Anulan renuncia forzada para encubrir un despido

El tribunal concluyó que el telegrama remitido por la trabajadora accionante no fue una declaración de libre voluntad sino por la presión que ejerció la patronal

Después de considerar nula la renuncia de la trabajadora, al no ser un acto de voluntad libre sino bajo presión de sus superiores, la Sala 6ª de la Cámara de Trabajo de Córdoba condenó a La Veloz del Norte SA al pago de las indemnizaciones por despido, por aplicación del artículo 14 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT).

La accionante Elina Luciana Monsalvo aseveró que ingresó a laborar el 15/8/2003, que desarrolló tareas de venta de boletos y pasajes en boleterías de la terminal de ómnibus y atención al público general y que el 16/5/2017 a las 13, mientras prestaba servicios junto a Roxana Berti y Hugo González, se presentaron dos directivos de la demandada manifestando que debían renunciar, citándolos para el día siguiente a las 10, a tales efectos.

Apoderado

La demandante afirmó que al día siguiente se apersonaron las mismas personas, acompañadas por el apoderado de la empresa, y expresaron que como “no les iba bien”, habían decidido cerrar la boletería y prescindir de todo el personal que allí se desempeñaba, sin posibilidad de reubicarlos.

Monsalvo sostuvo que les determinaron los pasos a seguir: que remitieran ese mismo día telegrama de renuncia a cambio de un dinero en cheques y cuotas, manifestándoles que si no aceptaban serían despedidos invocando causal “y sin cobrar un centavo”.

La trabajadora expuso que allí le entregaron cuatro cheques por $200.000 y le hicieron suscribir un sólo recibo, sin contar con asesoramiento.

La empleada indicó que, por lo expuesto, envió colacionado en el que esgrimió vicios en su voluntad, fraude y decisión de prescindir simulada y forzadamente de sus servicios, correspondiendo a un despido encubierto, por lo que la renuncia fue nula por forzada y abusiva, intimando el pago de los conceptos correspondientes.

A su turno, la empresa manifestó que Monsalvo renunció de manera libre y voluntaria y que por la buena disposición y desempeño le entregó una gratificación de $200.000, que fue aceptada y percibida sin reparo o reclamo, no habiendo forzado o exigido su renuncia.

Circunstancias

La jueza Nancy El Hay verificó las circunstancias narradas en la demanda, las cuales revelan “a todas luces” que la verdadera intención de la empleadora fue despedir e intentó valerse de la figura prevista por el artículo 240, LCT, como pantalla para encubrir su verdadero propósito y eximirse de las consecuencias monetarias.

La magistrada apuntó que los extremos fácticos denunciados fueron plenamente acreditados y restaban validez a la renuncia, denotando que el contrato de trabajo quedó disuelto por despido motivado fraudulentamente por la accionada.

El fallo detalló que de la reseña se infiere sin hesitación que la renuncia no respondió a una manifestación libre de su voluntad sino al lógico temor de perder el trabajo por un despido con causa y así no percibir suma alguna por la extinción.

Precisó que Monsalvo y sus compañeros fueron amedrentados por tres superiores jerárquicos, quienes los emplazaron a enviar la renuncia, sin permitirles efectuar una consulta, de lo que se derivó que aquélla no fue el resultado de una decisión libre sino por la presión que impidió discernir al respecto.

La vocal concluyó que la impugnación de nulidad de renuncia efectuada, ante la actitud de la demandada de persistir en su validez, resulta ajustada a derecho, configurando injuria grave que determina se considere despedida sin justificación.

Figura

El Hay resaltó que la demandada incurrió en la figura tipificada por el artículo 14, LCT, al utilizarla para encubrir un despido sin justa causa, ya que coaccionó la decisión unilateral mediante un engaño, concurso viciado de la voluntad, aprovechándose de la sorpresa, necesidad, sujeción a presión y temor, como lo expusieron los comparecientes a la audiencia.

La jueza valoró que Monsalvo tampoco pudo consultar con un abogado la situación que le planteaba su empleadora o si era ajustado a derecho el monto que se le ofrecía.

Conforme la plataforma fáctica establecida, en el fallo se resolvió que las indemnizaciones por antigüedad, preaviso, integración del mes de despido y la prevista en el artículo 2 ley 25323, eran de recibo.

Finalmente, la magistrada aclaró que los $200.000 abonados en cheques se discriminan en liquidación final y gratificación por servicios prestados, según surge del recibo suscripto ante escribano público, por lo que en modo alguno puede tomarse a cuenta de los conceptos reclamados en autos.