La recompra de deuda en dólares que anunció el Gobierno argentino el pasado día 18 equivalió a una cesación de pagos, de acuerdo con la evaluación de la calificadora estadounidense de riesgos Moody’s. “Consideramos que la recompra es un canje distressed y, por tanto, un default, según nuestra definición”, afirmó la agencia en un informe difundido ayer miércoles. Se trata la segunda situación de impago de Argentina en el último mes, luego de la decisión de S&P Global Ratings del 9 de enero en relación con la deuda argentina en pesos.
La intención declarada del Gobierno con la recompra era mejorar su perfil de repago y retirar deuda con descuento antes de que empezara a amortizarse a la par, impulsando al mismo tiempo la confianza del mercado. En este sentido, la recompra ha permitido un aumento del precio de ambos bonos. Es poco probable que la operación pueda mejorar la confianza de los inversores al punto de permitir que el soberano recupere el acceso al mercado antes de las amortizaciones del principal, que comienzan en 2024, lo que permitiría evitar otro evento crediticio (es decir, una reestructuración, un canje en dificultades o un impago). En enero de 2025, el soberano estará amortizando sus bonos de 2029, 2030 y 2046, lo que aumentará considerablemente sus necesidades de financiación y presionará sus ya ajustadas finanzas exteriores.
El documento sostiene que la recompra “se realiza a costa de una escasez de divisas que está presionando las finanzas exteriores del país, al tiempo que contribuye poco a respaldar la capacidad de reembolso del soberano en 2024 y años posteriores”.
Moody’s también resaltó que el Gobierno argentino no especificó “qué cantidad de los US$1.000 millones se destinará a la compra de cada bono ni la fecha prevista de culminación del proceso de recompra”. Señaló que el Ministerio de Economía mencionó en un primer momento que los recursos para la recompra procederían de los depósitos en moneda extranjera del Tesoro en el Banco Central.
Esos fondos, según subrayaron en el Gobierno, originalmente iban a ser destinados a la importación de gas, pero una reducción en la proyección de compras de éste al exterior habría liberado recursos para recomprar los títulos de deuda.
“Aun así, los inversores nacionales y extranjeros han cuestionado el uso de los recursos en un contexto de escasez de liquidez externa y la previsión de una menor entrada de divisas por las menores exportaciones agrícolas de este año debido a una grave sequía”, indicó Moody’s, que advirtió de que las reservas netas del Banco Central se ubican en poco más de US$6.000 millones.
“La acumulación de reservas sigue siendo un desafío como resultado de exportaciones más débiles, que han llevado a la introducción de nuevas restricciones cambiarias y tipos de cambio múltiples que están exacerbando las distorsiones en la economía”, agregó.
Pese a estas afirmaciones, sigue siendo incierta la manera como el Gobierno argentino le hará frente a la recompra. Si bien al principio se habló de usar reservas, posteriormente se dejó trascender que se estaba negociando un préstamo con algunas entidades internacionales para ese fin y correr esos vencimientos.