ESCUCHAREl ministro de Economía, Axel Kicillof, aseguró que Argentina va «a seguir pagando» todo sus compromisos y que hará «todos los esfuerzos» para que los bonistas reestructurados cobren lo que les corresponde.
“Vamos a seguir pagando todos nuestros compromisos, vamos a hacer todos los esfuerzos para que esos pagos lleguen a los tenedores de deuda reestructurada”, afirmó Kicillof al presentarse en un evento organizado por el Consejo de las Américas en Washington, en el marco previo de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial.
El ministro volvió a advertir que el fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa, que ordena al país abonarles a los fondos buitre una suma cercana a 1.600 millones de dólares junto con el pago que realiza a los bonistas reestructurados, “es una imposibilidad financiera y conceptual”.
“Argentina no puede cumplir (tal como estipula el fallo). Es una cuestión fáctica porque si a ese uno por ciento” que está litigando en los tribunales estadounidenses, el país “le paga lo que está reclamando, hay dos cuestiones obvias: que el restante 7,6%» que no ingresó en las reestructuraciones de deuda, «va a tener derecho inmediatamente a reclamar lo mismo”, dijo el ministro.
Eso “quiere decir que la discusión es de 15.000 millones, 20.000 millones de dólares, no 1.600 millones” como plantea la decisión del juez Griesa.
Así, “la suma que está pidiendo Griesa no es 1.600 millones de dólares, son 15.000 millones de dólares, porque si pagamos de contado, en efectivo y con la cuenta de aceleración a todo el mundo, son 15.000 millones de dólares”, detalló Kicillof.
A ello se suma la posibilidad cierta de que los bonistas que ingresaron al canje salgan a reclamar igualdad de condiciones con base en el monto determinado por el juez Griesa, tal como lo estipula la cláusula RUFO, lo que podría dar por tierra con todo el proceso de reestructuración de deuda llevado adelante de 2005 en adelante.
El encuentro organizado en la Embajada argentina en Washington contó con la participación de cerca de 200 invitados entre funcionarios del gobierno estadounidense, organismos internacionales como el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo, diplomáticos, y representantes del sector privado y financiero, como JP Morgan, Deutsche Bank y Hewlett-Packard, entre otras empresas.
