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Cuestionan que los padres de un femicida no sean investigados

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Lo planteó la fiscal que está a cargo de la pesquisa por el crimen de María Alejandra Abbondanza. Sostiene que los progenitores del encausado, Agustín Chiminelli, lo ayudaron a terminar con la vida de la mujer y, alternativamente, que encubrieron el hecho

En la provincia de Buenos Aires, la fiscal de Campana Laura Brizuela, a cargo de la pesquisa por el femicidio de María Alejandra Abbondanza, ocurrido hace un año, cuestionó que los padres del encausado no sean investigados, pese a que de acuerdo al artículo 277, inciso tercero, del Código Penal (CP), están exentos de responsabilidad criminal los que hubieren obrado en favor del cónyuge o “de un pariente cuyo vínculo no excediere del cuarto grado de consanguinidad”.

El cuerpo de Abbondanza apareció desmembrado y quemado en la parrilla de Agustín Chiminelli, un vecino.

La agente sostiene que todos los integrantes del núcleo familiar cometieron el crimen. Concretamente, su hipótesis es que los padres del joven entraron a su casa, advirtieron lo que estaba haciendo su hijo y, para ayudarlo, terminaron de matar a Alejandra.

De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio que presentó la fiscal, entre las 17.30 del 16 de septiembre de 2022 y las 8 del 17 de septiembre de 2022, Agustín Chiminelli, de 24 años y apodado “Chimi”, se encontraba en su casa junto con Abbondanza, de 38, y que en el marco de una discusión, mediando violencia de género, la agredió físicamente con intenciones de causarle la muerte.

Planteó además que a las 18.23 arribó al lugar Carlos Rubén Chiminelli, el padre del imputado, y a las 19.20 lo hizo Liliana Esther Sánchez, su madre, quienes se domiciliaban en el lugar, mientras Alejandra tenía heridas de gravedad pero aún se hallaba con vida.

Juez
En declaraciones al medio La Nación, la funcionaria precisó que si el juez entiende que no hay elementos suficientes para probar la participación de los progenitores en el femicidio quedarían impunes y que, por eso, planteó una calificación alternativa: encubrimiento.

“Si todo lo que hicieron fue con Alejandra ya muerta, el encubrimiento está más que probado”, manifestó.

“Este caso no es igual a otros, es único. Si se desoyen los compromisos internacionales, no solo no se estaría haciendo Justicia, sino que el Estado argentino podría incurrir en una responsabilidad internacional”, sumó.


Fuego y limpieza
La instructora puso el foco en la participación de los padres de Chiminelli en, por ejemplo, la alimentación del fuego y la limpieza de los rastros de sangre.

Alegó que el artículo 277, inciso tercero, del CP, que protege la institución de la familia, es inconstitucional porque colisiona con los pactos y tratados suscriptos por la Argentina; en particular, con la Convención de Belem do Pará, que tiene jerarquía constitucional y, por lo tanto, está por encima de las leyes.

Para Brizuela, el hijo y sus padres realizaron maniobras “tendientes a eliminar los rastros del hecho” y, así, procurar la impunidad.

Reseño que el plan incluyó trasladar a Alejandra a la parte trasera de la casa, donde siguieron agrediéndola, causándoles golpes en su cabeza con un elemento contundente -presumiblemente, una mancuerna de dos kilos- “con el propósito de lograr el fin propuesto de causarle la muerte”.

En tanto, indicó que después subieron el cuerpo a la planta superior de la vivienda, donde está el quincho, y colocaron partes sobre la parrilla.

“Como mínimo existe una división de tareas; no hablo de un plan para matar a la víctima de antemano, sino que el plan criminal se da con el delito ya empezado por el hijo. Muchas cosas pasaron al mismo tiempo dentro de la casa de los Chiminelli. Se pudo determinar, por el estado de carbonización del cuerpo, que no usaron alcohol ni ningún acelerante, por lo que tuvo que haber estado expuesto al fuego por lo menos seis horas, y no con brasas”, declaró la fiscal.

Bajo esa premisa, entiende que alguien tuvo que estar alimentando las llamas durante todo ese tiempo, que coincide con las salidas del hijo a repartir bolsas con elementos de pruebas (la mancuerna, toallas y ropa, entre otros) por distintos tachos de basura del barrio. “También tuvieron que ocuparse de controlar al perro de Alejandra y de limpiar todos los restos de sangre. Cuando nosotros llegamos, la casa estaba impecable”, explicó.

Brizuela pidió que Chiminelli, preso en el penal de máxima seguridad de Sierra Chica, sea enjuiciado por homicidio agravado por haber sido cometido por un hombre en perjuicio de una mujer, mediando violencia de género y por el vínculo, que prevé prisión perpetua. En tanto, acusó a sus padres por el homicidio agravado criminis causae (es decir, para ocultar otro delito), en concurso real con tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil.

Como imputación alternativa, solicitó que sean enjuiciados como autores del encubrimiento agravado por tratarse el hecho precedente de un delito especialmente grave.

Tanto Chiminelli padre, de 69 años, como Sánchez, de 65, siguen en libertad.

“Quemar una persona en una parrilla va mucho más allá de lo que uno se imagina como encubrimiento. Si los jueces entienden que no hay elementos para condenarlos como partícipes del homicidio, vamos a hablar de un encubrimiento agravado, porque se trata de un femicidio. Aún así, les espera una pena alta”, concluyó la agente.

Si el magistrado de Garantías de Zárate-Campana acepta lo postulado por Brizuela, el caso sentaría jurisprudencia en la historia penal de Argentina.

Antecedentes
Cabe recordar que durante la instrucción del expediente Brizuela les tomó declaración a las ex parejas de Chiminelli y que constató que antes del femicidio ya había cometido hechos de abuso sexual y violencia de género.

Una de las mujeres dijo que el hombre, con quien mantuvo una relación en 2016, “rompía todos sus celulares”, que se dañaba a sí mismo si se enojaba y que cuando tomaba alcohol ella accedía a tener relaciones sexuales con él por temor.

Otra joven que se vinculó con Chiminelli durante 2017 dijo que al principio era detallista, educado y compañero hasta que empezó a celarla. Confirmó que era violento con él mismo y dijo que “buscaba que le hicieran daño” y que “golpeaba persianas en la calle para que le peguen”.

De ambos relatos, la fiscal infirió que la dinámica vincular de Chiminelli estaría caracterizada por un alto índice de violencia y maltrato hacia la mujer.


Dinámica
Las declaraciones de las ex parejas también le permitieron caracterizar la dinámica familiar de los Chiminelli, ya que una de ellas expresó que “Agustín mandaba a la madre y la madre mandaba al padre” y destacó que la mujer “le arreglaba todos sus problemas”.

Para la fiscal, la madre de Chiminelli “resultaba funcional a los macabros planes de su hijo” y “empujaba a las parejas de Agustín a permanecer con él, obligándolas tanto psicológicamente como por la fuerza, siendo así partícipe necesaria de varios hechos de abuso sexual”.

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