ESCUCHAR“El conflicto agropecuario se convirtió en un conflicto político que produjo fisuras en el propio partido de la presidenta Cristina Fernández”, aseguró a Comercio y Justicia el politólogo y director del Doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario, Hugo Quiroga, en el marco de la conferencia que brindó en el Colegio Universitario de Periodismo (CUP).
“Se vislumbró una caída en la autoridad presidencial, ya que Cristina Fernández quedó muy respaldada por el PJ, pero dentro del mismo partido hay sectores que no apoyan las retenciones móviles, como es el caso del propio gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, o el de legisladores y diputados a los que no les ha gustado cómo fue encarado el conflicto. Creo que hay una fisura en el PJ, lo que es una complicación para el Gobierno”, completó.
-En su exposición describió a la Argentina como “un laboratorio político”, ¿por qué?
-Hacía referencia a que la historia argentina es un proceso con muchos matices. Con idas y vueltas, con muchas novedades. Alfonsín es el primer gobierno de la democracia que juzga a los militares como nadie en América Latina. Luego no pudo terminar su mandato. Vino Menem, que realizó la reforma neoliberal, votada y aceptada por la mayoría de la sociedad. Después se votó un gobierno de signo distinto y vino la Alianza. Tuvimos un vicepresidente que renunció por denuncias de corrupción. Una crisis y colapso institucional en 2001. La sociedad salió a la calle a pedir “que se vayan todos”; es decir, una desconfianza total hacia las instituciones democráticas. Hubo una crisis profunda de representación, del sistema de partidos políticos, se diluyeron los partidos tradicionales. Hubo crisis de identidad política masiva, ya que la mayor parte de los afiliados desconfiaron de sus partidos.
Luego vino el default, que fue aplaudido en el Congreso, sin embargo más tarde se pagó al FMI. Tuvimos Presidentes que gobernaron con decretos de necesidad de urgencia, como Menem y De la Rúa. Luego, el ex presidente Néstor Kirchner rearmó el PJ y parecía que el sistema partidario iba a pasar por un partido predominante. Luego vino el conflicto con el campo y con la reorganización, todavía no se sabe en qué va a quedar. Todo esto es para demostrar que hay una sucesión de hechos con gran ritmo y tanta vertiginosidad. Uno no alcanza a asumir uno hecho, cuando ya aparece uno nuevo. Alcanzamos de salir de la crisis de 2001-2002 y cuando estábamos creciendo y parecía que todo iba bien, vino el conflicto con el campo.
-Usted describe al 2001 y al conflicto con el campo como dos hechos que no pasarán desapercibidos…
-La crisis de 2001 fue la que puso en crisis el sistema de partidos y de representación y que generó con más claridad la desconfianza hacia la actividad política, lo cual va a persistir. No va a haber más una ciudadanía que duerma tranquila. De hecho, se está constituyendo en una ciudadanía vigilante. Y el conflicto con el campo, lo que revela es que no se puede gobernar más de una manera verticalista y con un sistema tan concentrado de poder, porque apareció un actor como el campo, que tiene capacidad de bloqueo, y puso en cuestión el poder antagónico y concentrado.
-¿Por qué la gente apoya al campo?
-Porque tiene críticas hacia este Gobierno. Está el problema de la inflación, que es muy grave, y desde
