El concepto de lo que entendemos por patrimonio ha ido evolucionando y volviéndose más abarcativo a los largo de los años. Se pasó, por ejemplo, del criterio de objeto de valor patrimonial a considerar sectores de valor patrimonial y a incorporar nuevas categorías como patrimonio modesto o patrimonio industrial.
Por Arquitecto Ian Dutari*
Es decir que por patrimonio entendemos situaciones y categorías muy diversas, que hay que discernir en cada caso, para precisar cuál es su valor. Lo que está también muy claro es que el patrimonio constituye una pieza insustituible conformadora de la identidad colectiva de una sociedad.
La ciudad de Córdoba ha ido incorporando estas nuevas categorías, por ejemplo la importancia del patrimonio del período moderno, recientemente incluido al catálogo de edificaciones de interés, pero ha tenido dificultades en anexar el concepto de sectores de interés y valor patrimonial.
La historia urbana de las últimas décadas en nuestra ciudad ha mostrado poca lógica a la hora de preservar enclaves de valor, como así también, de disponer las aéreas de renovación, sectores singulares y áreas de oportunidad. Las ciudades en esta parte del mundo crecen y discutir cómo deben hacerlo es importantísimo. Córdoba sumó en la última década 120 mil habitantes. Discutir cómo debe densificarse sin destruir su propia identidad es un tema ineludible. Y en este contexto es que se deben articular políticas que consideren la ciudad con la enorme complejidad que tiene (al decir de I. Kant, “la cosa humana por excelencia”).
Sólo en ese contexto de interdisciplinas y complejidad es que se pueden intentar políticas, acciones e intervenciones eficaces a nivel ciudad. Las estrategias técnicas que no consideran las dimensiones sociales, culturales e intangibles están destinadas al fracaso.
* Decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba