Determinan que fractura de alumna en el recreo fue responsabilidad del colegio

El a quo rechazó la demanda de los padres de la infante, de siete años al momento de los hechos, pero la cámara admitió el recurso que presentaron. Sostuvo que es “por demás previsible” que una niña participe de juegos riesgosos

La Sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil revocó un fallo de primera instancia y responsabilizó a un establecimiento educativo porteño por los daños que sufrió una alumna de primaria mientras jugaba en el patio.

“No existen elementos que permitan concluir que el accidente se produjo por un hecho imprevisible e inevitable”, enfatizó la sala.

En esa línea, sostuvo que es “por demás previsible” que una niña de siete años, al salir al recreo, participe de juegos que pueden implicar riesgos, sea por su propia falta de diligencia o por la acción de un compañero.

Asimismo, recordó que los colegios, de modo accesorio a la obligación principal de prestar educación, asumen otra, tácita, de asegurar la indemnidad psicofísica de los niños que quedan a su cargo, la cual “naturalmente es de resultado”.

En noviembre de 2016, los padres de la menor accionaron contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) en representación de su hija, de 12 años a la fecha.

Negligencia

Los progenitores pidieron el resarcimiento de los daños y perjuicios que sufrió dentro de las instalaciones de la escuela porteña cuando, en horario de recreo y bajo la supervisión de sus maestras, se fracturó la muñeca derecha al hacer una vertical y ser empujada sin intención por un compañero que corría por el lugar.

Los actores aseguraron que el accidente se produjo “ante la negligente actitud de quienes se encontraban al cuidado y supervisión de los menores”.

Después de encuadrar el caso en los términos del artículo 1767 del Código Civil (CC), el juez de primera instancia consideró que ese episodio se produjo por un hecho imprevisible e inevitable que configura el supuesto de caso fortuito o fuerza mayor que prevé la norma; y, bajo esa premisa, desestimó el reclamo.

Los padres de la nena recurrieron el decisorio alegando que la parte demandada no cumplió con su obligación de seguridad.

En tanto, el apoderado del GCBA reconoció que la niña se accidentó en el patio del establecimiento aunque, en apoyo de su postura contraria a la procedencia de la acción, argumentó que lo sucedido superó “la aptitud normal de previsión que es dable exigir al responsable” y que fue “una consecuencia extraordinaria”.

La cámara desestimó el planteo del GCBA y sostuvo que si pretendía liberarse de responder por los daños derivados de un hecho reconocido, tenía la carga de “patentizar el caso fortuito”, la única causal de exoneración que podían invocar.