Al menos 500 grandes empresas pagan cero peso de impuesto a las Ganancias. En tanto, las pymes soportan cargas que superan el mínimo establecido por la ley.
Ayer, el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, informó que “500 grandes empresas no pagaron el impuesto a las Ganancias” durante el último ejercicio fiscal. El anuncio se produjo en el marco de una estrategia de avance de la AFIP sobre los grandes evasores del fisco y luego de conocerse la millonaria evasión por la que está acusada la cerealera Bunge.
Al analizar el mapa impositivo argentino, en primer lugar es posible reconocer que la presión fiscal golpea con más fuerza el sector microproductivo. Mientras que 30 por ciento de las empresas que facturan más de 100 millones de pesos se las arregla para ignorar el impuesto a las Ganancias, las pequeñas y medianas firmas argentinas soportan cargas de hasta 60 por ciento respecto de su recaudación, superando en ocasiones el 35 por ciento establecido por ley, según el útlimo informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
A esto se suman las estrategias de ventas de acciones y la adopción de formas societarias de los grandes facturadores, entre otras maniobras que favorecen la disminución de sus cargas fiscales.
Los principales implicados
Durante los últimos meses, la AFIP se encargó de identificar las cerealeras, aceiteras, madereras y empresas automotrices como los principales actores de la evasión del impuesto a las Ganancias, considerando que pertenecen a los sectores que más facturan y cuyas utilidades se encuentran más concentradas.
Según un informe difundido por la AFIP, en 2009 las principales exportadoras de cereales y oleaginosas facturaron cerca de 13.280 millones de pesos, es decir 26,7 por ciento del total del sector, y la más importante aceitera facturó cerca de 8 mil millones de pesos, lo que representa 24,5 por ciento del total de las ventas del rubro.
“De las diez firmas que más granos vendieron en 2009, hay cuatro que no pagaron ni un sólo peso de Ganancias”, aseguró Echegaray.
Asimismo, el sector maderero registró una baja de 9,1 por ciento en el período que va desde 2007 a 2009, en el pago del impuesto que grava las utilidades, pese al crecimiento en las ventas de 2,7 por ciento y una facturación cercana a 3.600 millones de pesos en el último año fiscal.
Por otro lado, la AFIP denunció también que “de las 65 grandes empresas del sector automotriz, 37 no pagaron Ganancias y seis de ellas facturaron 30.000 millones de pesos”.
A partir del informe, se consignó que la modalidad del “cero peso” en Ganancias se produjo pese a que las ventas del sector automotriz alcanzaron en el primer semestre del año 44.892 millones de pesos, lo cual representa un crecimiento de 72,1 por ciento con respecto al mismo período de 2009.
El peso impositivo para pymes
Consultados acerca de este tema, la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios Argentinos (Apyme) aseguró que las pymes “no tienen forma de escapar” al pago del impuesto que grava las ganancias, de acuerdo con las formas societarias a las que recurren.
En ese sentido, el contador Gabriel Tobal, miembro del Departamento de Economía de la asociación, afirmó que resulta fundamental “modificar la escala de tributación, agrandando los primeros tramos”, para que se produzca una distribución simétrica de las cargas impositivas.
Tobal detalló que, si bien la primera alícuota de la escala para aquellos que facturan hasta 10 mil pesos ronda 9 por ciento, dado el avance inflacionario “las pymes terminan pagando un mínimo de 24 por ciento sobre las utilidades que se han elevado y sufren también la suba de los costos, por supuesto”. “Cualquier obrero está cobrando 10 mil pesos anuales”, agregó Tobal.
Asimismo, el contador de Apyme reconoció que existen operaciones realizadas por grandes empresas que no ingresan en el gravamen. “Hay ganancias que están exentas, como las transacciones financieras”, detalló.
Tobal planteó además que una escala impositiva más equitativa, que aumente los mínimos, puede generar “un doble efecto virtuoso”. La disminución en la presión impositiva a las pymes abriría el juego a “la inversión de excedentes y a la consecuente creación de empleo para mano de obra intensiva”, lo que favorecerá a la demanda.
“Desde el sector Pyme advertimos la urgencia de una política tributaria más equitativa y, por otro lado, que salga la nueva ley de entidades financieras”, concluyó Tobal.