Según un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), Argentina ha fallado en construir trabajos de calidad en los últimos 20 años, a la vez que no ha logrado reducir la gran cantidad de adultos que no trabajan.
En el 2003, a la salida de la crisis del 2001, la estructura del mercado laboral argentino era muy precaria. Del total de personas en edad de trabajar que vivían en centros urbanos, el 44% estaba sin trabajo sea como desempleado, inactivo o cobrando en aquel entonces el Plan Jefas y Jefes de Hogar.
En tanto, el 19% tenía un empleo privado formal y otro 9% eran empleados públicos. El restante 28% de la gente en edad de trabajar estaba ocupada en la informalidad. La tasa de pobreza era de 50%.
“En los 20 años transcurridos hubo una primera década donde se disfrutó una inédita bonanza económica internacional y una segunda de retorno al estancamiento económico. En el interín, la población urbana en edad de trabajar creció en 6 millones de personas”, señaló Idesa en su informe.
Con información publicada por el Indec se puede estimar, a grandes trazos, cuál fue la inserción laboral de este aumento en las personas en edad de trabajar:
- El empleo privado formal absorbió aproximadamente 3 millones de personas.
- El empleo público creció en 1 millón de personas.
- El empleo informal se expandió en 2 millones de personas.
Estos datos muestran que Argentina tiene una debilidad estructural en la generación de empleos de calidad.
Además de que no se logró reducir la gran cantidad de adultos en edad activa que no trabajan, “La otra grave consecuencia es que apenas la mitad de los empleos generados fueron empleos privados registrados. El resto fue empleo público -mucho del cual es empleo espurio- y empleos informales. Por esto, no debe extrañar que la tasa de pobreza se mantenga en el orden del 40% de la población”, explica el informe.
Idesa cree que las consecuencias sociales de esta falta de creación de buenos empleos no pueden ser revertidas con programas asistenciales, ni siquiera corrigiendo las enormes deficiencias en su gestión.
“El camino correcto es poner la atención en los factores causales de la débil generación de empleos de calidad: baja inversión productiva, profundo deterioro del sistema educativo y atávicas instituciones laborales”, agregó.
“Para revertir esta situación se necesita audacia, innovación y paciencia. Suponiendo un contexto que aliente la inversión y que se mejore la legislación laboral, revertir los daños que se hizo en el sistema educativo llevará mucho tiempo”, afirmaron.
En este sentido, solo 40% de los adolescentes está terminando la secundaria a tiempo. Más grave aún es que los estudiantes acumulan escasos conocimientos y habilidades
Por ejemplo, los resultados de las pruebas Aprender -que realiza el Ministerio de Educación- señalan que, en el 2021, 70% de los niños de hogares pobres que cursaban 6° grado de primaria no alcanzan niveles mínimos de conocimientos en lengua y matemática.
“Hay que insistir, enfáticamente, que la única manera de mejorar la situación social es con más empleos de calidad. La única manera de lograr esto es con más empresas privadas e incentivando a las existentes a aumentar sus inversiones, modernizando la gestión educativa y actualizando la legislación laboral“, concluyó.