ESCUCHAREl músico estaba alojado en la Fundación Eira mientras el juicio por homicidio que enfrenta está suspendido. La Justicia Civil debía supervisar su tratamiento
Cristian “Pity” Álvarez, ex líder de las bandas de rock Viejas Locas e Intoxicados, se escapó de la Fundación Eira, donde estaba internado para concretar un tratamiento psiquiátrico, y sigue prófugo.
El músico estaba alojado en la institución para recuperar su salud mental mientras el juicio por homicidio que enfrenta está suspendido.
En el marco del tratamiento, Álvarez accedió a salidas transitorias y la última vez que pisó la calle no regresó.
Recientemente, la madre del artista, Cristina Congiú, alertó por el preocupante estado de su hijo. Dijo que se estaba autoagrediendo y que atravesaba una profunda depresión.
“No lo veo ni siquiera entendiendo qué es lo que pasó”, afirmó en referencia al crimen de su vecino, ocurrido en 2018.
La semana pasada la Justicia ratificó la suspensión del juicio a Álvarez y ordenó el cese de su arresto domiciliario y la extracción de la tobillera electrónica que le habían colocado para monitorearlo.
Desde ese momento, la Justicia Civil debía supervisar cómo seguía su rehabilitación.
Tras la feria de verano, Sandro Abraldes, interinamente a cargo de la Fiscalía General ante los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional Número 27, dictaminó que el proceso contra el músico debía suspenderse por sus afecciones de salud, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 77 del Código Procesal Penal de la Nación.
El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Número 29 recibió un informe del Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional y de los peritos de la Defensoría General de la Nación que indicó que no estaba en condiciones de afrontar el debate, que debería haber iniciado el 22 de febrero pasado.
De forma unánime, los peritos concluyeron que presentaba “un cuadro de deterioro compatible con un trastorno cognitivo mayor”, lo que le quitaba autonomía para realizar actividades esenciales como asearse, preparar alimentos o tomar la medicación.
Indicaron también que tenía un trastorno depresivo, con intensa anhedonia (incapacidad para sentir placer) y apatía, y que su capacidad para pensar estaba “marcadamente dañada”.
Los expertos señalaron que la aptitud de Álvarez para entender lo que significa estar en el banquillo estaba “francamente disminuida” y que por ello la posibilidad del ejercicio de su defensa estaba “dañada y menoscabada”.
Por el tenor del informe, el tribunal suspendió el inicio del juicio.
El proceso ya estuvo suspendido en 2021 por incapacidad sobreviniente y se reanudó en 2022 con base en un informe que reportó mejoras en el estado de salud del imputado.
