Un proyecto de ley elevado al Congreso por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva que prohíbe a los padres castigar a sus hijos físicamente generó polémica en Brasil. La iniciativa propone modificar el texto del Estatuto del Niño y del Adolescente, que le asegura a los menores el derecho a ser educados y cuidados sin malos tratos. El texto les prohíbe a los padres recurrir a cualquier acto disciplinario con uso de la fuerza física que cause dolor o lesione.
La propuesta recibió elogios de expertos, como el psicólogo Carlos Zuma, quien dirige una organización no gubernamental dedicada a combatir el uso de castigos físicos como método de educación. El experto opina que las palmadas fomentan la “cultura de la violencia” y que la reacción negativa de la sociedad a la medida se atenuará después de la entrada en vigencia de la ley, tal como ocurrió en algunos países europeos.
En esa línea, la psicóloga Angela Soligo, de la Universidad de Campinas, estimó que la nueva normativa no sólo protegerá a los niños, sino también a los menores que se encuentran institucionalizados. Según Soligo, la palmada “no enseña ningún principio ni ética”, sino sólo a “obedecer por el miedo”.