Argentina elegirá entre Daniel Scioli y Mauricio Macri a su octavo presidente desde el regreso de la democracia, e inaugurará una figura electoral nunca antes puesta en práctica por el electorado argentino: el balotaje.
A pesar de varios intentos infructuosos de imponerla, la segunda vuelta se estableció definitivamente en 1994, cuando la reforma constitucional eliminó el Colegio Electoral e instauró el sistema directo de elección de presidente, vice y senadores nacionales. Así, se le otorgó rango constitucional a la doble vuelta electoral o “balotaje”. Esta figura fue ideada en 1852 por el emperador francés Napoleón III para garantizar la mayoría absoluta y el consenso por mayoría de quienes aspiran a los cargos electivos.
Pero en Argentina el balotaje tiene particularidades: los artículos 97 y 98 de la Constitución prevén que habrá segunda vuelta cuando ninguno de los candidatos alcance 45% de los votos en primera vuelta o si ninguno supera 40% con una diferencia de más de 10% respecto del que le sigue en número de sufragios. Es decir que desde el Pacto de Olivos se considera mayoría 45% de los votos pero se estima que 39% es una base sin consenso, aun si el segundo candidato obtiene 1%.
De los comicios realizados desde el Pacto de Olivos (1995, 1999, 2003, 2007 y 2011) sólo el del 27 de abril de 2003 abrió la posibilidad a una segunda vuelta. En esa elección, la Alianza Frente por la Lealtad (Carlos Menem – Juan Carlos Romero) obtuvo 24,45%, y la Alianza Frente para la Victoria (Néstor Kirchner – Daniel Scioli) logró 22,24%. Finalmente, Menem renunció al balotaje previendo una contundente derrota.
Un caso similar sucedió en las elecciones del 11 de marzo de 1973, cuando Ricardo Balbín renunció a la segunda vuelta con Héctor Cámpora. En esos comicios, sortear el balotaje exigía 51% de los sufragios. Además no había diferencia requerida entre candidatos para una posible segunda vuelta. En primera ronda, el Frejuli de Cámpora había obtenido 49,56% de los votos y la UCR que postulaba a Balbín, 21,29%.
El resultado de ayer estableció que por primera vez en la historia los argentinos voten a un presidente en una segunda vuelta electoral.