ESCUCHARA poco más de dos años de la Ley Antitabaco en Córdoba, ya casi nadie fuma en lugares cerrados como bares y restaurantes. Más aún: en el ámbito corporativo está sucediendo algo similar, pues actualmente son más de 200 las compañías que obtuvieron la certificación de libres de humo del Ministerio de Salud de la Nación. “Multinacionales que replican las políticas de sus sedes centrales y pymes locales que se comprometen con un espacio de salud y calidad de vida para su gente, han logrado que cerca de 50 mil empleados hayan dejado de fumar gracias a la aplicación de acciones que desalientan el consumo de tabaco”, explicó a Comercio y Justicia Patricia Haidbauer, directora general de Programar Proyectos Educativos, una entidad que confecciona planes “libres de humo” para empresas.
– ¿Qué ventajas tiene una empresa que no permite que se fume?
– Si bien los trabajadores que fumaban ahora lo hacen menos, sigue habiendo una alta población adicta al cigarrillo y sus consecuencias representan un incremento del 30 por ciento de los registros de ausentismo en las empresas. Además, un estudio estadounidense indica que un fumador le cuesta al empleador entre 2 mil y 5 mil dólares al año por gastos de seguro y ausentismo. El humo ambiental de tabaco afecta también a los fumadores pasivos y puede provocar desde bronquitis hasta cáncer.
El compromiso de los líderes es clave en este punto. Los ambientes sin humo protegen la salud de trabajadores y clientes. Además, reducen los riesgos de accidentes, incendios y deterioro de las instalaciones y equipos por efecto del humo; sobre todo, considerando el tema de los edificios “enfermos” que aíslan el aire, reciclando siempre el del interior.
– ¿Y de qué manera repercute en la imagen de una compañía?
– Desde hace unos años comenzó a tomarse conciencia de que proteger la salud es positivo para la imagen de una empresa. Así, si la empresa cuida a sus empleados, da una idea de calidad de vida que percibe el consumidor. El Programa Nacional de Control del Tabaco ofrece cifras que apuntalan esta mayor conciencia sobre el riesgo del tabaco: en 1999 fumaba un 39,8 por ciento de los argentinos; hoy lo hace un 33,4 por ciento. Estas medidas ayudan a que la opinión pública se sensibilice y fumar ya no sea una conducta normal.
– ¿Cómo se encuentra la demanda empresarial de programas para que su personal deje la adicción al cigarrillo?
– Si nos basamos en el dato de que entre un 70 y un 90 por ciento de los fumadores quieren dejar su adicción y no sabe cómo hacerlo, en las empresas ha venido creciendo la tendencia de crear programas que colaboren con su personal en el proceso de abandonar el cigarrillo. Esto se asocia a la cada vez mayor tendencia a proteger el derecho de los empleados no fumadores a no respirar humo de tabaco ambiental durante la jornada de trabajo.
– ¿En qué se basan los programas “libres de humo” que aplican?
– Cuando se pretende implementar una política libre de humo en una empresa, deben seguirse ciertos pasos. Para realizarlo de forma seria y responsable, la empresa debe planificarlo con seis meses de anticipación. Durante ese tiempo se realizan diferentes acciones destinadas a concientizar al personal, poner de acuerdo a los directivos y determinar la evolución del proyecto. El ideal es llegar a una política de prohibición total de fumar dentro del predio de la empresa. Muchas veces, para llegar a este punto, se pasa por una polít
