Obligación alimentaria entre cónyuges no debe durar más de lo que duró el matrimonio

El tribunal de apelación sostuvo que el cese del compromiso se produjo por una causal objetiva vinculada al paso del tiempo. Hacen lugar al planteo del incidentista alimentante [privado]

La Cámara con competencia en lo Civil y Comercial y Familia de Dean Funes confirmó la resolución de primera instancia, que hizo lugar a la solicitud de cese de cuota alimentaria fijada a favor de la ex cónyuge, al advertir que -no obstante la orfandad probatoria por parte del incidentista alimentante para comprobar una alteración de las condiciones por las cuales se fijó el deber alimentario- los plazos previstos en el artículo 434 inciso b) in fine del Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN) se encontraban vencidos ya que, según dicho precepto, la obligación alimentaria entre los cónyuges no debe durar más de lo que duró el matrimonio.

El tribunal integrado por los vocales María Natalia Salomón y Horacio Enrique Ruiz , al analizar la cuestión, indicó que el apelado había deducido incidente de cese de cuota alimentaria, esbozando que las condiciones fácticas tenidas en cuenta al momento de su fijación han variado y agregando que la a quo hizo lugar a aquél.

Continuó exponiendo el requirente, ahora apelante, que la jueza basó su decisión sin plataformas fácticas que permitan acreditar que incurre una de las causales previstas por la ley para el cese de la cuota.

Bajo esas premisas, la Cámara señaló que en la legislación del derogado Código Civil existían dos categorías de alimentos conyugales -los denominados “amplios”, que se extendían más allá de la ayuda alimentaria en sentido estricto, y los “alimentos restringidos”, de toda necesidad, naturales o residuales que comprendían lo imprescindible para solventar las necesidades de alimentación, vestuario y habitación.

El alimentante “debe probar que no se dan los presupuestos legales o que desaparecieron las causas que lo motivaron, ya que el cambio normativo no sería de por sí suficiente”.

Argumento de la Cámara de Deán Funes.

Luego apuntó que la modificación del ordenamiento legal fundó sus principios en la solidaridad familiar y en los múltiples derechos humanos en que se basa el derecho alimentario, perdiendo protagonismo la culpa en materia de alimentos entre ex cónyuges.

Así, el tribunal precisó que el actual artículo 434 del CCCN prevé los supuestos específicos para el cese de los alimentos posteriores al divorcio, a saber, que desaparezca la causa que dio origen, si el beneficiario contrae nuevo matrimonio o vive en unión convivencial, o incurre en alguna causal de indignidad.

“Puede compartirse que en casos como el de autos la modificación normativa no hace cesar los alimentos ipso iure, pues pudieron tener en cuenta la situación de necesidad del alimentado y entonces es necesario valorar si esta situación subsiste o no”, sostuvo la alzada.

Regla

Asimismo, la Cámara consideró que, sin perjuicio de la aplicación de la regla de las cargas probatorias dinámicas (art. 710, CCCN), el alimentante “debe probar que no se dan los presupuestos legales o que desaparecieron las causas que lo motivaron, ya que el cambio normativo no sería de por sí suficiente”.

La Cámara observó que la vigencia de la nueva ley habilita el planteo y, a partir de allí, lo que debe valorarse es si se dan o no los presupuestos de subsistencia; como consecuencia de ello, el fallo interpretó que, si el alimentado no prueba su necesidad o la enfermedad, debe admitirse la cesación, en caso contrario, si acredita que su pretensión se encuadra en alguna de las situaciones de excepción previstas en el art. 434 del CCCN, la obligación subsiste.

A ello la decisión agregó que, si el derecho alimentario se funda en su necesidad y falta de recursos, se deberá fijar un plazo de duración, que no puede ser mayor que el número de años que duró el matrimonio.

Por lo expuesto, la resolución observó que de las constancias de autos no surge que la alimentada haya contraído nuevas nupcias ni que viva en unión convivencial con el padre de su hija, así como tampoco surge que haya incurrido en una de las causales de indignidad, destacando que no se ha podido probar, pese a los intentos del incidentista que opere alguna de las causales previstas en el nuevo ordenamiento.

En esa dirección, la Cámara concluyó que la prueba producida en autos no muestra la idoneidad suficiente para que la pretensión deducida prospere, resaltando que se agregó a la causa solamente documental e informativa que “no están dirigidas a hacer encuadrar al alimentante en una de las causales del art. 434 del CCCN”.

Sin embargo, el decisorio advirtió: “No obstante de la orfandad probatoria sobre el punto referido, adelantamos que vamos a compartir la solución a la que arriba la Sentenciante aunque con distintos fundamentos, al argumentar que el mismo art. 434 en la última parte de su inc. b del CCCN establece un límite temporal a la obligación alimentaria en cuanto dispone que la obligación no puede tener una duración superior al número de años que duró el matrimonio”.

Fecha

Al advertir el tribunal que las partes contrajeron matrimonio con fecha 27/10/2001, en la ciudad de Deán Funes y que mediante sentencia de fecha 10/03/2010 se declaró el divorcio vincular con efecto retroactivo al 10/12/2007, el matrimonio estuvo efectivamente casado seis años, un mes y 13 días.

Además, el decisorio destacó que, según surge de las manifestaciones del incidentista, la cuota alimentaria comenzó a hacerse efectiva en el mes de noviembre de 2010 a la actualidad, por lo que realizadas las operaciones matemáticas correspondientes, se encuentran “plazos más que vencidos frente al límite temporal objetivo previsto por el art. 434 inc b in fine, por lo que la cuota debe cesar”.

En definitiva, en el fallo se resolvió que, bajo las premisas sentadas en el punto anterior, corresponde rechazar la apelación incoada y confirmar la resolución recurrida.