Confirman que Brenda fue asfixiada y era maltratada

La cuarta audiencia del juicio por jurados populares que se celebra en la Cámara 3ª del Crimen de la ciudad de Córdoba por el fallecimiento de una beba de tres meses, llamada Brenda, giró en torno a intentar dilucidar qué grado de responsabilidad le cupo en el hecho al padrastro de la pequeña, Roberto Carlos Romero, y confirmar la razón del deceso de la niña.
Para ello, el tribunal tomó en primer término declaración el perito Oscar Díaz Moreno, quien del mismo modo que lo hizo su colega Adolfo Bergese, confirmó que Brenda murió asfixiada y que las lesiones encontradas en su cuerpo eran “compatibles con maltrato activo”. En este sentido, Moreno explicó que la pequeña presentaba en su cuerpo lesiones de distinto tipo y evolución y una fractura en su costilla izquierda.

Entre los testigos, también fue citado a declarar Carlos Kalustian, el perito oficial que tuvo a cargo el análisis de los datos aportados por la tickeadora del remise que manejaba el imputado. Dicho testimonio era considerado fundamental, teniendo en cuenta que a partir de allí podría dilucidarse si Romero realmente estuvo trabajando al momento de ocurrido el deceso de Brenda. La duda no pudo ser resuelta y quedó flotando en la sala de audiencia, toda vez que del comprobante emitido por el reloj del automóvil surgió que el 29 de junio (día de la muerte de Brenda) el vehículo de Romero no realizó viaje alguno.

No obstante, el perito entendió que, en realidad, se trataba de una impresión “borrosa”. Así, explicó que había que seguir la secuencia de horarios de viaje del vehículo y fácilmente de allí se desprendía que ese automóvil, el día 29 sí estuvo en funcionamiento. Sin embargo, y para aclarar un dato que no es menor, el fiscal de Cámara, Marcelo Altamirano, solicitó que se cite a declarar al dueño de la remisería donde trabajaba Romero y se contacte a las personas que, supuestamente, fueron trasladas por el acusado ese día.
Otra de las personas que pasó por la sala de audiencia fue la madrastra de Romero, Estela Maris Agüero, quien lejos de aclarar qué pudo haber ocurrido aquel día, dejó más dudas que certezas. Con una actitud continuamente evasiva, la mujer dijo no recordar qué le explicó el imputado cuando acudió a su casa con la pequeña muerta. “Me dijo algo así como que tenía un problema con la beba, que estaba como muerta o media muerta, no sé”, afirmó. Al finalizar su declaración, el tribunal le preguntó a Agüero qué pensaba sobre lo que le pudo ocurrir a la beba, a lo que rápidamente respondió “no lo sé, no soy médica”.