El artista Luis Wells inauguró junto a Marcos Acosta, su curador, el nuevo espacio de arte para la ciudad de Córdoba denominado Qubo, en el showroom de Edificor. Habló sobre los años de oro del arte plástico en el país y la falta de políticas de promoción en la actualidad. Ícono del movimiento abstracto que puso foco en la materia y en las formas libres, narró su desaparición a manos de “informalistas”
Por Laura Pantoja – [email protected]
Luis Wells es uno de los artistas argentinos más reconocidos por su trayectoria en el campo de la pintura, la escultura, las ambientaciones y el diseño. Presentó Qubo, un nuevo espacio de arte gestionado por la empresa Edificor, en su propio showroom, para la ciudad de Córdoba.
Pionero en el arte del objeto y creador del movimiento informalista en Argentina, junto a sus pares contemporáneos Alberto Greco y Kenneth Kemble, Wells dialogó con Comercio y Justicia acerca del arte plástico como vehículo de transformación y sobre la necesidad de contar con políticas de promoción que lo pongan en escena nuevamente. Valoró las gestiones privadas que trabajan en ese sentido, al tiempo que detalló el nacimiento y muerte del movimiento informalista, “burlado” por los “copiones” del arte.
– Una persona que va a comprar materiales de construcción, es decir que no busca obras de arte, se encuentra en Qubo con un objeto de color amarillo que lo intercepta. ¿Qué cree que provoca esa interpelación?
– Es una escultura, una forma, no explico mis obras porque no tienen explicación. Son cosas que surgen de la fantasía de quien las hace. No le busco el significado. Tiene un aire lúdico, es una forma alegre, nada trágica. Lo dejo librado a cada intérprete.
– El arte plástico se acerca a un público masivo. Tomando el concepto de arte como vía de expresión ¿qué lugar ocupan hoy el arte en este momento de país y ustedes como artistas respetados?
– Las artes plásticas han perdido lugar, a diferencia del teatro y la música, que llevan bastante ventaja. Argentina es un pueblo muy teatrero, Buenos Aires es una de las ciudades que más salas de teatro del mundo tiene. La gente no le da mucha importancia a las artes plásticas. Se necesita de la Noche de los Museos para que la gente vaya a los museos, pero si vas el día anterior no hay gente.
-¿Y a qué se debe? ¿La sociedad no tiene interés o el arte plástico no ha sabido darse su lugar?
– El arte plástico o visual no se ha promocionado. Yo tengo una larga carrera (nací en el año 1939) y cuando empecé, Brasil, por ejemplo, no existía en materia de arte. En Argentina crecimos mucho. La aparición del Instituto Di Tella fue maravilloso, era un festival con miles de personas todos los días, con grandes exposiciones, venía gente del extranjero, de Europa de Estados Unidos. Los mejores artistas estaban acá. Incluso en Córdoba se entregaron premios de pintura. Luego llegaron los “milicos” y se acabó. Bajaron la cortina y el arte dejó de existir. Y pasaron los años y hubo cosas más apremiantes en donde poner dinero.
– Entonces es una cuestión netamente política.
– Totalmente, tendría que haber políticas que lo promuevan de la forma que sucedió aquella vez. Si una vez funcionó, puede volver a funcionar. En los años 50’ y 60’, Brasil como centro productor de arte no existía y nosotros éramos la punta de lanza. Ahora nos ha dejado atrás con sus Bienales de Arte y otros eventos importantes.
– Igual hay intentos, ¿no? Por ejemplo Mercado de Arte en Córdoba, que se dirige a todo público. Y quizás también la Noche de los Museos.
– Sí los hay porque la necesidad de expresarse es constante, tanto de los artistas como de la gente que está vinculada con el arte. Que empujan mucho, pero no es suficiente. Teníamos un pabellón argentino en la Bienal de Venecia, pero lo vendimos y ahora alquilamos un lugar. No es lo mismo, fueron cosas que se han ido perdiendo; el arte plástico ha ido perdiendo lugar.
– Apostemos por más impulsores del arte entonces, tanto espacios como medios de comunicación…
– Claro, en este sentido la empresa Edificor colabora, aunque sea chiquito. Si todos hicieran o replicaran lo de ella, el arte comenzaría a ganar más espacios.
– A usted y a otros colegas les atribuyen la creación del arte-objeto en Argentina. ¿Cómo se originó y cómo se expresa en nuestros días?
– Con Rogelio Polesello tuvimos los mismos estudios e hicimos muchas exposiciones. Él fue por el lado de la geometría y yo fui uno de los creadores del informalismo, junto con Alberto Greco y Kenneth Kemble. El informalismo (caracterizado por abstracciones con predominio de las texturas complejas, los grumos y las mixturas) intentó descubrir qué era la materia, las cosas más líricas, como para explicarlo de una manera simple. La otra rama de la geometría era la cosa más ceñida. Camino que también siguió Julio Le Parc. Son distintas búsquedas que van produciendo movimientos; uno ni siquiera sabe en qué se van a convertir. Entrelazan y crean otros movimientos nuevos.
– Claro, no es que ustedes pensaron en la creación de un movimiento sino que surgió al hacer.
– Por más que yo lo diga, si no se pliega la gente, no existe. Fue un movimiento que se puso de moda, de manera tal que al año siguiente (nació en 1958) no había pintores que no fueran informalistas, y eso representó tanto la gloria como la muerte. Al haber tantos, se gastó y se terminó la posibilidad de seguirlo. Eran miles de pintores en todo el mundo. Había informalismo hasta debajo de la cama. Empezamos con la primera exposición en 1960 y al año siguiente pintores que nunca existieron aparecieron y luego desaparecieron, porque no les interesaba pintar, sólo les interesaba hacer informalismo.
– Sucedió lo mismo que con las modas.
– Tal cual, cuando el arte pasa por una cuestión de moda, deja de tener la importancia de un movimiento.
– No obstante, con el tiempo se depuró del oportunismo y aún no pudo prosperar.
– Sí, prosperó hasta morir por la cantidad de gente y el entusiasmo que ocasionó. Fue como una fiebre, generó ruido y muchos de los que se llamaban informalistas eran muy superficiales, lo hacían sólo para asemejarse a los artistas verdaderos. Era como una burla.
– Hablando de superficie, Marcos Acosta, el curador de su muestra “Narraciones de la propia existencia” en Qubo, expresó que el arte es valioso porque causa una transformación del espíritu. ¿Cree que el arte puede atravesar distintas capas hasta llegar a la profundidad del ser?
– No es que no pueda, es que si no lo hace no es arte. Sería un pasatiempo o una decoración.
– Y si alguien quisiera encarnar ese proceso, ¿por dónde debería comenzar?
– Por tener ganas irrenunciables de hacerlo. No es un camino fácil, es de mucho trabajo y concentración y estudio. Hay muchos lugares donde se enseña arte. O uno puede ser autodidacta. Es cuestión de formarse en museo, libros y ese tipo de cosas. Hay que tener en cuenta que el arte plástico es una actividad solitaria, a diferencia del teatro o la música que son más expansivas. En nuestro caso, sólo podemos tener relación con modelos, que pueden ser señoritas o frutas.
– Otro punto es que no todo el mundo puede vivir del arte, ¿no?
– No. Sí están las artesanías o lo relativo a un arte más comercial, quizás menos profundo. Cuando vos empezás a decir “¡qué lindo!”, desconfiá.
– ¿Y qué hay que decir entonces para que sea arte? ¿“No entiendo”?
– (risas) De pronto (Pierre-Auguste) Renoir pintaba flores y decían “¡qué lindo!”, pero estaban pintadas como los dioses. Se dice muchas veces “qué lindo”, pero no tiene un gran valor.
– ¿Y qué debe tener para que sea de valor?
– Tiene que tener el alma del artista.
– Gracias Luis, me dio el título de la nota.
Ficha técnica
– Muestra. “Narraciones de la propia existencia”
-Artista. Luis Wells, artista de extensa trayectoria cuyas obras se exhiben en grandes museos del mundo como el MoMA de New York , el MALBA y/o el Museo Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires.
– Curaduría. Marcos Acosta
– Fecha. Desde el 28 de agosto hasta el 18 de noviembre con entrada libre y gratuita, en QUBO, ubicado en el Showroom de Edificor (Colectora y Monseñor Pablo Cabrera).
Sobre Qubo
QUBO es un espacio cultural creador por Edificor y el artista Marcos Acosta, que oficiará de director y curador del espacio. Contará con acciones a beneficio de organizaciones sociales.
Se desarrollarán exposiciones individuales de artistas de trayectoria, como así también de nuevos talentos de gran importancia en la escena cultural. Las exhibiciones tendrán una duración de dos a tres meses. Con cada exposición se harán acciones a beneficio a través de donaciones de los artistas y de la empresa. En esta primera ocasión será en apoyo al Comedor Los Pekkes, de barrio Los Quebrachos, en la zona sur de nuestra ciudad.
“QUBO es un espacio para construir cultura, no es una galería de arte, sino un lugar para hacer de lo cotidiano algo extraordinario y conectar con el espíritu a través de obras de arte de calidad. Buscamos llevar el arte a la gente, de pronto sorprender, motivar, cuestionar. QUBO busca romper el orden esperable dentro de un ámbito como es el Showroom de Edificor y enriquecerlo con la experiencia profunda que representa el arte en quien lo experimenta”, señaló Marcos Acosta, director del espacio.