Justifican autodespido de una trabajadora por destrato del presidente del directorio

Además de condenar la empresa demandada a que abone las indemnizaciones pertinentes, el tribunal ordenó que el directivo involucrado realice un tratamiento especializado para que tome consciencia de su comportamiento

Al constatar la existencia de patrones vinculados a la violencia de género en el trato del presidente del directorio de la empresa demandada, la Sala 6ª de la Cámara del Trabajo de Córdoba ordenó que éste realice un tratamiento especializado, consistente en actividades psicosocio-educativas en el Centro Integral de Atención de Varones, a los fines de su concientización respecto de la problemática, debiendo acreditar asistencia y continuidad.

La decisión de la jueza Nancy El Hay fue adoptada tras admitir los rubros salariales e indemnizatorios derivados del despido indirecto en que se colocó la trabajadora accionante debido a irregularidades en su registración laboral y los maltratos que padeció dentro de la empresa demandada, extendiéndose la condena a los miembros del directorio por su actuación negligente en la formalización del contrato de trabajo,

En cuanto a lo laboral, la demandante relató que su real fecha de ingreso a prestar tareas en la firma accionada fue mayo de 1994, cumpliendo funciones de administrativa de cuarta categoría del CCT de la UOM Anexo C, el que no se le liquidaba, así como tampoco adicionales.

Indicó que fue hostigada y sometida a presiones psicológicas cuando reclamaba sus derechos laborales y que los directivos se dirigían a ella con insultos, ofensas y maltratos denigrantes, violencia que afectó su salud física y mental.

Al considerarse despedida por la falta de respuesta de la empresa, inició el camino judicial.

Justificación

El tribunal señaló que hubo plena justificación en la denuncia del contrato de trabajo efectuada por la mujer, al no demostrar la empresa respuesta comunicacional a los reclamos. La magistrada añadió que el trato injuriante e irrespetuoso constatado por medio de testimoniales resultó dirimente para legitimar el distracto con derecho a indemnización, sumado a la falta de pago de salarios en los últimos meses de la relación laboral, común a sus compañeros de trabajo, la retención de aportes e incumplimiento de pago ante las entidades pertinentes, con las consecuencias que todo ello produce, todo lo cual constituye injurias que por su gravedad impiden la prosecución del ligamen, ordenándose el pago de los rubros salariales reclamados como también los derivados del despido indirecto.

En cuanto a la solidaridad de los miembros del directorio, la vocal examinó los artículos 59 y 274 de la Ley de Sociedades (LS), corroborando la violación de tales normas y destacando la gravedad que implican los abonos irregulares, la falta de pago de salarios de índole alimentaria y retención de aportes sin remitir a la seguridad social.

Con ello, el tribunal dio por probada la conducta abusiva de los codemandados, quienes no se han desempeñado como lo harían diligentes personas de negocios, dado que incumplieron la legislación provocando perjuicio a terceros.

Finalmente, ante la denuncia de violencia la magistrada consideró que, en el contexto social actual, la actitud de la empresa y de su presidente no puede pasar desapercibida, dada la posición de poder en la que se encontraba.

El fallo aclaró que, si bien todo proceso judicial debe resolverse con perspectiva de género, con mayor razón en este caso, en el que se aprecia con claridad la histórica desigualdad estructural de patrones socioculturales patriarcales, materializados en estereotipos construidos a partir de la diferencia sexual, que colocan a las mujeres en una situación de desventaja.

Testimoniales

En esa dirección se destacaron las testimoniales, que explicaron que “el trato con la actora era injusto, porque C. A. la nombraba ‘la puta”, siendo habitual que la calificara como inútil e inservible y agregando que en una oportunidad le tiró a la actora una taza de café, entre otros atropellos.

La jueza resaltó la necesidad de tomar conciencia de esta temática, que permita cambios sociales y culturales para comenzar a deconstruir la realidad que nos atraviesa, es tarea de cada operador desde el lugar que ocupe, analizar, interpretar y hacer uso de herramientas disponibles en el trazado que la perspectiva de género permita y remarcando que los actos de violencia causaron a la actora un sufrimiento que atentan directamente contra su dignidad como mujer.