Por Sergio Castelli* e Irene Rivarola*
En 2007, La Serenísima, la famosa marca argentina especializada en productos lácteos, vivió una disputa legal que subrayó la importancia de proteger los elementos distintivos de una marca, como los logotipos y los nombres comerciales. Ese año, la gigante láctea se vio obligada a enfrentar a una pequeña empresa local que había registrado un logo notablemente similar al suyo.
La empresa competidora, que también operaba en el sector lácteo, comenzó a utilizar un diseño que, al incorporar elementos tipográficos y visuales semejantes al de La Serenísima, causó confusión en el mercado. Esta similitud generaba que muchos consumidores asociaran los productos de la pequeña marca con la reconocida y confiable imagen de La Serenísima, lo que resultaba problemático, especialmente en el sector alimenticio. En este rubro, la reputación y la confianza del consumidor son esenciales, y cualquier duda sobre la autenticidad de un producto puede tener repercusiones significativas.
Ante esta situación, La Serenísima denunció que la pequeña empresa estaba infringiendo sus derechos de propiedad intelectual. La marca de los lácteos argumentó que el logo competidor incurría en competencia desleal, ya que la similitud visual induciría a los consumidores a pensar que los productos pertenecían a la misma compañía o, al menos, que compartían la misma calidad. Además, subrayaron que la empresa rival se aprovechaba del prestigio ganado por La Serenísima a lo largo de los años para posicionarse en el mercado, algo que no solo representaba un riesgo para la reputación de la marca líder, sino también para el orden en el mercado.
La demanda fue presentada ante la justicia, y La Serenísima exigió que se prohibiera el uso del logo similar. La empresa buscaba evitar que la confusión afectara su presencia en el mercado y su vínculo con los consumidores.
El tribunal falló a favor de La Serenísima, considerando que la similitud en los diseños era lo suficientemente significativa como para inducir a los consumidores a cometer un error sobre la procedencia de los productos. La sentencia obligó a la pequeña empresa a cesar el uso del logotipo y a modificar su identidad visual, dejando claro el derecho de La Serenísima a proteger sus activos de propiedad intelectual.
Este caso se convirtió en un referente sobre la importancia de proteger las marcas, especialmente aquellas con un reconocimiento masivo. Reflejaba cómo una marca consolidada debe estar atenta a los riesgos de competencia desleal, que no solo afectan la confianza de los consumidores, sino que también ponen en peligro la reputación construida con años de trabajo.
Más allá de la resolución legal, el impacto de este caso fue significativo para el mercado argentino. La Serenísima no solo logró proteger su logo, sino que también marcó un precedente importante para otras empresas que, como ella, tienen elementos distintivos de gran valor comercial.
Este tipo de disputas subraya que las marcas deben ser proactivas en registrar y defender sus derechos de propiedad intelectual, garantizando que sus logos y nombres comerciales no sean utilizados sin autorización, incluso por competidores pequeños o menos conocidos.
Las lecciones que surgen del caso son claras: primero, las marcas deben asegurarse de registrar y defender sus logotipos, nombres comerciales y otros elementos distintivos, ya que son activos cruciales para el éxito empresarial. Segundo, la confusión del consumidor debe ser evitada a toda costa, pues puede diluir el valor de la marca y generar desconfianza en los productos. Finalmente, la competencia desleal no debe ser ignorada, ya que no solo afecta a las grandes empresas, sino que también desestabiliza el mercado al permitir que marcas más pequeñas se beneficien de la reputación ajena.
Este episodio no solo evidenció la importancia de la propiedad intelectual, sino que también resaltó las complejidades de las disputas legales en torno a marcas y logotipos. Los tribunales deben evaluar cuidadosamente si existe confusión en el mercado, un factor decisivo al momento de dictar sentencia. En este caso, la resolución reafirmó el valor de una marca y su derecho a proteger su identidad frente a quienes intenten aprovecharse de su imagen y prestigio.
En definitiva, el conflicto de La Serenísima es un recordatorio de la necesidad de estar siempre alerta ante los riesgos de competencia desleal y de cómo una gestión eficiente de los derechos de propiedad intelectual puede proteger tanto la reputación como el éxito comercial de una marca.
(*) Agente de la Propiedad Industrial.
(*) Abogada.