El especialista se refirió así a la mayor porción de población considerada dentro de esta categoría (por debajo de los umbrales básicos de necesidades generales) a partir de la nueva medición.
En medio de la polémica que generó el ministro de Economía, Axel Kicillof, al indicar que “ultimamente” no tiene “el número de pobres”, y que la pobreza le parece una medición “un poco estigmatizante”, el Instituto de Economía y Finanzas (IEF) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) organizó el panel “Pobreza y Distribución del Ingreso”, el segundo realizado con motivo de su 80 aniversario.
Invitado a echar luz no sólo sobre la medición de pobreza sino también sobre los aspectos multidimensionales de ella, el doctor en Economía, investigador independiente del Conicet y director del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde) de la Universidad Nacional de Salta, Jorge Paz, dialogó además con Comercio y Justicia.
-¿Cómo mide la pobreza el Ielde?
-Utilizamos la información disponible en Argentina, constituida por las encuestas Permanente de Hogares (EPH) y Anual de Hogares Urbanos. Y nos da un valor de la medición de la pobreza tradicional que se denomina pobreza monetaria y que se establece a partir del valor de una Canasta Básica Alimentaria (CBA) multiplicada por un coeficiente, con el que se llega a la Canasta Básica Total (CBT) que incluye alimentos, vestimenta y transporte, es decir, lo elemental para que una persona pueda mantener una actividad social medianamente normal. La dificultad a la que hizo mención el ministro Kicillof viene dada porque en el proceso se deben tomar decisiones metodológicas, por ejemplo, en primera instancia que un nutricionista calcule cuántas kilocalorías debe consumir un ser humano a diario para poder sobrevivir. A esas kilocalorías (en Argentina están estimadas en más o menos 2.700) hay que convertirlas en bienes, es decir, en alimentos, y de ahí hay que buscar precios. Allí está el problema. Si yo pregunto el precio de la papa en este almacén probablemente no va a ser el mismo que el de un supermercado o el de una verdulería en un barrio. Entonces, hay decisiones metodológicas y dificultades de ese tipo. Resuelta esa dificultad, lo que hacemos es utilizar las canastas de precios de las direcciones de estadísticas provinciales que no están intervenidas por Indec y, con los ingresos de la EPH, llegamos a ese porcentaje de 18% de la población que tendría ingresos inferiores a los de esa CBT, con lo que se presume que estarían consumiendo menos.
-¿La canasta es la misma para todo el territorio nacional?
-No, es una canasta para cada una de las regiones, es decir hay una para el NOA, otra para el NEA, otra para la Patagonia, y otra para el Centro. No hay desagregación provincial.
-¿Cuáles son los ingresos sobre los que se realiza el cálculo?
-Se hace sobre los ingresos familiares y allí hay otra dificultad, porque nosotros no podemos observar cuánto consume cada uno de los individuos del hogar. Podría darse que en un hogar de cinco miembros, uno solo consuma todo el ingreso del hogar, por lo que habría allí cuatro pobres y uno que no. Como no podemos saber si esto sucede, lo que hacemos es considerar el ingreso del hogar, y si es por debajo de lo que consideramos la línea de pobreza, concluimos que ese hogar, con sus cinco integrantes, es pobre.
-¿Qué agrega la medición multidimensional?
-El tema de vivienda y saneamiento (existencia de baño, descarga de agua y calidad y estado de la vivienda), variables de educación tanto del jefe de hogar como de los niños y la inserción en el mercado de trabajo. Toma en cuenta 26 indicadores más, además del ingreso monetario familiar. Con todos ellos se elabora un indicador sintético que funciona de la misma manera que la tasa de pobreza común. En este caso, a nosotros nos da que la pobreza está por sobre la anterior. Serían entre 8 y 12 millones las personas que en Argentina están por debajo de los umbrales básicos de necesidades generales, es decir, de pobreza multidimensional. Esta medición le suma complejidad y realismo a la medición porque considera necesidades que no son atendidas con programas sociales que transfieran ingresos, como el de la Asignación Universal por Hijo. El problema del baño, la descarga de cloacas no están consideradas dentro de la medición común. Entonces esto pone de relieve también las responsabilidades de las políticas públicas que son nacionales, provinciales y municipales.