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Pese a sus diferencias, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quieren endurecer los controles. Moderaron el tono de sus discrepancias hace pocos meses y, ante el recrudecimiento de la crisis, se reunieron nuevamente
En junio, en París, Francia, el presidente Emmanuel Macron y la primera ministra italiana Giorgia Meloni se reunieron en el Palacio del Elíseo tras meses marcados por discrepancias y turbulencias en las relaciones entre sus países.
La primera controversia se produjo en noviembre de 2022, cuando Roma se opuso al desembarco del barco humanitario “Ocean Viking”, que al final atracó en el puerto francés de Tolón.
Una polémica parecida tuvo lugar en mayo, cuando el ministro del Interior de Macron, Gérald Darmanin, le reprochó a Meloni ser “incapaz de gestionar los flujos migratorios” y el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Antonio Tajani, anuló un viaje que tenía previsto a Francia.
Años antes, en 2018 y 2019, con otro gobierno en Italia, Francia criticó la dura política del país con los barcos humanitarios. Por su parte, Italia acusó de “hipócritas” a los integrantes de la administración francesa, que repele el ingreso de migrantes en la frontera francoitaliana.
Pese a las diferencias ideológicas entre el centrista Macron y la derechista Meloni, ambos tienen puntos en común sobre la “cuestión migratoria”: son partidarios de endurecer los controles.
Hace horas, se reunieron en Roma para buscar una “solución europea a la cuestión migratoria”, por el desembarco masivo de personas desde el norte de África.
Los dos líderes asistieron al funeral de Estado del ex presidente Giorgio Napolitano en el palacio Montecitorio, sede de la Cámara de Diputados, y luego de las exequias caminaron hasta el Palacio Chigi, donde mantuvieron un encuentro sin delegaciones, según reportó la agencia de noticias Europa Press.
En la previa de las conversaciones, el pasado fin de semana, Macron anunció en una entrevista televisiva una propuesta para aumentar los esfuerzos en la lucha contra la inmigración irregular y dijo que no podían “dejar solos” a los italianos. Meloni respondió que le generaba un “gran interés” desarrollar la propuesta en forma conjunta.
El lunes, desde París, el italiano Tajani declaró que la migración “es un problema que debe abordarse a nivel europeo”; incluso, pidió la intervención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Lampedusa
El debate en la Unión Europea (UE) sobre la responsabilidad de los países del continente por los solicitantes de asilo se reavivó con los desembarcos en la isla italiana de Lampedusa, a principios de este mes.
Hace 15 días, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, presentó en la isla mediterránea un plan de emergencia para ayudar a Italia a manejar la llegada récord de personas a su territorio.
Von der Leyen visitó con Meloni el centro de acogida para migrantes de la pequeña isla, que está saturado. La Cruz Roja italiana informó que había unas 1.500 personas en el lugar, que tiene capacidad para 400.
Von der Leyen y Meloni pidieron ayuda a los socios europeos para manejar los flujos migratorios procedentes de África y recibir a parte de los migrantes llegados a la isla. En ese marco, la italiana afirmó: “Lo que está en juego es el futuro que Europa quiere darse”.
Por su parte, la jefa del ejecutivo europeo presentó un plan de ayuda de 10 puntos orientado a gestionar la situación, repartir mejor a los solicitantes de asilo entre los miembros del bloque y prevenir la repetición de los episodios de arribo masivo que ponen bajo presión a los sistemas logísticos y administrativos de Italia.
Von der Leyen explicó que el objetivo del programa es combinar una postura firme frente a los traficantes de personas y una simplificación de las vías legales para que quienes reúnan los requisitos para pedir asilo puedan llegar a Europa.
Estimó que la migración irregular es “un desafío europeo que necesita una respuesta europea” y pidió a los otros países del bloque que reciban a parte de los migrantes llegados a Italia.
Frontex
El ejecutivo europeo quiere reforzar la ayuda que da a Italia la Agencia de Asilo de la Unión Europea (AAUE) y la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), para garantizar que los migrantes sean registrados, que se tomen sus huellas dactilares y que sean entrevistados.
Frontex y otras entidades deberán, además, mejorar la vigilancia del mar y analizar opciones para ampliar sus misiones en el Mediterráneo.
A principios de septiembre, unas 8.500 personas, más que toda la población local de Lampedusa, de unos 7.000 habitantes, llegaron a bordo de 199 embarcaciones, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de la ONU.
La nueva crisis generó una intensa actividad diplomática.
Lampedusa, la isla más meridional de Italia situada a menos de 150 kilómetros de la costa tunecina, es un punto habitual de llegada de migrantes del norte de África.
En total, más de 127.000 migrantes irregulares alcanzaron las costas italianas desde el inicio del año, casi el doble en comparación con el mismo período de 2022.
Para Meloni, la presión migratoria que está sufriendo su país en la actualidad es “insostenible”.
