El dato se desprende del análisis del programa de gobierno que promueve y subsidia el salario para incluirlas en el mercado laboral.
“Que las empresas hagan las evaluaciones que quieran sobre la productividad de las mujeres, lo mejor son los números. Las mujeres no se emborrachan, no faltan y -si faltan- es por problemas concretos de salud, no por otras razones”. Sin más vueltas y basada en investigaciones, la politóloga y especialista en temas de género, Sandra Cesilini, promueve la oportunidad de inclusión de mujeres en el mercado del trabajo.
Con una vasta experiencia de estudio de grupos vulnerables y género, la especialista fue convocada por el Consejo para la Planificación Estratégica de la Provincia de Córdoba (Copec) y el Programa de Naciones Unidas (Pnud), para exponer sobre “Políticas de Estado a favor de la equidad de género” a raíz de su estudio sobre la implementación del Programa “Córdoba con ellas” que lleva adelante la actual gestión provincial.
En diálogo con Comercio y Justicia desgranó algunas conclusiones sobre la participación de las mujeres en el ámbito laboral local a raíz del apoyo con subsidio gubernamental para promover la inclusión de ellas.
– ¿Qué datos le llamaron la atención sobre la iniciativa de mayor inclusión de las mujeres que lleva adelante el programa “Córdoba con ellas”?
– En Córdoba hay una gran necesidad de primer empleo, independientemente del nivel de educación. Hay gente con alto nivel de formación que no está consiguiendo empleo, que requiere de una ayuda del Estado para conseguirlo. Por ejemplo, 58% está compuesto por universitarias sin hijos y que se incorporan (al mercado) con un salario básico subsidiado.
– ¿Qué análisis amerita que se apoye a este segmento que tiene más herramientas que aquellas mujeres en situación vulnerable?
– Considero que si no hubiera sido con ayuda del Estado las empresas no las hubieran tomado. La idea este programa es que tomen mujeres, se subsidia más que elijan mujeres, estás induciendo a las empresas a que las tomen porque ese sector es reticente. Muchos empresarios opinan que las mujeres piden licencia por maternidad, que tienen más nivel de ausentismo por el cuidado de hijos y ancianos a cargo; sin embargo, hay experiencias para contar como la que se hizo con Fiat, que incorporó mujeres. Mil de estos beneficios son para la automotriz. Ante la renuencia de los empresarios, hay que decirles que las mujeres tienen una mayor dedicación, se adaptan mejor a las nuevas tecnologías y tienen muchas ventajas, pero hay que convencerlos y subsidiarlos. Hay otros países donde la legislación y la práctica de políticas de igualdad de acceso a los puestos de trabajo son muy fuertes.
– ¿Y qué ocurre con nuestra legislación?
– Hay legislación en Argentina pero no necesariamente se traduce en la práctica. Hay que reconocer, por ejemplo, que el país es el que tiene mayor participación de legisladoras en América Latina pero en la participación en los gabinetes del Ejecutivo, aquella en los municipios como intendente, ahí el nivel se revierte fuertemente. A nivel sindical también, sólo cuatro pro ciento de los dirigentes es mujer.
– ¿Y qué ocurre en el sector privado?
– El sector privado empresarial está menos estudiado aún, pero también ocurre esto al igual que en los directorios de las organizaciones de la sociedad civil y en las universidades nacionales. Sólo hay tres rectoras en todo el país, en la Universidad Nacional de Santiago de Estero, la de Lanús y la de Córdoba. Tres sobre 34 universidades nacionales, siendo que 52% de los estudiantes son mujeres. Esta paradoja de participación es lo que hay que tratar de vencer. Bienvenido si un programa hace una política activa en este tema. Por ejemplo, me parece innovador aplicar transversalidad e incorporar a las mujeres rurales mediante la estrategia de apoyo a microempresas, algo que contempló el programa cordobés.