El conserje del hotel que funcionaba contiguo al boliche República Cromañón, complicó ayer la situación de Rafael Levy, dueño del predio en el que funcionaba la discoteca, y la de Omar Chabán, al dar detalles de las reuniones que mantenían ambos empresarios. En una nueva jornada del juicio, el empleado reveló que esos encuentros –de los que también participaba José Luis Villarreal, mano derecha de Chabán- eran para analizar las quejas de los pasajeros del hotel Central Park 11 por la filtración de ruidos desde Cromañón en las noches de recitales.
Con su declaración, el conserje Maximiliano Chaparro describió, además, una serie de reformas edilicias que se habían realizado en el lugar previo a la inauguración del boliche, que incluían el tapiado de varias tomas de aire ubicadas en el techo, a las que se refirió como “grandes ventiladores”.
Por otra parte, el conserje probó que el hotel y Cromañón tenían comunicación directa, con una foto que exhibió a los jueces. Y agregó que en la folletería y la página web del Central Park 11, el boliche se ofrecía como “Central Park Stadium”, un local presuntamente “del hotel, con capacidad para unas 4.000 personas”.