Los presidentes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay firman hoy un convenio que apunta a completar la Unión Aduanera “perfecta” en 2019.
A casi 20 años de su creación y luego de sufrir duros ataques en la década neoliberal, el Mercosur muestra hoy no sólo una estructura consolidada con relación al volumen de intercambio entre los países miembros sino que también proyecta la unión absoluta de sus regulaciones aduaneras para favorecer el crecimiento de su comercio exterior como bloque.
Con ese espíritu, los ministros del Mercosur firmaron ayer con sus pares de siete naciones un acuerdo de preferencias arancelarias que revitalizará el comercio entre las naciones sudamericanas y que será ratificado hoy por los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Se trata del “Protocolo de San Pablo”, un convenio alcanzado en el marco del Sistema Global de Preferencias Comerciales entre Países en Desarrollo (SGPC), que tomó caracter ministerial durante la 40ª Cumbre del Mercosur que se realiza en la ciudad de Foz de Iguazú (Paraná, Brasil).
El acuerdo abarca 47.000 líneas de productos, “lo que representa un importante paso para el comercio sur-sur”, aprobado ayer por los ministros de exterior del Mercosur, junto a los de Cuba, Egipto, India, Indonesia, Malasia, Corea y Marruecos, quienes firmaron este protocolo.
Además, los gobiernos de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguar acordaron hoy un cronograma para eliminar los regímenes especiales que protegen distintos sectores industriales y de servicios, junto con la unificación de los trámites aduaneros, y de las patentes de autos, como parte de un proceso de consolidación.
“Si cumplimos con lo acordado, estaremos en condiciones de llegar a una Unión Aduanera perfecta”, sostuvo el secretario de Relaciones Económicas de la Cancillería Argentina, Luis María Klecker.
El acuerdo implica que los distintos sectores deberán competir entre sí sin aranceles o medidas que los protejan, salvo frente a terceras naciones.
No obstante, las cuatro naciones miembros del bloque mantienen restricciones que protegen sectores “sensibles” de la economía y son éstas las que habrá que saber armonizar para poner en funcionamiento de manera definitiva el acuerdo.
Si bien el arancel externo común se ubica hoy en 20%, los países tienen derecho a establecer excepciones, aplicando el propio. Algunos rubros cuentan con aranceles de hasta 35%. Lo cierto es que aquél es una condición necesaria para que el Mercosur pueda convertirse en un único territorio aduanero.
“Hasta ahora, 95% del comercio dentro del Mercosur está liberado. Con este cronograma y los procedimientos allí delimitados, buscaremos limpiar el otro 5%”, explicó el secretario Luis María Klecker.
Consultado sobre este tema, el economista Carlos Kesman señaló que estas señales de unificación “tienen un atraso de no menos de 10 años” y detalló que la deuda data de la época en que se firmó el protocolo de Ouro Preto, en 1994, que fijó un plazo máximo de dos años para alcanzar dicha meta.
El acuerdo que rubricarán hoy los presidentes incluye un cronograma para eliminar los regímenes especiales y la unificación de los trámites aduaneros.
Si bien, en principio, el plan se percibe sólido, Kesman señaló que las mayores dificultades se producirán a la hora de “armonizar las políticas macroeconómicas de los países miembros”. El economista aclaró que se trata de un punto que el Mercosur debe “encarar definitivamente”, ya que, según detalló, “hoy el comercio del bloque crece como fruto de las restricciones”.
Con el convenio que se firma en el día de la fecha el Mercosur intentará responder a una deuda que acarrea desde 2006 y que pretende saldar definitivamente en 2019.
Balanza comercial
– El comercio intrazona del Mercosur cerrará este año con una cifra récord de 42 mil millones de dólares. Las exportaciones del bloque al resto del mundo se ubicarán en torno a 30 mil millones de dólares.
– El comercio interno muestra una elevada concentración en manufacturas industriales, que superan 70%.