Por Marcos Gianetto *
En el ámbito jurídico, cuando se debe recurrir a la verificación de la autenticidad e integridad de documentos escritos, es frecuente que se soliciten peritajes documentológicos y/o caligráficos.
Las tareas para dar esas respuestas pueden estar relacionadas a la determinación de la autoría de firmas manuscritas, al estudio de alteraciones documentales o al establecimiento del orden de llenado de un documento, entre otras.
Así, a partir del análisis material de un documento, el perito realiza un proceso histórico reconstructivo para determinar cómo y cuándo se realizó el documento y quién lo firmó o llenó.
Ante la diversidad de tareas específicas que se deben realizar, se requiere de profesionales altamente capacitados tanto en comportamiento escritural como en papel y tintas, entre otras materias, y que, además, tengan habilidades en el manejo de instrumental técnico. Es decir, en la figura del perito calígrafo abrevan diversas ramas del conocimiento y se requieren de habilidades complejas para llevar adelante un trabajo pericial fiable.
Es bien sabido que el trabajo tradicional de un perito calígrafo se vincula a los documentos escritos en papel, ya sea para realizar estudios sobre las firmas manuscritas, impresiones, escritos mecanográficos o estampas de sello, pero durante la pandemia se han introducido nuevos tipos de documentos y manuscritos que requieren de otras habilidades y conocimientos específicos.
En los últimos años, los peritos calígrafos vimos cómo ya no teníamos acceso al material en papel, sino que se nos suministraban documentos digitalizados mediante escáneres o fotografías. Así, el perito calígrafo pasó de analizar un trazo de bolígrafo en el microscopio a verificar mediante herramientas informáticas la posible presencia de elementos manuscritos clonados en una fotografía, para luego, sí, realizar un cotejo de imágenes de firmas y documentos.
Firmas
También, con la pandemia, han comenzado a aparecer las nuevas modalidades de firmas manuscritas: las realizadas sobre tabletas digitales o celulares. Bancos y comercios varios están digitalizando sus procesos con el objetivo de llevar adelante una gestión comercial más eficiente (menos papel, menos archivos físicos, menos tiempo de procesamiento administrativo), pero no todos tienen herramientas de captura de firmas que permitan realizar, en caso de litigio, un peritaje fiable sobre esas firmas. Se firma con el dedo o en el celular o con una baja tasa de muestreo o en condiciones que no son las óptimas, priorizándose una gestión comercial sobre un correcto ejercicio de identidad. Además, ¿se ha preguntado el lector adónde va su firma cuando la realiza sobre una tableta digital? pues en esos casos su escritura no se adjunta físicamente a un único documento en papel, sino que se debería encriptar a un único documento digital, lo cual no sucede en todos los casos, pues no siempre se sigue la normativa del Banco Central sobre este punto ni se cuenta con la tecnología adecuada de captura de firmas.
Las investigaciones realizadas demuestran que si la firma se encuentra correctamente digitalizada, con su respectiva información biométrica que introduzca valores de tiempo, fuerza/presión, velocidad, el perito calígrafo podrá llevar adelante un peritaje tan fiable como el tradicional realizado con firmas ejecutadas con tinta líquida sobre papel. Sin embargo, si no están dadas esas condiciones de captura, es posible que la firma digitalizada no tenga las suficientes cualidades para ser abordada pericialmente.
Estos documentos digitalizados y firmas electrónicas manuscritas se han constituido en nuevos objetos de estudio que requieren de conocimientos y habilidades periciales que no han formado parte de los programas de formación tradicionales, y es así que la pandemia también trajo la posibilidad de compartir espacios virtuales de capacitación especializada con colegas de otros países que llevan años analizando ese tipo de materiales de estudio.
Al interactuar con colegas de otras nacionalidades surgieron interconsultas en cuanto a otros aspectos de suma relevancia al momento de evaluar la transparencia y fiabilidad de un peritaje caligráfico. Quizás las más destacadas se refieran al avance que se está realizando en distintos países para la acreditación de los laboratorios de análisis forense de documentos y escritos manuscritos, como está sucediendo en México, Paraguay y Colombia, entre otros, algunos bajo la dirección de programas de asistencia extranjera, como el ICITAP del Departamento de Estado de EEUU, y otros por propia iniciativa. Por supuesto, que un laboratorio esté acreditado bajo normas internacionales de consenso, como las ISO o estos programas internaciones, no significa que sus trabajadores realicen un trabajo pericial eficiente y fiable. Es por ello que algunos gobiernos, además de acreditar sus laboratorios, están certificando las competencias de sus peritos con empresas evaluadoras independientes.
Estas evaluaciones de competencias forenses son prácticas habituales en distintos laboratorios gubernamentales de otros países desde fines del milenio pasado, pero que no tienen resonancia en los laboratorios gubernamentales de Argentina (ni federales ni provinciales) y tampoco en las listas de peritos de oficio que trabajan en los fueros civil y laboral de las distintas provincias, por ejemplo.
De esta manera, en Argentina se sostiene una estructura de peritos que seguramente tienen una formación adecuada, pero que no está siendo evaluada en cómo realiza su trabajo; es decir, en el saber hacer. Sin dudas, el resultado de un peritaje está asociado a una formación continua y especializada, además de a las buenas prácticas forenses (como el trabajo con revisión de pares), pero también es cierto que la comunidad no tiene por qué confiar en profesionales que no demuestran, en evaluaciones independientes y transparentes, que saben realizar su tareas de manera eficiente y fiable.
Es por eso que, en un futuro cercano, esta certificación de competencias profesionales debería ser una condición necesaria para el ejercicio profesional en los laboratorios gubernamentales y para todo perito que trabaje en las listas de oficio de la justicia provincial o federal.
(*) Calígrafo público. Campus Forense
Estimado Marcos buen día, lamentablemente disiento respecto tu afirmación “…valores de tiempo, fuerza/presión, velocidad, el perito caligrafo podrá llevar adelante un peritaje tan fiable como el tradicional realizado con firma ejecutadas con tinta liquida sobre papel…”, toda vez que dichos parámetros, por si solos, resultan insuficientes desde el punto de vista de la técnica pericial caligráfica, como para equiparar a una firma digitalizada con la realizada con tinta u otro elemento grafico, sobre papel.
Únicamente podrán estudiarse morfológicamente con las limitaciones técnicas ya conocidas por cualquier calígrafo. Saludo Cordial
👋👋👋👋👋👋
Excelente observación Marcos, como ha facilitado la tecnología en la comunicación de estos aspectos tan importantes.
No es sin razón que se dice que la educación es el único medio de no ser esclavo.
La actualización es importante en la profesión.
Gracias por tu interés.
Un abrazo.