El director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, destacó ayer las medidas fiscales adoptadas por el Presidente Alberto Fernández, a la vez que solicitó mayores precisiones sobre “un plan económico a mediano plazo” de parte del Gobierno.
El gobierno argentino “se va moviendo en una dirección positiva”, tras evaluar que “las medidas económicas se han adoptado sin que las cuentas fiscales se vean afectadas”, dijo Werner en un reportaje con la cadena CNN en Español que se emitirá el próximo domingo pero del cual se conocieron algunos fragmentos.
Además de las palabras de apoyo a las medidas del Gobierno el funcionario del FMI sostuvo que en el organismo “están aguardando un plan económico de mediano plazo, más detallado que aún no está sobre la mesa”.
Argentina y el FMI tienen que renegociar un programa crediticio por unos US$57.300 millones que el organismo concedió a mediados del 2018 al gobierno del entonces presidente Mauricio Macri, y del cual no desembolsó los últimos $11.000 millones previstos para septiembre del año pasado.
Alberto Fernández consideró a comienzos de su mandato que ese acuerdo “está caído” y dejó en claro que el Gobierno “no quiere más dinero” salvo que sea para inversiones productivas.
En su primer discurso como Jefe de Estado, Fernández reiteró que “para pagar hay que crecer” y que el país “tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo”. En ese marco, resaltó que buscará una relación “constructiva y cooperativa” con el fondo.
Junto con esto, conformó un comité de especialistas que asesorarán al ministro de Economía, Martín Guzmán, en la renegociación de la deuda, para que su pago sea sustentable y compatible con el crecimiento del país.
Vale señalar también que la nueva titular del Fondo, Kristalina Georgieva, quien también mostró una buena predisposición inicial para reanudar la negociación bilateral, reemplazó al auditor del caso argentino que había negociado el crédito con Macri, Roberto Cardarelli por el venezolano Luis Cubeddu.
Las palabras de Werner se conocieron luego de que el Ministerio de Economía diera una nueva señal de su intención de renegociar la deuda, tanto con el FMI como la que mantiene con privados, al convocar a empresas para que presenten sus ofertas por el servicio de identificar quiénes, dentro de los privados tienen títulos emitidos por la Argentina.
Las ofertas serán aceptadas hasta el 13 de enero, según destacó el anuncio efectuado por la cartera que dirige Guzmán.
La deuda bruta del Estado Nacional ascendía a mediados del 2019 a US$337.267 millones, de las cuales un tercio está en manos de agentes privados, y otro tercio en organismo internacionales, principalmente el FMI.
En medio de este panorama, Werner destacó que el gobierno argentino “ha anunciado medidas importantes para proteger a los más vulnerables sin que se vean afectadas las cuentas fiscales”.
Perspectivas
Por su parte, el Banco Mundial (BM) estimó ayer que la economía argentina podría caer 1,3% durante 2020, al tiempo que recomendó “reemplazar los controles de precios por redes de seguridad social más extensas, favorables para los pobres y el crecimiento”.
En tanto, en su informe sobre Perspectivas Económicas Globales el BM detalló que “se espera que en 2020 el crecimiento regional aumente al 1,8 % a medida que se consolide el crecimiento en las economías más grandes y se eleve la demanda interna en toda la región, mientras que se prevé que la Argentina se contraiga a un ritmo más lento, del 1,3 %”.
En referencia a los controles de precios, el Banco Mundial indicó que “son una herramienta ampliamente utilizada en los mercados emergentes y las economías en desarrollo”.
“Si bien en ocasiones se emplean como instrumento de la política social, los controles de precios pueden disminuir la inversión y el crecimiento, empeorar los resultados referidos a la pobreza, llevar a los países a generar una pesada carga fiscal y complicar la aplicación eficaz de la política monetaria”, advirtió.
Según el BM, el reemplazo de estos controles “por redes de seguridad social mejor orientadas y más extensas, reformas que alienten la competencia y un entorno regulatorio sólido, puede resultar favorable para los pobres y el crecimiento”.
Respecto de la inflación, el Banco Mundial puso de relieve que “para mantener niveles de inflación bajos y estables en un contexto de presiones fiscales crecientes y de riesgo de crisis cambiarias, los funcionarios responsables deben fortalecer los marcos de política monetaria y la capacidad de los bancos centrales, y reemplazar los controles de precios por políticas más eficientes”.
La vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial, Ceyla Pazarbasioglu, afirmó que “en vista de que el crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo probablemente se mantendrá bajo, los responsables de formular políticas deberían aprovechar la oportunidad para encarar reformas estructurales que impulsen un crecimiento de base amplia, factor esencial para reducir la pobreza”.