Oscar Ernesto Barraza, conocido como el violador serial de ancianas y condenado a 25 años de prisión, es “un individuo normal” que, “ sin duda, goza de la capacidad de comprensión y dirección de sus actos, necesaria para responder penalmente de modo pleno”.
Así lo entendió la Cámara 6ª del Crimen de la ciudad de Córdoba, integrada por los vocales Daniel Otonello, Julio Guerrero Marín y Alberto Crucella, al evaluar los resultados de las pericias psiquiátricas y psicológicas practicadas al imputado, acusado de 19 hechos de abuso sexual con acceso carnal.
En los fundamentos de la sentencia, los camaristas rechazaron el planteo de la defensa respecto de la inimputabilidad atribuida a Barraza y, por el contrario, advirtieron que éste no posee “patología alguna que lo ubique en la debilidad mental”, aunque reconocieron que es un individuo que “en su historia vital no tuvo las motivaciones y estímulos necesarios”.
Así, del extenso informe psicológico se desprende que el acusado “no tiene dificultad para ajustarse a consignas de trabajo y tiene un discurso fluido y coherente”. Respecto de su conducta social, las pericias agregaron: “manifiesta cierta arrogancia hacia el sexo femenino; con un relato exculpatorio, a la vez que no se visualiza sentimiento de culpa ni autocrítica de lo inadecuado en el entorno, presentando un conflicto con la figura femenina; en tanto se identifica con aspectos negativos de la madre; de modo que la figura maternal es introyectada con agresividad fuerte y al ocupar el lugar del padre, se genera una trama edípica compleja de características perversas”.
Finalmente, sobre la estructura de personalidad, las pruebas lo describieron como una persona impulsiva, con una agresividad contenida, con escasos frenos inhibitorios y egocéntrico.
Nulidades
En otro tramo de los fundamentos, el tribunal rechazó in limine el planteo de nulidad del abogado del acusado respecto de que se vulneró su derecho de defensa cuando se le hizo renunciar al término para proponer perito de control. Sobre esta cuestión, los camaristas indicaron que ello no fue así, puesto que “Barraza contaba con un defensor oficial que le fue asignado, hasta tanto designara un defensor de su confianza, el cual renunció al término para proponer perito de control como también lo hizo el mismo imputado”. Asimismo, afirmaron que “en nada hubiera cambiado el resultado del exámen la presencia de un perito de control” .
Sobre el rechazo a la realización de una nueva pericia psiquiátrica y psicológica al acusado, la Cámara por unanimidad entendió que las explicaciones dadas por los profesionales actuantes en la sala de audiencia eran suficientes, no habiendo quedado duda alguna respecto de sus dictámenes.