El presidente Javier Milei dice ser “un liberal libertario” y pregona siempre que el liberalismo al que él adhiere firmemente implica “el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada”.
Autoritario demagogo de derecha
Resulta que, de ninguna manera Milei respeta el proyecto de vida del prójimo que no piensa como él. En todo momento ataca, denigrando de una manera agresiva a quienes no coinciden con su pensamiento y, en ello, tampoco acata el “principio de no agresión” que dice aceptar.
El Presidente siempre encuentra una excusa para insultar, degradar y atacar a quienes no comparten su visión, particularmente, si es de un pensamiento progresista, socialista, peronista (particularmente kirchnerista, que tilda de “virus”) o a quienes denomina, en general, “zurdos” o “izquierdistas”. En este último aspecto, Milei ha tenido actitudes contradictorias. Repárese que a Patricia Bullrich la acusó de haber “puesto bombas en jardines de infantes” y de haber sido “una guerrillera asesina que participaba de una organización terrorista de izquierda, como Montoneros” pero, luego, la nombró su ministra de Seguridad.
Tampoco Milei defiende el derecho a la vida integralmente como afirma defender, por el contrario, no repartió comida que el Gobierno tenía en galpones, y mucha se dejó vencer. Incluso, no se cumplieron órdenes judiciales que obligaban a distribuir la comida que se tenía, para nutrir de alimentos a los comedores comunitarios existentes.
Todo ello, mientras el organismo de Naciones Unidas Unicef afirmaba que, en Argentina, “un millón de niños se van a dormir sin cenar”.
De igual modo, a las personas mayores adultas se las está sometiendo a “un verdadero genocidio por goteo”, atento a las magras jubilaciones que se les abonan, disminuidas por la inflación y la reducción de las prestaciones para la salud que se cubrían, por ejemplo, por el PAMI. Todo ello no les permite conseguir los alimentos adecuados, seguir los tratamientos médicos esenciales, ni contar con los medicamentos que necesitan.
Milei no respeta el derecho a tener libertad, sin discriminaciones. Ello así, ya que la libertad, con una pobreza de 53% de la población, es un derecho para usar por una minoría pudiente económicamente. Cada vez más hay personas que duermen en la calle porque no consiguen trabajo, no tienen dónde vivir y la opción libre que les queda es quedarse en una vereda para dormir; sin embargo, después, son desalojados como basura a ocultar.
Por su parte, se ataca también la libertad de expresión y se amenaza constantemente a los periodistas, a quienes, de manera general, Milei trata de “ensobrados corruptos, que operan como torturadores profesionales”; sin embargo, en su grave acusación, evita dar nombres de quiénes son los corruptos, cuando es su obligación legal hacerlo. Luego de esa crítica infundada dice, que deben “bancarse el vuelto” por su labor. Con esa actitud, el Presidente pone en riesgo la integridad física de las y los periodistas y demás trabajadores de prensa, que no tienen guardaespaldas que los o las defiendan. Además, constituye una clara amenaza que condiciona la libertad de informar.
Asimismo, la propiedad privada que se dice defender se garantiza, exclusivamente, a los sectores con capacidad adquisitiva. A ellos se les reduce el impuesto a los Bienes Personales; se les blanquea el dinero no declarado impositivamente, sin explicar su origen; importan sin pagar impuestos y se otorga alta rentabilidad a las inversiones especulativas financieras. Al mismo tiempo no se actualizan, debidamente, los salarios de los trabajadores o las jubilaciones conforme a la inflación, entre otras discriminaciones a la propiedad de los más débiles.
En realidad, Milei no es un libertario, como él se define, sino un “autoritario demagogo de derecha”.
Filosofía del odio, amenaza, miedo y muerte
Para preocupación de todos, Milei acompaña la creación del grupo que se denomina “Las fuerzas del cielo”. Esta agrupación se autopercibe como “el ejército de Javier Milei”. Ellos sostienen que son su “guardia pretoriana” o su “brazo armado”.
Uno de sus miembros principales, Daniel Parisini, conocido como “Gordo Dan”, llegó a decir, en el acto de lanzamiento de la organización, que está para defender al Presidente, “hasta con la propia vida”.
El lanzamiento del grupo estuvo montado con una escenografía de pendones y tipografía propia de los actos de Mussolini o de Hitler y en él se incitaba, con términos bélicos, a una “batalla cultural” definitiva contra los “enemigos”, a los que, en general, se refería como los “zurdos de mierda”.
En el acto también habló Alejandro Álvarez, subsecretario de Políticas Universitarias; reclamó “lealtad y organización” e instó a los participantes a tener una actitud de “un soldado de este ejército (…) tenemos que estar con el Presidente escudo con escudo. La fuerza de la legión se basa en la unidad de los escudos”.
A su vez, entre otros, habló Agustín Laje, presidente de la fundación oficialista “El faro”. Este personaje tiene frases como “el cerdo comunista de Maradona”; llama a las Madres de Plaza de Mayo “esas viejas hijas de puta” que criaron a chicos para matar, poner bombas y reclaman cuando “con toda justicia los mataron a sus hijos, porque el mejor terrorista es el terrorista muerto” y no duda en reivindicar lo actuado por la dictadura militar instaurada en 1976. Insultos todos esos canallas e inaceptables en Argentina, que operan como verdaderas calumnias, injurias y apología de delitos de lesa humanidad.
El grupo de choque busca legitimar una violencia, inaceptable en democracia. Tienen la misma lógica de los escuadrones de protección alemán (Schutzstaffel), abreviado “SS”, que era una organización paramilitar al servicio de Adolf Hitler y del partido nazi alemán.
El referido acto de violencia simbólica invitaba a un accionar directo colectivo. Lo que se agrava más, cuando el propio Presidente juega con la muerte de sus oponentes, al decir que le gustaría poner el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina Fernández adentro, lo que incita a verdaderos magnicidios épicos.
Lamentablemente, la vocación de actuar con violencia ya empezó a tener presencia: así se dio que militantes libertarios agredieron a investigadores del Conicet en Mendoza, durante un trabajo de investigación de un equipo de geólogos.
También los apretadores digitales han amenazado al periodista y comediante cordobés Emanuel Rodríguez, quien trabaja el personaje “Peroncho”, enviándole una foto de una bala como mensaje amedrentador.
A otro tuitero, que no es de los pagados por el gobierno, le difundieron su dirección (doxing). Allí, le mandaron una caja con tierra y lombrices y le dijeron “aquí vas a terminar vos”.
La justicia debe actuar urgentemente
El Gobierno debe repudiar expresamente este tipo de organizaciones y actitudes, bajo pena de ser cómplice por omisión de su accionar.
A su vez, el Poder Judicial y el Ministerio Fiscal, donde ya están radicadas denuncias respectivas, deben actuar urgentemente, para no permitir que se sigan dando aprietes y amenazas, que buscan generar miedo de pensar diferente.
En Democracia, las ideas se defienden en el debate público, sin amenazas inaceptables y en paz.
(*) Abogado constitucionalista cordobés, ex juez Federal de Córdoba y periodista columnista de opinión