Era un contrato asociativo de explotación tambera

El fallo estableció, mediante pruebas y testimonios, que la relación entre el accionante y los demandados encuadraba en la ley 25169, que regula la actividad tambera [privado] Con sustento en la prueba rendida, la Cámara del Trabajo de Villa María rechazó una demanda al considerar que la relación habida entre las partes no era laboral sino un contrato asociativo de explotación tambera. El accionante, Gustavo Claudio Prevero, denunció que en 1999 ingresó a trabajar en relación de dependencia en el establecimiento de Eduardo Henry Cossavella y Daniel Emilio Cosavella, para realizar diversas tareas, como cuidado de animales, tambo, manejo de tractores y maquinarias, desmalezamiento, carga y descarga de camiones lecheros, volteo de pasto, inseminación artificial de vacas, carga de silos y rollos, arreglo de alambres, entre otras, actividades encuadradas en la categoría de personal jerarquizado: encargado, lo cual fue negado por los demandados. El juez Osvaldo Samuel indicó que los codemandados sostienen que con el accionante mantenían un vínculo asociativo de explotación tambera, emplazada la parte demandada como empresario titular y el actor como tambero asociado, no aplicándose la legislación del trabajo. Después de evaluar la prueba rendida, el vocal sostuvo que “la mayor indagación en la colecta probatoria declinó el convencimiento del juzgador hacia una vinculación de naturaleza agraria de conformidad al artículo 2 de la ley 25169 (Contrato Asociativo de Explotación Tambera), celebrado entre partes en igualdad de condiciones”. En ese sentido, precisó el magistrado que así lo demostró el contrato asociativo de explotación tambera suscripto entre el accionante y los demandados (firma no desconocida), respaldado por la prueba testimonial, en cuanto a la actividad comprobada de Prevero. Calidad Por ello, en el fallo se infirió que “si el pretensor -sin prurito ni remilgo- afirmó que habría obrado en calidad de dependiente, la cantidad de facturas ‘C’ emitidas por el mismo, como su trámite de inscripción ante AFIP como tambero mediero ante el contador Genero -testigo en autos-, quien da cuenta claramente de que la circunstancia no admite excusa técnica siquiera verosímil, trascendiendo el significado de los postulados de la demanda”. En tal sentido se destacó que las facturas del accionante fueron presentadas a la jurisdicción y fueron desconocidas en su contenido pero no en su firma, “no argumentando ni mucho menos probando algún vicio en la voluntad del actor: error, violencia o dolo”. Asimismo, apreció el magistrado que Guillermo José Domínguez declaró bajo juramento que era tambero para los codemandados y que reconoce “la misma calidad al actor respecto a las mismas partes, seguía idéntica práctica de emisión de facturas y suscripción de contratos de asociación tambera”. De ahí, el tribunal sostuvo que ello resultaba común en relación entre los accionados y sus tamberos, como se observa en la pericial contable. A lo expuesto, se agregó el testimonio del contador de la demandada, quien depuso, bajo juramento, que "el Sr. Prevero fue al estudio para que le asesorara para que lo inscribieran ante la AFIP como mediero tambero y sobre la asociación mediera, concurrió con su esposa (…) que esto ocurrió entre hace unos tres y cinco años, no recuerda”, mencionando además que “su asesoramiento fue en función del monto del ingreso que iban a percibir, para ver si ingresaban en categoría de monotributista, se los inscribió en esa categoría (…) el demandante se inscribió como monotributista, en el estudio hicieron el trámite, sacaron la clave fiscal y por internet hicieron el trámite”. Contador De igual modo, el contador señaló que el accionante emitía facturas como monotributista y advirtió de que hay facturas que fueron anteriores a su asesoramiento y otras posteriores, conociendo ello porque “hizo el trámite para ingresar la clave fiscal del actor y algunas la tienen y otras no”. Así, el juez subrayó que en los casos en que se verificó alguna tarea ejecutada por el accionante fuera de la actividad de tambero, “no es posible establecer regularidad sino más bien se destacan por la ocasionalidad”, derivando que lo cual se comprende “teniendo en cuenta la vivienda ubicada en el campo, lo que implica tareas domésticas propias de la zona rural, a los fines del mantenimiento de la vivienda y la zona de trabajo”. En conclusión, el fallo consideró que “no se ha probado que Prevero haya tenido una dependencia jurídica ni técnica. Y tampoco económica, ya que se encontraba inscripto como autónomo” por su propia gestión y trámite ante el mencionado contador. En definitiva, la decisión estableció que la relación entre las partes se encontraba regulada por la ley 25169 y supletoriamente por el Código Civil y Comercial de la Nación, como indica la naturaleza jurídica que explicita el artículo 2 de la ley 25169. Autos: “Prevero, Gustavo Claudio c/ Cossavella, Eduardo Henry y Otro - Ordinario - Despido” Descargá el fallo [/privado]

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