Implica una inversión de entre 15 mil y 30 mil pesos. El mercado se transforma y ya se avizoran nuevas opciones. Los pasos claves del proceso industrial, desde la idea hasta el CD. Por Soledad Soler /[email protected]
En plena era tecnológica, comprar un CD de música es una costumbre casi olvidada, al menos como práctica de consumo masiva. No es novedad que así como el cassette enterró al vinilo, la reproducción digital impacta hoy fuertemente sobre el mercado discográfico. La producción de discos es, sin embargo, parada obligada para los artistas que pretenden el reconocimiento de sus pares, de los medios de comunicación y de los organizadores de festivales.
En Córdoba, convertir el arte en un producto como el disco compacto implica destinar una inversión que va de 15 mil hasta los 30 mil pesos, dependiendo de la calidad pretendida.
De la idea al producto
Cuando un grupo se decide a grabar un disco, se enfrenta primero a largas horas de grabación. Los estudios como “1961” y Latitud Sur ofrecen el servicio por valores que van de 50 a 120 pesos por hora. Esto significa un primer desembolso de entre cinco mil y doce mil pesos, considerando que para grabar un disco de aproximadamente 12 temas se requieren unas cien horas en estudio.
Terminado este proceso, se encara la masterización -el copiado original y legal- que Latitud Sur ofrece por 1.500 pesos. Según el sondeo realizado entre músicos locales, se trata de la única oferta para este tipo de proceso en el mercado local. Muchos artistas optan por masterizar en Buenos Aires, donde las posibilidades son algo más diversas en cuanto a calidad, aunque con tarifas mayores.
Con el máster en manos, es hora de pensar en cómo se verá el producto. La producción gráfica -que incluye horas de trabajo de diseño, creatividad, operatividad y seguimiento del producto- cuesta entre 600 y 2.000 pesos. Los precios varían también en función de la calidad de materiales de impresión (caja de plástico o estuche de cartón), la cantidad de colores y el formato interior (el librito que suele contener las letras y el sistema de inserción del disco).
Una vez defnido el diseño, la replicación del material se hace en Buenos Aires, en empresas como MasterDisc o LaserDisc. La replicación de 500 CD representa un costo de aproximadamente 2.000 pesos.
Para poder comercializarlo, el artista debe resolver los trámites de Sadaic y Aadi-Capif, cuyas tasas rondan 800 pesos. Y, por último, debe tener en cuenta todos los gastos que parecen pequeños pero que suman: fletes y gastos en movilidad en general, que significan entre 1.500 y 2.000 pesos.
En suma, un artista necesita entre 15 mil y 30 mil pesos para producir su disco. Lanzarlo al mercado local exige luego emprender las tareas de comercialización, que significan un esfuerzo extra.
En vías de extinción
Aníbal Medina, productor de Latitud Sur, asegura que “hoy el mercado de discos está muerto” y que practicamente “nadie compra un CD de música”. Mencionó como una excepción el fenómeno que se da con Carlos “La Mona” Jiménez, el único artista que logra todavía vender sus discos de manera masiva.
Por este motivo, “desde hace cinco años vienen desapareciendo las grandes discográficas”, plantea, e indica que hoy el mercado atraviesa un profundo proceso de transformación.
A ello se agrega el hecho de que en una disquería como Edén – que ofrece también el servicio de producción discográfica para artistas locales – el músico obtiene 70 por ciento de la venta del CD y el resto queda para la casa. “De un disco que se vende a 25 pesos, el músico recibe 15 pesos”, apunta Antonio Cobo, productor de la mítica disquería cordobesa.
Las bandas optan más bien por comercializar CD durante sus recitales o distribuirlos entre periodistas, colegas y público amigo.
De todas maneras, hoy Edén tiene “en el horno” unos 341 titulos y Latitud Sur se encuentra produciendo en su totalidad (incluyendo desde la grabación hasta la réplica) 62 proyectos, con artistas como el Dúo Coplanacu y Calle Vapor, entre otros.
Las cifras dejan entrever que el CD continúa siendo una apuesta. “Los artistas progresan según la cantidad de discos grabados”, asegura Medina. Sin embargo, plantea que “el CD dejó de ser una unidad económica”, que progresivamente desaparece “como soporte”.
Esto obliga a repensar el negocio y comenzar a plantear vías alternativas para la sostenibilidad económica del rubro. El productor de Latitud Sur puso como ejemplo a China, donde “hay música sin disquería”. Sostuvo que se venderá cada vez más vía web, a través de sitios como iTunes y Amazon, donde el costo es de dos dólares por descarga.
Artistas locales como Lucas Heredia optaron por subir parte de su discografía a la web, como parte de una nueva estrategia comercial, destinada a ampliar el público consumidor de su música, más que a vender discos.
Alternativas
– En Córdoba existen dos alternativas que permiten abaratar costos. Por un lado, por medio de la Secretaría de Cultura de la Provincia y su programa “Disco es cultura”. Por el otro, a través del MUCC, en asociación con la Unión de Músicos Independientes (UMI).
– Por citar ejemplos, el grupo Enroque invirtió cerca de 15 mil pesos para editar su último material “Adiario”, mediante la UMI, mientras que Lucas Heredia desembolsó cerca de 30 mil pesos. Los costos varían según las pretensiones.