Hacia finales de 2015, el descenso habrá sido de 33% respecto de 2014, y de 40% con respecto al promedio que tuvo la oleaginosa entre 1998 y 2014. El cálculo realizado es en función de una canasta básica de consumo.
Pese a que el complejo sojero es el principal generador de divisas del país, el poder de compra de los productores oleaginosos (en términos de una canasta básica de consumo) ha caído a punto tal que se ubica en el nivel más bajo de los últimos 14 años.
Un trabajo elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea estimó que cerrará 2015 en un nivel muy similar al que se tuvo en el período 1999/2001, “años difíciles para la actividad, caracterizados por precios internacionales muy deprimidos para todas las materias primas”.
De acuerdo con el trabajo, que estuvo a cargo del economista Juan Manuel Garzón, el poder de compra de este año (proyectado a diciembre) desciende 33% respecto de 2014 y 40% en relación con el que tuvo la oleaginosa, en promedio, entre los años 1998 y 2014.
“La fuerte baja de este año responde a la caída de precios internacionales y al desfase entre la evolución del tipo de cambio y la tasa de inflación doméstica. En otras palabras, a la baja de precios internacionales, que castiga la soja pero también el resto de materias primas que produce y exporta Argentina, se suma un ritmo devaluatorio que no compensa la inflación interna”, explicó.
En un contexto en el que la producción de la oleaginosa avanzó (en buena parte por las propias ventajas que tiene sobre los otros cultivos, pero también debido a las desventuras que han tenido estos últimos, en particular el maíz, “muy castigado por la restricción de exportación que aplica el gobierno desde hace casi cinco años”), monitorear la situación económica de los productores agrícolas -en particular, los sojeros- resulta “clave para determinar si el proceso productivo expansivo tiene chances de sostenerse en el tiempo”.
Cuatro escenarios posibles
Por ello, el trabajo contempla cuatro escenarios posibles del poder de compra de la soja para 2016, según lo que se estima que suceda con la dinámica del tipo de cambio oficial, la inflación y las retenciones.
Cabe aclarar que en todos los casos la construcción de escenarios utiliza como base los precios internacionales esperados para el año que viene: 345 dólares por tonelada en enero 2016, bajando a 330 dólares en mayo siguiente y estabilizándose en ese valor.
El primer escenario supone la continuidad del modelo actual, es decir, no hay cambios impositivos y continúa el atraso cambiario. El tipo de cambio (TC) oficial se mantiene a un ritmo de devaluación de 1% mensual, mientras que la inflación continúa en el andarivel de 2% mensual. “No importan tanto los valores absolutos sino la relación entre ellos”, indica el trabajo, que aclara que “el hecho es que continúa atrasándose el tipo de cambio real”.
En este caso, el poder de compra se debilitaría 18% en la comparación interanual y 14% si se compara diciembre 2015 vs. diciembre 2016. “Éste se considera muy poco probable ya que sería un escenario extremadamente adverso para el sector y la economía en general”, se indicó.
El segundo, a diferencia del anterior, supone que el TC y la inflación convergen a un mismo ritmo y se estabiliza el TC real a los niveles de diciembre 2015. “En esta simulación, el poder de compra se seguiría deteriorando. Caería 13% en la comparación año/año y 4% si se compara diciembre de modo interanual”.
El tercer escenario supone que el TC le gana a la inflación el año que viene 1,5 puntos porcentuales por mes (de ahí el éxito), lo que implica que en 12 meses y comparando los meses de diciembre, se logra una devaluación real de 19%. En este caso el poder de compra cae 4% interanual pero mejora 14% si se compara diciembre contra diciembre.
Finalmente, el cuarto escenario es igual al anterior con el agregado de una baja de 10 puntos porcentuales de derechos de exportación sobre la soja (pasan de 35% a 25%). “Aquí el poder de compra mejora 11% interanual y 32% si se comparan los diciembres. Sería el caso más favorable para el sector, pero hay que advertir de que los cambios de política que incorpora serían claramente insuficientes para recuperar el poder de compra que tuvo la soja entre los años 2002/2014”, concluyó.