el borde derecho de la calzada y no por el izquierdo, como lo hacía, lo que de por sí amerita la atribución de responsabilidad a aquél en cuanto a la causación del evento.

Por lo expuesto, se sostuvo que el accionante circulaba en clara infracción de las normas de tránsito, lo que determina un importante grado de responsabilidad en el hecho.

Por otra parte, el tribunal reiteró que la efectiva colisión del vehículo del demandado con la bicicleta del actor, sin perjuicio del lado de la calzada por el cual circulaba o si circulaba por la bicisenda o no, evidencia en el demandado un actuar temerario y una omisión de tomar las medidas de resguardo que pudieren requerir las circunstancias dadas en el día del siniestro respecto a la hora, lugar, condiciones climáticas, etcétera.