Ordenan devolver el monto que se pagó por un automóvil cuyo motor fue adulterado

El vendedor y el titular del vehículo omitieron informar al comprador sobre la inserción de un filtro no original que, según demostró, causaba las fallas reclamadas

La Cámara 7ª en lo Civil y Comercial de Córdoba condenó a un vendedor de automóviles y al titular dominial del vehículo vendido a restituir a quien lo adquirió el monto abonado por un Ford Kuga, más daño moral y daño material, al acreditarse la adulteración de una pieza original del vehículo, que determinó los desperfectos que presentó el rodado.

En contra de la sentencia que rechazó la demanda incoada por el comprador, Patricio De Olmos, contra el vendedor Juan Francisco Bello y el titular Juan Carlos Núñez Lascano, el primer interpuso apelación y la cámara integrada por los vocales María Rosa Molina de Caminal, Rubén Atilio Remigio y Jorge Miguel Flores indicó que de la prueba surge que el vehículo contaba con un elemento no original del motor, colocado a instancia de Núñez, introducido por haber sufrido el automóvil algunos desperfectos.

La alzada agregó que el perito oficial refirió que el único elemento no original del motor que se pudo observar fue un filtro, tipo Alka, junto a la tapa de válvulas, dato trascendental al que no puede restársele importancia.

Aunque el experto le quitó trascendencia a la colocación de un elemento extraño, aludiendo que con él se pretendió cumplir un requerimiento ambiental visado por normas internacionales sobre valores de emisión de contaminante, ello no admite análisis, principalmente porque se contrapone a las razones reconocidas por el propio Núñez, relativas al motivo de la colocación de tal elemento extraño.

En tal sentido se remarcó que el propio experto refirió que realizado un recorrido de cinco minutos con el auto, el actor vuelve con el vehículo fallando como en cuatro cilindros e intermitencias en las RPM (1800 a 2000), indicando en el tablero fallos múltiples, comenzando un par de minutos después el vehículo a calentar perdiendo parte del líquido refrigerante.

De ello la cámara infirió que el perito no brinda respuesta asertiva de por qué fue sustituido el filtro antes referido, ni por qué el motor recalienta o por qué el sistema de distribución estaba contaminado por transpiración de aceite, ni por qué en la tapa de cilindros y en los conductos de salida de escape se observan vestigios de carbón, etcétera.

Experto

En consecuencia, el tribunal consideró que, si bien para el experto la razón por la cual se modificó el venteo de salida de gases del cárter fue evitar el retorno de estos a la admisión y liberarlos a través de un filtro a la atmósfera directamente, no es menos que dicho elemento no original colocado en el motor del auto implica una adulteración del motor, no debidamente informada al comprador, pudiéndose presumir que ello fue lo que causó los daños reclamados en el juicio.

En esa dirección, el fallo señaló que el informe reconoce la existencia de un elemento no original del motor, lo que permite afirmar que se adulteró y/o modificó el vehículo para disimular o intentar solucionar una falla preexistente.

El tribunal ponderó que la Ley de Defensa del Consumidor (LDC) dispone que se invierta la carga de la prueba para determinar a quién perjudica la ausencia de prueba, resultando que ello a quien afecta es al proveedor, por lo que correspondía al demandado Bello acreditar que la adulteración denunciada y comprobada no produjo daño en el rodado.

Ante ello, el tribunal evaluó que el demandado no produjo prueba que permita sostener que el auto estaba en buenas condiciones al momento de la venta y que el agregado de un filtro no original no fue perjudicial al motor, por lo que la actitud omisiva de Bello lo torna responsable del incumplimiento contractual resultante de haber entregado un bien que no resultaba apto, sin informar acerca de los desperfectos que el mismo adolecía.

Codemandado

En cuanto al codemandado Núñez Lascano, también resulta responsable de los vicios por más que no le resulte aplicable la normativa consumeril a su respecto, ya que el mismo revestía la condición de titular dominial al momento de la adquisición del rodado por el actor, el vehículo fue transferido de él al actor y volver las cosas al estado anterior lo involucra, porque la inscripción registral de automotores es constitutiva, y no puede el actor lograr su cometido sin alcanzarlo.

También se tuvo en cuenta que Núñez Lascano reconoció que el rodado tuvo una falla en la válvula de emisión de gases, habiéndole sugerido su mecánico suplantar el repuesto con un filtro para la emanación de gases, que según sus dichos era la opción menos dificultosa, por lo que se resolvió hacer lugar a la demanda condenando a los accionados, de manera solidaria, a restituir la suma $380.000) con más los intereses desde el día de suscripción del contrato y hasta su efectivo pago, a la tasa pasiva promedio que fija el Banco Central, más dos por ciento mensual, debiendo el accionante restituir al codemandado el automotor fallado, aunque ello recién una vez abonado el monto condenado. Asimismo, los demandados deberán pagarle al accionante $18.000 por daño moral y $30.202,61 por daño material, más intereses.